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Vidas y reaccionarios

Por 9 de junio de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

Se me está quitando el miedo a ser reaccionario. Al menos ser reaccionario a tiempo parcial. Eso me sucede cuando leo a Nicolás Gómez Dávila. Escritor casi secreto, bogotano, reeditado, redescubierto entre nosotros por la editorial Atalanta- dirigida por el acomodado, inquieto y libre editor que es Jacobo Siruela- que hace un año publicó sus "Escolios a un texto implícito", obra mayor del pensamiento, del estilo y del castellano. El que se quiera enterar que se entere y no me culpe de no dar los datos. Tampoco me importa ser ese culpable que no incluye la ficha de lo que lee, creo que con algunas pistas es suficiente para contar los caminos que a uno le gusta transitar.

He sido "razonablemente progresista" tantos años que no me importa reconocerme en la edad madura en textos, escritos, pensamientos de reaccionarios tan auténticos como los de Gómez Dávila. No está sólo, hay muchos reaccionarios que me implican en su lectura. Aunque después sea un mal seguidor de sus pensamientos.

Vuelvo a Gómez Dávila, el libro que más he recomendado en estos días finales de Feria del Libro. Segundo de sus libros. Publicado hace casi cincuenta años con el título de "Textos", inencontrable, inclasificable e inmejorable. La edición contiene un regalo: la recuperación de un texto perdido llamado "El reaccionario auténtico". Genial y breve panfleto que debe hacer mover el culo de los cómodos asientos dónde instalamos nuestras ideas.

Cómo pálidos reflejos de su verdadero ser, y sin permiso de nadie, copiaré algunos pensamientos bien peinados y muy extractados de Gómez Dávila.

 

"Nuestro terrestre aprendizaje es un desposeimiento minucioso. Cada atardecer nos desnuda. Nuestra ambición persigue decrecientes pequeñeces. Vivir no es adquirir, sino abdicar"

 

Texto para reconfortarme con mis continuas peleas con la técnica, esa amante tan infiel desde hace tantos años:

 

"La técnica no es producto democrático, pero el culto a la técnica, la veneración de sus obras, la fe en su triunfo escatológico, son consecuencias necesarias de la religión democrática. La técnica es la herramienta de su ambición profunda, el acto posesorio del hombre sobre el universo sometido. El demócrata espera que la técnica le redima del pecado, del infortunio, del aburrimiento y de la muerte. La técnica es el verbo del hombre-dios"

 

Para ser reaccionarios, al menos para no desdeñarlo:

"….El reaccionario no se abstiene de actuar porque el riesgo lo espante, sino porque estima que actualmente las fuerzas sociales se vierten raudas hacia una meta que desdeña…"

"Ser reaccionario es defender causas que no ruedan sobre el tablero de la historia, causas que no importa perder"

"El reaccionario no es el soñador nostálgico de pasados abolidos, sino el cazador de sombras sagradas  sobre las colinas eternas"

Pues eso, así estamos esta tarde. Si no les gustan mis ideas, tengo otras

"La vida es un valor. Vivir es optar por la vida"

"Vida es lo que se tiende, absorto, ciego, consagrado, hacia un fin sin meta"

Ahora mi meta sería estar esperando la puesta del sol con un gin tónic en un lugar de Galicia. Llegaré.

 

 

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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