Javier Rioyo
Hace años, en México y por azar, me encontré con un libro que siempre me acompaña: Pensamientos de Joseph Joubert. Lo compré sin saber nada del autor, lo compré porque tuve la fortuna de abrir sus páginas. Lo primero que leí: "Es imposible volvernos instruidos si sólo leemos lo que nos gusta". Y miré a la página de la izquierda: "Cuando se escribe con facilidad siempre se cree contar con más talento del que se tiene". No me extrañó que este escritor sin obra, que este pensador que prefería pasear a escribir, fascinara a Chateaubriand. Me parecía que los pensamientos de Joubert, como me ocurre con otros cuantos, están escritos y pensados como a uno le gustaría pensar y escribir.
Era un bien casi oculto el poder acceder en español a los pensamientos de Joubert. La edición mexicana tiene el prólogo, traducción y notas de Luis Eduardo Rivera. Y esa es la que ahora, los muy afinados editores de "Periférica", rescatan en una edición resumida. Se quedan con las reflexiones "sobre arte y literatura". Y así titulan a esta edición que les recomiendo se hagan con ella. Es pequeña, bonita y acompaña muy cerca. Se puede llevar en un bolsillo, acariciar con la mano, sobar y hacer que acompañe nuestros paseos. No me extraña que su prosa tan precisa, inteligente y libre también haya fascinado a Leonardo Sciascia y que Paul Auster lo haya adorado y traducido al inglés.
Dos pensamientos literarios más: "No es necesario que haya amor en un libro para que nos encante, pero sí es necesario que haya mucha ternura". "Para escribir bien se necesita una facilidad natural y una dificultad adquirida".
Y otro de regalo: "Todo carácter ardiente tiene algo de loco; todo carácter frío, algo de estúpido".
Guárdense de los fríos.