Javier Rioyo
Antes de la muerte del amigo estaba acompañado por un delicioso, suave, tranquilo e inteligente libro de Julien Gracq. Bastante más que un libro de viajes, que también, son las notas de caminos y paisajes recorridos. Y otras maneras de viajar por la memoria, la vida, la historia y las lecturas. Se llama A lo largo del camino. Julien Gracq se acercaba con su coche por España con bastante frecuencia. Reivindica las desnudeces del paisaje castellano o los caminos secundarios por Aragón, por el delta del Ebro o por La Rioja. Invitación a circular perezosamente por carreteras secundarias. Entre los homenajes al paisaje, muy hermoso es el que hace de una tierra, unas carreteras y un espacio que queremos y conocemos muy bien. Gracq habla de Segovia:
"El recuerdo que guardo de Segovia -con una nitidez de fotografía- es el de su alcázar triangular, fortaleza curiosamente grácil al final de la cual la ciudad terminaba en punta afilada, hendiendo los trigales como el estrave de un crucero hundido. Ni un árbol. Desde allí, mi mirada tomaba al bajar una pequeña carretera de polvo más blanca que la harina; subía abruptamente hacia un pueblo castellano muerto de sed, encaramado sobre la cresta de la colina y que la carretera seccionaba justo en el medio como una almena. No había ni un alma en el paisaje, todo color de pan tostado, sólo un campesino que subía de espaldas al pueblo en su asno, cuyos flancos aparecían cómicamente abultados por dos grandes sacos de trigo. El sol caía a plomo; era mediodía -excesivamente pronto en España para acudir al restaurante típico-, yo miraba, fascinado, ese paisaje sin edad, en el que nada, visiblemente, ni siquiera el menor detalle, había cambiado desde os tiempos de Don Quijote."
Así es. Yo lo he visto. Lo veo. Solamente hay que cambiar el burro por un tractor, ¿cuánto tiempo le quedará a ese paisaje que está parado en el tiempo? No mucho, mañana, estos desnudos paisajes de Castilla serán desierto o campos de golf, difícilmente habrá trigo que transportar. No hay burros. Ni hombres que los monten. No importa, mañana estaremos recordándolo desde el hoyo 17. O desde el 19.