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CHÁVEZ Y EL TIEMPO

Por 29 de agosto de 2007 Sin comentarios

Jean-François Fogel

En el chiste más conocido sobre los dictadores en América Latina, un presidente pregunta a su jefe de despacho “¿qué hora es?”. “La hora que le convenga” contesta el lúcido colaborador. Es lo que ocurre en Venezuela, con una pequeña diferencia: Hugo Chávez Frías combina ambas posiciones. Es el presidente y también el jefe de despacho de un poder que asaltó a todos: a la oposición, a EE.UU., a varios regímenes del continente antes de desafiar ahora al tiempo.

Creo que se trata de la aparición de un síntoma clave en la evolución de la Revolución bolivariana: a Chávez le falta tiempo, no le conviene la duración del día; denuncia hasta el sol que no amanece cuando tendría que hacerlo para favorecer sus planes. Tenemos que recordar que la gran Revolución francesa, en su época, mostró los primeros síntomas de descontrol de su proceso al intentar cambiar el calendario.

Cambiar el tiempo en lugar de cambiar las cosas es un síntoma de impotencia mezclada de frustración. Es lo que ve toda América Latina hoy en día al descubrir la doble ambición del líder venezolano: adelantar la hora treinta minutos y reducir la jornada laboral a seis horas. Visto desde Argentina como de la vecina Colombia el proyecto se parece a una huída para alejarse de la realidad (inflación, “escándalo del maletín”, oposición interna, desorganización de la economía, etc.).

Hasta ahora, la relación entre Chávez y el tiempo era más bien algo largo, interminable, tal como el reciente récord de duración de su programa Aló Presidente: siete horas y 43 minutos. Pero desde muy poco, todo va al revés: aceleración permanente. Su único opositor, Manuel Rosales, se equivoca cuando desafía al presidente bolivariano para que la reforma de 33 artículos de la actual Constitución no se vote en bloque, como está previsto, sino de forma individual. Chávez ya no vive en el mundo de las instituciones que necesita decisiones como ésta; vive sólo en una cumbre del poder, sin nadie para dialogar. Ya entró en el mundo fascinante y monstruoso de los caudillos latinos. El flujo del tiempo, para él, tiene que ser el flujo que le conviene. Cada día, su acción comprueba la terrible observación del poeta francés Paul Claudel: “No es el tiempo que nos falta. Somos nosotros quienes le faltamos a él”.

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Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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