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Blogs de autor

Veinte minutos de aplausos

Por 22 de abril de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

Han pasado algo más de doscientos años de su estreno y sigue tan viva, tan emocionante y llena de belleza. No se cómo se recibió en Viena, en  aquél teatro dónde se estrenó una noche de Noviembre de 1805, pero me imagino que bien. Es una obra maestra. Se llama Fidelio, la única ópera de Beethoven. La historia es un melodrama con fondo histórico español, escrita por un francés, no tiene demasiada importancia aunque no es de los peores libretos. Los hay muy incomprensibles. La música, las voces de los barítonos, de las tiples, del tenor y de los coros es una maravilla. Su autor nunca la pudo escuchar, ya tenía una sordera total.

Varias veces había escuchado la ópera. Me gusta. No es mi preferida, pero está llena de momentos que nos hacen sentir esa cosa rara que es la belleza.

¿Por qué ayer en directo, en el Teatro Real, se produjo ese poderoso influjo de la belleza que hizo que nadie se quisiera marchar del teatro?

¿Cuál es la magia de la belleza? ¿De la inspiración?

Hacía tiempo que no participaba en un aplaudo de veinte minutos. No es normal aplaudir veinte minutos. Es muy extraordinario, nos ocurre pocas veces en la vida. Recuerdo algunos clamorosos triunfos, no muchos.

Y sí me recuerdo con ganas de aplaudir algunas cosas. Algunos paisajes, algunos cielos, algunas mujeres, algunos poemas, algunas emociones teatrales, algunas faenas taurinas, algunas películas pero nada como la música. Nada cómo la ópera cuando sale como ayer, un hermoso día de abril, vimos emocionarse a gente tan distinta en un teatro de Madrid.

Todos estuvieron cerca de la excelencia. Los cantantes, la orquesta, los coros, las escenografía, la luz o así me lo pareció. Pero sin duda esos todos sin Claudio Abbado no hubieran sido posibles. Es pequeño, leve, mayor y bastante rojo. Está muy cabreado con Berlusconi y con los millones de compatriotas que han votado a ese tipo tan poco caballeroso. No estaría mal que vinieran italianos cabreados con Berlusconi a quedarse entre nosotros y se fueran los del mundo de Berlusconi que ocupan nuestras televisiones.

Pero el mundo no es justo, ni equitativo, ni razonable auque haya momentos en que la belleza es posible. ¿Le gustará a Berlusconi y los tipos como él Claudio Abbado? ¿Y Fidelio? ¿Se puede ser tan zafio y emocionarte con le belleza de la ópera? Si nos fiamos de las películas de la mafia, por supuesto. Pero a cada uno su propia emoción. La mía no la comparto con esos. Ni con otros.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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