Jean-François Fogel
Se ha dicho todo sobre la mala relación de Francia con EE.UU. Y con Inglaterra, ni hablar desde Napoleón. Pero me parece que todavía no hemos visto nada. Ahora, los anglosajones amenazan el patrimonio francés. ¿Qué queda del patrimonio en un país plagado por el desempleo, con motines en los suburbios de sus metrópolis y un estado en quiebra? Bueno, queda Proust. Los quince libritos de la colección blanca de la NRF que componen “En busca del tiempo perdido”. Chirac entra y sale del hospital, los jóvenes árabes queman carros, la deuda pública alcanza el 120% del producto interior bruto, pero queda Proust.
Es donde aparecen los anglosajones pues la casa editorial Viking Penguin acaba de publicar una nueva traducción de la obra maestra de Proust y basta leer el título de los dos primeros libros para entender la polémica. En francés, la primera parte se llama “Du côté de chez Swann”. C.K. Scott Montcrief, el primer traductor de Proust al inglés propuso en su época un magnífico “Swann’s way” que suena aún mejor que el idioma original. En el Reino Unido, en la nueva traducción, ese título sale ahora como “The way by Swann”, una creación oligofrénica cuyo única inspiración tiene que ser lo que se lee en camisas y pantalones: “Polo by Ralph Lauren”. No hay ninguna razón para cambiar el status de Swann que pasa a ser mero creador de un camino (way) en lugar de ser su propietario. (En Proust, no hay otra propiedad que la de las emociones proporcionadas por una experiencia recordada).
Pero la cosa no se detiene en el primer volumen. Viene el segundo: “A l’ombre des jeunes filles en fleurs”. Montcrief propuso para esa poesía imposible de traducir (en francés “la fleur de l’âge” significa la juventud) un “Whithin a budding grove” que da la idea de una masa vegetal a punto de florecer sin arriesgar la vergüenza de una metáfora barata: una jovencita es una flor. Pero los anglosajones, tanto los ingleses como los americanos, cometieron ese crimen al poner sobre la portada “In the shadow of young girls in flower”. Ya no estamos en Ralph Lauren sino en la moda hippie… No me importa que Chirac se lleve muy mal tanto con Bush como con Blair pero Proust, por favor.