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Blogs de autor

En la ciudad del artista sin obra

Por 14 de noviembre de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

En Huesca, "ciudad muy aireada" como decía uno de los hijos de ésta vieja, encantadora y pequeña ciudad del norte. Siempre que vengo a Huesca vengo con el recuerdo de Pepín Bello, español, liberal, experto en conectar a los contrarios, maestro en amistades, hombre que al final de su vida-103 años- sin obra conocida, sin trabajos dignos de mención,  sin hijos y con toda la memoria de lo mejor del siglo decía: "yo soy mis amigos". Todos esos amigos famosos, esos que han pasado a la historia de la cultura, de las artes, los Buñuel, Lorca, Dalí, Sánchez Mejías, Alberti, Belmonte, Prados, Benet y otros cientos de amigos de una vida dedicada a no hacerlo.

/upload/fotos/blogs_entradas/la_desesperacin_del_t_med.jpgQuerido Bartleby de Huesca, que como dice Martín Otín- autor del libro fundamental para conocer a Pepín: La desesperación del té. 27 veces Pepín Bello, en la editorial Pre-Textos- podría haber sido un autor del que quedara constancia en los anales de la narrativa española por una muy singular obra narrativa, surrealista a la española, una novela que comenzó  y acabó llamada : Lucas Grupo o el héroe andorrano. La única pega es que después de escribir el primer y el último capítulo se le olvidó escribir el resto. Con Buñuel hizo un "Hamlet" disparatado. Irrepresentable, decía Pepín. Y sin embargo, por empeño de Martín Otín, el querido Petón de tantos comentarios en tardes de fútbol, se representó en un teatro de la ciudad. Por algún lugar anda otra obra suya, El pobre, obra del absurdo y escrita con Alberti. En fin que nuestro Bartleby hizo su obra. No solo se inventó los llamados Anaglifos. Ejemplo:

"El té,

El té,

La gallina

Y el teotocópuli."

Ya saben, repetir el primer verso. El tercero siempre es "la gallina" y rematar disparatando. Fue un juego que todos jugaron en los años de la Residencia de Estudiantes. Pepín, era eso, un propiciador de juegos. Un niño grande que quiso siempre seguir jugando. Hoy me gustaría "jugar" con él, es decir escucharle hasta altas horas de la noche mientras beberíamos el agua que encierran los cubitos de hielo.

Gran tipo que tuvo el arte de nunca hacer nada. O casi nada. Que no es poco.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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