
Eder. Óleo de Irene Gracia
Javier Rioyo
La biografía es un género anglosajón. Aquí, salvo rarezas contadas, hemos pasado de las vidas de santos a los inciensos civiles de algunos de nuestra galería de famosos. Los que quieran trabajar el género tienen todo el campo abierto, el terreno abonado y a los protagonistas deseantes. Hay en nuestra historia reciente y lejana toda clase de ilustres que siguen esperando un biógrafo paciente. No necesariamente complaciente.
Estoy leyendo estos días una biografía ejemplar. Lo digo con esperanza y con envidia. Es la vida de poca santidad de John Lennon. Escrita por Philip Norman y publicada por Anagrama. No es nuevo en estos pagos el biógrafo Norman. Pertenece a la generación del pop y autor de un libro imprescindible sobre los Beatles, "¡Gritad!", además de otras sobre los Rolling, Elton John o Buddy Holly. Solo conozco su trabajo sobre los de Liverpool que es, sencillamente, imprescindible. Mucho más si te gustan los Beatles.
Ahora ochocientas páginas sobre Lennon, el más fascinante del grupo. El más genial y uno de los personajes que cambiaron los gustos del pasado siglo. Sin duda me importó mucho más que el Che, que Cristo- o sus seguidores- o que Kennedy. Lennon fue el ídolo, el héroe que necesitábamos una generación que ya estábamos muy dispuestos para seguir a los descreídos, los contradictorios y los arbitrarios. Después de la alegre inocencia juvenil, nos llegaron sus pacifismos, su vida entre camas blancas, la exótica Yoko- ¡la mala!- los caprichos de un famoso que parecía indomesticable. Después llegó esa muerte, tan injusta, tan cruel pero con la edad de hacer un presentable cadáver. Lennon siempre fue uno de esos creadores que salvaríamos de los infiernos, o purgatorios, y que nos llevaríamos como acompañante de músicas, y algunas letras, para construirnos paraísos falsos, sí, pero más apetecibles que la habitual oferta del menú de las falsas religiones.
La primera parte de la biografía de Norman me recuerda a la vida posible de un nieto sacado del mundo de Dikens, pasado por la música rock, la televisión y las chicas de la rebelión sexual. Un chico de barrio, una familia complicada, unas vidas de perdedores que se salvan por el talento, la música y las ganas de salir de las viejas moralidades. Una biografía que nos hace entender con sus músicas, sus letras, sus caprichos, sus manías, cinismos, amores, disparates y arbitrariedades a un ser fascinante. Y también al otro, al mismo, al que tantas veces resultó un tipo insoportable. Lennon fue el hermano mayor que muchos hubiéramos deseado. Sobre todo después de haber triunfado en compañía de unos chicos como él, como nosotros. Todos quisimos ser los Beatles. Ninguno lo consiguió.
Una vez dijo que "no creía que hubiera alguna causa que merezca que te peguen un tiro por ella". Yo tampoco. Un día como hoy de hace veintinueve años un cretino, y mal lector de "El guardián entre el centeno", quitó la vida de un tiro de John Lennon, acababa de cumplir los cuarenta años y ya era un hombre para la eternidad.