Javier Rioyo
Ha pasado el tiempo: años, días, lluvias, libros, pieles y también personas que hablan, que opinan, se ocultan, muestran, tapan, desnudan, enmascaran o lo que quieran detrás de su nombre. Su real, irreal, ficticio o encubierto nombre. Algunas veces hasta se les ocurre hacer un comentario a lo que he pensado o, al menos, a lo que he escrito. Suelo leer casi todo. No cuando me parece que son asuntos privados entre queridos desconocidos, aunque me gusta que usen este lugar como casa de misericordia, de lenocinio, de citas a ciegas o de reincidencia amorosa. Me gusta encontrarles, concentraros y encontrarme en este lugar común. Esta casa, jardín, habitación, cama, prado, banco público o lo que sea menester para que podamos/podáis encontraros algunos que nunca os hubierais tropezado si no existiera este lugar llamado " El Boomeran(g)".
Al principio fue duro, entre la división de opiniones, entre los que elegían a mi madre o a mi padre, estuve a punto de tirar la toalla. Después recordé que no hay tanta diferencia entre los seres humanos de nuestra especie y- aunque mantengo diferencias, desprecios y desconfianzas con bastantes de ellos- se parecen bastante a los que quiero, incluyéndome a mí mismo, a pesar de no parecernos en lo que pensamos, decimos, queremos, deseamos, despreciamos o soportamos. Contemporizar, no hacer mucho caso a los que nos atacan, y menos caso a los que nos halagan. Y así, con excepciones, he conseguido mantenerme tocado pero no hundido por lo que dicen o ignoran mis frecuentadores de página. Conozco a muchos, quiero decir que los identifico por su firma y por lo que dicen. Echo de menos a algunos de los/las desaparecidos en el tiempo que pasa. También me alegran los que han ido viniendo para opinar o discrepar, aunque sea de las cosas que escribo. Y me gustaría conocer a muchos, incluso mucho mejor a muchas, pero quizá lo mejor sea ésta desigual relación. Yo no sé nada de ustedes, vosotros, y a cambio tampoco sabéis demasiado de mi. Ni falta que hace. Lo mejor es quedarnos con nuestras máscaras escritas.
Yo pensaba escribir sobre otra historia. Una historia de España y sus estómagos. Pero así son los impulsos, me encontré con la pregunta de la ET de Euskadi, casi con su reproche y, la verdad, no me gustaría que ella también dijera adiós a todo esto. Querida, siempre opino. Incluso cuando me pretendo encubrir. Y eso que una vez me dijeron que mejor no opinar, y mucho menos entrar al trapo. No aprendo. Salud para todos, menos para uno, de ustedes, vosotros.