
Eder. Óleo de Irene Gracia
Javier Rioyo
Desde que encontré la poesía de Joan Margarit no me imagino sin sus libros, sin sus poemas. Tan llenos de vida, de verdad, ternura, memoria y un poco de juego. De juegos infantiles de esos a los que juegan los mayores. También me gusta el poeta. Y cómo dice sus versos. Creo que también me gustaría vivir en una casa que él hubiera imaginado. El poeta nunca olvidará la tristeza de vivir sin su hija…y sin embargo es capaz de escribir un libro "misteriosamente feliz". Así se llama, está en la colección Palabra de Honor, en Visor.
Me cuesta elegir un poema, dejar tantos. Por varias razones, transcribiré el llamdo "Orden", está escrito a la memoria de Ángel González.
"No son muchos los rostros del amor.
Los veo cómo salen
de la penumbra de algún viejo miedo.
Mezclo vivos y muertos, pues las pérdidas
-como las lámparas en una estancia-
dan vida a mi intimidad.
Necesito este orden. Es como si viviera
dentro de aquel relato, el más breve de Hemingway:
A Clean, Well-Lighted Place.
Así es para mí tu poesía:
un lugar limpio, bien iluminado"