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Blogs de autor

Libros, trenes y Umberto Eco

Por 17 de diciembre de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

No entiendo el viaje sin una novela. Puedo llevar otros libros, poesía, historia, ensayo, pero la novela está pensada para los viajes. Sobre todo para los viajes en tren. Eso sí, mejor llevar música y cascos aislantes si se pretenden evitar las trascendentes conversaciones que sobre nada se hacen desde los móviles. Nadie hace caso a las recomendaciones o sugerencias de hablar fuera del vagón. Batalla perdida.

Ayer casi pierdo el tren. No tenía una novela que llevarme a mi viaje. No podía soportar la idea de más de dos horas sin ese otro viaje que te ofrece una novela.

Había terminado una emocionante e inteligente novela. No tenía mi equipaje- esa es otras historia- y viajaba desnudo sin mis libros. La novela leída, "Mamá", de Jorge Fernández Díaz, emocionante, inteligente me había dispuesto a seguir con una buena novela.

Fernández Díaz recuerda dos citas que hacen más necesaria esa búsqueda. Una del certero Oscar Wilde: "Los buenos novelistas son muchos más raros que los buenos hijos". La otra cita, de otro de los genios mayores del ingenio y el humor, Chesterton es la que me llevó a salir en búsqueda de una novela concreta por las calles de Albacete. Decía Chesterton: "Lo que me agrada del gran Novelista, que es Dios, son las molestias que se toma por sus personajes secundarios". Y recordé la empezada última novela de Umberto Eco. La más ambiciosa de sus novelas, después de "El nombre de la rosa". Una gran novela llena de humor, cultura, ironías y burlas tan libres e inteligentes como es propio del autor italiano. En su novela, "El cementerio de Praga", hay un excelente personaje central, un viejo, cascarrabias, misógino, inteligente, glotón y culto, el capitán Simonini. Un descreído rodeado de personajes secundarios por los que se toma muchas molestias literarias que le agradecemos.

Me perdonarán mis pequeñas vacaciones que se han debido a otros trabajos, otras fugas, otros refugios, pero tendremos que volver otro día a la gran novela de este escritor, tan sin Dios, tan resistente a las mentiras de la fe, a las mentiras de las religiones, como lo  es su personaje Simonini.

Hablando de la religión, de cualquiera podría ser, aunque esta vez sea de la católica:

"Repiten que su reino no es de este mundo, y ponen la mano encima de todo lo que puedan mangonear. La civilización nunca alcanzará la perfección mientras la última piedra de la última iglesia no caiga sobre el último cura y la tierra quede libre de esa gentuza"

Se reparte  estopa para todos. También para los librepensadores, ateos, judíos, musulmanes o cualquier otra muestra de sometimiento a la fe o sus carencias. Cogí el tren, compré la novela y mi viaje fue un recorrido por los mundos inteligentes de un caballero sin escrúpulos del que me hice amigo para siempre.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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