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Otras fugas

Por 2 de septiembre de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

Pensando en las fugas de Lope, en aquellas aventuras que se hacían burlando normas y convenciones, disimulando, sabiendo callar, no atreviéndose a decir no y ser capaces de sorprender con el arte de la fuga. Muchas fugas que terminan sin conseguir el deseo que las impulsa. Algunas terminan trágicamente, otras entre la comedia  y el esperpento. Fugas como la de Ulises, con vuelta a casa, pero menos aventuradas y extensas. Recordé una canción de Sabina, "Pájaros de Portugal" donde cuenta la fuga de dos adolescentes a Portugal, más o menos como Isabel de Urbina con Lope, pero sin destierro, ni épica. Menos mal que tuvo su poeta con canción. Sabina también sería amigo de Lope. De tragicómicas fugas, no de grandes dramas. La fuga cómo drama la contó teatralmente Lorca en "Bodas de sangre". Historia real de una fuga que no pudo ser. Yo conocí algunos de los protagonistas, a la silenciosa y esquiva novia. Al engañado y resignado novio. A los padrinos. Eran muy mayores, nos hablaban como en el drama de Lorca pero todavía vivían la fuga con pasión. La "mala" oficial seguía siendo la novia, una mujer que se ocultaba en sus ropas negras, bajo su velo y que no quiso hablar con nosotros. Su fuga no había llegado a ningún Portugal, no se escapó en ningún caballo, ni en trenes sin vigilancia. Frustrada fuga que la sometió a vivir dónde no quiso, que no pudo vivir con quién hubiera querido.

Ya no hay fugas cómo aquellas. Ahora las fugas son de andar entre moteles o paradores. Y con billete de vuelta. Yo admiro a los que practican fugas románticas. O a los que están dotados para fugarse sin salir de su imaginación: así lo hizo Bach. Yo soy de fugas imaginarias, de odiseas inventadas y de huidas soñadas. Lo mejor, cuando me despierto y sigo en casa. Como en casa no se fugo uno en ningún sitio. No hay fuga sin casa. Vuelvo al libro, y cierro, ese es uno de los asuntos sobre el que reflexiona el autor de "La huida", el joven Thirlwell. Todo un paseo sobre la fuga y la huida.

 

"Sí, todo el vocabulario de la fuga es puritano. De modo que todo acto de deserción es también un acto de hedonismo.

Y quizás la razón profunda de esto es que a nadie le gustan los desertores, los prófugos, porque evidencian el hecho de que siempre hay una opción. A menudo, es más fácil creer que la vida es una trampa. La trampa es la imagen de la seriedad de la vida.

Sin embargo, Haffner, mi héroe, no creía que uno tuviera que ser necesariamente fiel a la vulgar e inevitable tragedia de la vida. Si uno podía ser infiel a cualquier cosa, ¿no debería serlo sobre todo, creía él, al propio pasado"

Será la vuelta de las vacaciones, el final de esa fuga que cada año pactamos con nuestros empresarios, pero me siento bastante Lope. Y muy Haffner en muchas cosas.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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