Skip to main content
Blogs de autor

El nacionalismo no se cura viajando

Por 12 de mayo de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

El avión que me llevó a Buenos Aires se llamaba Pío Baroja. Me da tranquilidad viajar en un avión con ese nombre. El escritor no hizo muchos viajes. Nada que ver con los viajeros de nuestro tiempo. Lanzados a conocer el mundo y sus maravillas. Rápidos viajes a cataratas,  selvas o finisterres de inmensidades vacías. Don Pío fue más de viajes por su habitación, con sus viejos libros comprados en Moyano. Feria que ahora termina en Recoletos y que presentó, en homenaje a Fernán Gómez  una lectora llamada Emma Cohen.

Aquí dejé la  feria del libro viejo y me fui a la nueva feria en la libresca capital de Buenos Aires. Habían desembarcado muchos amigos escritores, los mismos que me encuentro sin moverme del barrio y decidí poner un poco de paisaje por medio y me marché a la Patagonia.  Helado fin del mundo dónde hay un interminable surtidor de cubitos de hielo, glaciar que tiene nombre de un  perito que nunca estuvo allí.

Ver panoramas considerables, paisajes de belleza abrumadora, de hielos más perfectos y hermosos que los de cualquier güisqui. Ir al sur del sur. Hacer el viaje que tanto costó a Darwin en unas pocas horas de avión y en cómodos coches que te llevan a un hotel con vistas a la helada y viva maravilla.

Frente al espectacular panorama recordé a Plá -ahora reeditadas sus notas y cuadernos- cuando decía que en el Ampurdán no había panoramas considerables: "En este rodal a los paisajes los llamamos vistas". Mundano hombre de pueblo que no se deja sorprender con un espectacular paisaje.

No somos Plá y fuimos al viaje como recomienda el maestro, casi secreto, Juan Filloy: "Cuando usted viaje, deje su vida en su casa, en su pueblo, en su ciudad. Es un artefacto inútil". Eso sí, no olvidar las tarjetas de crédito.

Y si  se quiere pasear sobre el glaciar, hermosa y extravagante caminata, se deberían dejar los nacionalismos. Pero no. No hacen caso a Baroja, ni a Filloy ni a Camba, del que ahora se recuperan sus escritos nada nacionalistas, sus humorísticas maneras de ser español. Allí van los turistas con sus banderas. Hasta con las de su equipo. Y  allí, en el fin del mundo, hay que soportar que algún turista haga un brindis por Dios y contra Darwin. Por la Patria en mayúsculas. Y por la Madre Patria con más fervor que Carmen Chacón. Cuando ya creía poder beber mi güisqui con hielos del glaciar, el patriota gritó el último de los brindis: "Por nuestros gobernantes, para que encuentren la luz y la justicia al dirigirnos" Bajé mi vaso. No brindé y recordé algunas cosas de los gobernantes de su país. Era colombiano. Recordé de los gobernantes argentinos. De otros. Y terminé por recordarnos. Tengo que brindar más y beber menos. Viajar más, pero dentro de casa.

Artículo publicado en: El País, 11 de mayo de 2008.

profile avatar

Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

Close Menu