Javier Rioyo
El primer libro que me he regalado, y si no he sido yo lo podría haber sido, en estas fiestas de tanta liberalidad económica, en estos días en los que todos somos menos roñosos con nosotros mismos, es un libro que me acompaña desde pequeño, Viajes de Gulliver, del que tengo unas cuantas ediciones y del que no me importa seguir acumulando nuevas. Ahora he sumado la ilustrada por Guillermo Pérez Villalta -tiene algo ese pintor que siempre me ha parecido un tanto kitsch, un estilo que funciona muy bien con este relato que lleva entreteniendo a niños y no tan niños, desde las primeras décadas del siglo XVIII. Esos viajes de Jonathan Swift son mucho más apetecibles que esos otros de los que hablábamos ayer cuando hicimos los viajes al Purgatorio. Es este entonces el primer hermoso libro que me regalo.
También me regalo otro, con ilustraciones, El festín de Babette. Un cuento muy propio para leer en estos días de tantos excesos. Un cuento con una de las mejores comidas que uno haya visto en el cine. Sí, para mí, primero fue cine; después ha sido este espléndido relato publicado ahora en una edición hermosa. La opípara cena que prepara la deliciosa Babette a esa pandilla de sobrios, de aburridos seguidores de un Dios tan castrador, tan ajeno a la felicidad, que dan ganas de salir corriendo -y que demuestra que, como dijo nuestra mística santa, Dios también está en los pucheros-, es perfecta para ser leída en estos días de excesos. Es un libro de Isak Dinesen, lo han editado los de Nórdica, que también han rescatado a un olvidado -para mí desconocido- escritor irlandés, Flann O’ Brien. Un gran libro policíaco, y algo más, que encantó a Joyce y Becket (no eran malos lectores), y que me ha permitido descubrir a un gran escritor.
Me he seguido regalando, pero tampoco hay que pasarse. Lo que sí les digo es que en mi maleta se han venido los Orwell que ha editado Turner, que nunca decepciona. Y el catálogo, ejemplar cuidado de Luis Muñoz, de la Residencia de Estudiantes sobre y para Juan Ramón Jiménez. Tan contento estoy con mis regalos a mí mismo. Mañana esperaré los demás; espero que no todos sean libros.