Javier Rioyo
Estoy en el sur de Tenerife, en un querido festival documental en Guía de Isora. Hay películas de medio mundo, también de mundos que apenas tienen cine y que lo necesitan. Hace más de un siglo que necesitamos al cine. Y todavía el cine nos necesita, no sé por cuánto tiempo seguiremos siendo necesarios, no sé cuánto más seguiremos haciendo ese ritual de cerrarnos en compañía de otros y en una sala oscura para mirar los mundos que desde una pantalla blanca nos ofrece emociones -o al menos nos las pretende ofrecer. Cuando llegan, es igual de dónde vengan, se quedan entre nosotros como algunos de esos poemas, de esos cuentos, de esas novelas que también forman parte de nosotros. No tienen fronteras, ni colores, ni lenguas, tienen la necesaria verdad de las mentiras.
Me gusta poder ver cine que llega de Burkina Faso, Sudán, Kenia, Irán, Israel o Sudáfrica. Me da igual de dónde venga. De la sofisticación urbana, de la fábrica de Hollywood o de las calles peligrosas de Colombia. El cine no tiene patrias.
En este lugar del sur me encuentro con el más escritor de nuestros cineastas o con el más cineasta de nuestros escritores, Gonzalo Suárez. El mejor amigo español que tuvo uno de los grandes del cine, Sam Pekhipah. Suárez lleva muchas décadas haciendo cine a su aire, al libre aire de los que no quieren hacer un comercio con esta forma de contarnos el mundo, su mundo, nuestro mundo. Unas veces acierta más que otras, nunca engaña.
El cineasta que escribe me regala un libro que ha sido rescatado por una hija suya, una querida traductora, de pensamientos sueltos a los largo de muchos años. Lo llama, El secreto del cristal y es una colección de aforismos y desafueros que contienen pensamientos como éstos:
"En ocasiones, encontramos un libro o una película que nos reconforta tanto como la charla, como un buen amigo, o nos abre una ventana y nos vuela los papeles."
Otra:
"Leemos libros y vemos películas para no sentirnos solos, incluso cuando estamos acompañados."
Me gusta pensar que hay amores que duran muchos libros, muchas películas.