Javier Rioyo
Me han dado varias, bastantes, alegrías los editores de Lumen y sus recuperaciones de escritoras, también de escritores, de miembros y miembras, de esta cosa nada simple que es la escritura y sus escribidores. Gran escribidora del pasado siglo, y al margen de los siglos, fue Virgina Wolf. Vencimos los miedos, hicimos caso a Borges, y nos paseamos por sus páginas. Nos adentramos en sus historias, en sus habitaciones y en su vida. Ahora se rescata la biografía de su sobrino Quentin Bell. Y de regalo en la llamada "Biblioteca Virgina Wolf" se editan unos textos muy autobiográficos, muy cercanos y cotidianos que la señora de Bloomsbury fue archivando a lo largo de años. Se publicaron después de su muerte y se llaman momentos de vida. Todos los momentos tienen su interés, su información y su impagable acercamiento a esta rara, notable, peculiar e imprescindible escritora. Eso de imprescindible siempre es prescindible. Como las manzanas en el régimen de Francisco Ayala. Que prescinda el que quiera.
Uno de esos textos es una lectura de una conferencia en el Memoir Club de Londres. Un agudo texto llamado "¿Soy una esnob?". En unas palabras destroza a los esnobs: "El esnob es un ser aturdido y de escasa capacidad mental, tan poco contento de sí mismo que, a fin de consolidar su personalidad, no hace más que pasar un título o algo que suponga un honor por la cara del prójimo a fin de que el prójimo le crea y ayude a creer lo que realmente no cree- que él o ella es, de una manera u otra, persona importante."
Y al rato, en unas páginas más adelante se declara encantada en compañía de los esnobs. Me recordó a una maravillosa canción de Boris Vian. Bromeaba sobre los esnobs y a la vez les reivindicaba. En la senda de Virginia Wolf que en un acto de esnobismo y sinceridad se confiesa:"Si me preguntáis a quién quiero conocer, a Einstein o al príncipe de Gales, diré que al príncipe, sin dudarlo un instante."
Yo me hice la pregunta españolizándola. ¿A quién quieres conocer a Savater o a Letizia? Sin dudarlo a Letizia. También es cierto que a Savater hace muchos años que le conozco y le admiro, pero nada que ver con el morbo de pasar una tarde cerca de esa princesa, por ejemplo.
¿A Virginia Wolf o a Diana de Gales? Perdona, Virginia, pero te tengo mucho respeto, muchos temores. Hola Diana. ¡Qué putada que estén tan muertas!