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Verano del 69 y Luna

Por 20 de julio de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Javier Rioyo

 

 

 

Me acuerdo más de las chicas que de la Luna. Ese gran paso de la humanidad, la conquista de ese lugar tan incómodo, la pelea por el espacio, la salida del cohete, la llegada de los felices americanos, la derrota de los soviéticos, las narraciones cursis, las poéticas, las emocionadas. Los nombres de los astronautas, el papel de las centrales españolas…Me pareció mejor Tintin y su viaje. Y me quedé fascinado con el viaje de Verne. Será que entonces las chicas no ocupaban tanto espacio como en ese verano de mis dieciséis, caminando a los diecisiete. Para mí la otra cara de la Luna, incluso la cara "A" estaba en la boca de laguna chica y si acaso, también estaba en viajar a París.

Ese era mi viaje espacial. Ir a París, besar en los puentes del Sena, comprar discos, robar libros.

Me gustaba, me gusta mirar a la luna. Pero no pensando en la ciencia, los cohetes espaciales, la ciencia y sus avances. Mirar a la luna como la mira un tonto. Como la mira un enamorado. Quizá como la mira tan cercana un campesino de Segovia. Mirar a la luna incomprensiblemente inmensa como la que vi. una noche desde la cala de Ampurias. Deseando mirar la luna gallega dentro de unos días. Hoy la miro desde La Magdalena. Y en compañía de amigos. Incluso de un poeta. Siempre hay que tener un poeta de cabecera. O mejor dos, para que no me llamen sectario. Hoy quizá cante "sapo cancionero". O mejor "luna, lunera" en versión de Mina. Sí, eso será lo mejor.

 

Los que quieran conocer las emociones de un adolescente español en los días de Julio que el hombre llegó a la luna, que lean "El viento de la Luna". Una novela de Antonio Muñoz Molina, la última publicada por Seix Barral. Lo importante tampoco era la conquista de la Luna. Lo importante era decir adiós a algunas cosas. Soltar la mano del padre. También era importante la llegada de la televisión. Pero eso es otra historia.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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