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Saramago y Pilar

Por 20 de junio de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

Cuando terminé de leer "El año de la muerte de Ricardo Reis" quise conocer a José Saramago. Llegué a Lisboa desde el sur portugués y en compañía de Teresa Madruga, la deliciosa protagonista de la película "La ciudad blanca". Nos despedimos y yo oculté el lugar de mi alojamiento: el hostal Braganza, en uno de los callejones de la Baixa. Pedí una habitación concreta. Estaba libre. No era cómoda, ni bonita pero para mi tenía historia. Era la misma habitación que Ricardo Reís ocupaba en la novela de Saramago. Desde allí se oían las voces de los prostibularios, de las mujeres que se alquilaban y se veía la ciudad que miraba y escribía Reís.

Después conocí a Saramago. Se quedó muy sorprendido de mi periplo. Y le extrañó que yo me quedara a dormir en un lugar dónde nunca pudo dormir alguien que solo existió en la imaginación de Pessoa y en la suya propia. Han pasado veinticinco años. Han pasado muchas cosas. Aquél caballeroso y serio escritor se casó con una española, con una amiga y compañera llamada Pilar. Siguió escribiendo entre la lucidez y la desnudez. Nos admitió muchas veces a su lado aunque no compartiéramos algunas de sus ideas esenciales. Le disfrutamos entre sonrisas y sentencias, con su seriedad y su humor, con su amable y firme manera de ser él mismo. Ganó el premio Nobel. Y siguió siendo ese hombre educado, discutidor y mordaz ser humano que escribió para mejorar a los hombres y al mundo.

He seguido sus obras, su capacidad para decir cosas muy serias cargadas de ironía. Desde aquella primera lectura de "El año de la muerte de Ricardo Reis" a su reescritura del viejo testamento, "Caín", he sido un lector casi sin intermitencias. La noticia me llegó en Granada, la ciudad dónde creció Pilar del Río. Y el día anterior, por el fútbol recordé a Pessoa. Por Pessoa pensé en Saramago.

Hoy, desde Santillana del mar, dónde hace años compartimos días y noches con ellos, volveremos a recordar a ese ser humano que creció sin libros, entre animales y buena gente, cerca de un río, en un pueblo llamado Azinhaga dónde hoy volarán sus cenizas como si fuera aquél niño descalzo y libre. Mañana, parte de él, se irá con su amor a la isla del viento, a ese lugar de Lanzarote dónde Saramago y Pilar supieron ser felices y compartir su felicidad. Se fue diciendo Pilar como si dijera agua.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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