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LEER NOS DIFERENCIA

Por 25 de octubre de 2006 Sin comentarios

Javier Rioyo

¿Verdad que parece el eslogan de una campaña oficial para impulsar la lectura? De cualquiera de esas campañas cargadas de buenas intenciones y de roñosos resultados. Pues, aunque no lo parezca, lo es. Ciertamente nos diferenciamos por lo que leemos. Si bien creo que la diferencia fundamental la marca lo que no leemos.

Yo, perdón por señalarme, más pronto que tarde me di cuenta de que nunca llegaría a nada. Sería un otoño en Alcalá hacia 1962. ¿Qué se podía esperar de un adolescente que prefería pasarse las horas en la biblioteca municipal leyendo desordenadamente a Tin-Tin, Stevenson, Scott, Tolstoi o Alejandro Dumas que estudiar Física? Las lecturas eran divertidas, no tanto como las chicas. Pero en una lista de asuntos de placer estaba muy bien colocada la lectura. Eso no era lo más normal. Aunque sin duda antes que la lectura estaba el cine. Han pasado los años y creo que ya no está el cine antes que las lecturas para medir nuestros momentos placenteros. Pero entonces, entrar en aquella biblioteca municipal, tan tranquila y acogedora, tan llena de posibilidades, era como una sensación de poder sumergirnos en placeres. No los mismos tan mágicos, inmediatos, oscuros y suavemente pecaminosos que proporcionaba el cine, pero no estaba tan lejos la lectura del cine. Sobre todo cuando nos fuimos dedicando a leer ciertas cosas que no eran aconsejables. Entonces las lecturas ganaron grados de placer, se convirtieron en placeres prohibidos. Había otros placeres, pero no mejores que los prohibidos. Y  si además en las tardes de biblioteca teníamos la suerte de que la hija del bibliotecario -la recuerdo perfectamente como una silenciosa adolescente, blanca de piel, de pelo castaño y buena lectora – que era tímida pero con fugaces miradas, se ponía en la mesa de enfrente, la tarde se rebajaba de lecturas pero se llenaba de miradas y ensoñaciones.

¿Leer me hizo diferente? Es posible. Uno es lo que lee, eso decía, en la presentación del Plan de Fomento a la Lectura de la Comunidad de Madrid, la propia presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. ¿Qué habrá leído la presidenta, que es más o menos de mi generación, para que yo la vea tan diferente a mí? ¿Qué lecturas nos hacen diferentes? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Quién nos lleva por el camino de encontrarnos leyendo a Beckett o Camus en vez de a Martín Vigil o Alfonso Paso?

La campaña, presentada con mucha formalidad, se presenta como la mayor inversión para propiciar la lectura que nunca haya realizado una comunidad. Las cifras son altísimas en millones de euros. Se comprarán ocho millones de libros para ampliar y mejorar los fondos de bibliotecas. Se creará una red de 700 bibliotecas escolares. Se construirán nuevas bibliotecas de distrito. Se prestarán libros en el metro. Se ha contado con los gremios. Con los libreros, los editores, los bibliotecarios y con algunas fundaciones. Todo parece magnífico. Me marea un poco pensar en la inversión de 500 millones en doce años en el fomento de la lectura. ¿Y si pierden estos políticos las elecciones? Una propuesta cultural como ésta la continuará quien venga. No sé, todo muy bonito. Yo salgo razonablemente satisfecho pero con muchas dudas… ¿Qué libros se comprarán? ¿Quiénes los comprarán? ¿Cómo se distribuirán?… Porque si aceptamos que leer nos hace diferentes ¿cuál será la diferencia entre un libro de Pío Moa y otro de Santos Juliá para el gobierno que impulsa esta campaña? Me gustaría saberlo. Sobre todo porque quiero aplaudir impulsos lectores. Aunque vengan de un lugar tan raro como es el poder. Ya sé que somos muy liberales, sí, pero unos más que otros.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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