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Blogs de autor

De Santillana a Sabina

Por 23 de junio de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

 

 Carlos Monsiváis, uno de los grandes escritores en periódicos en nuestro idioma, un verdadero maestro clásico y moderno, murió el mismo día que José Saramago. No fue una decisión acertada, la sombra de Saramago impidió mayores recuerdos, mayores espacios para uno de las personalidades más ricas, cultas e irónicas que uno ha conocido.

La noticia nos llegó en Santillana del Mar, al principio de los encuentros "Lecciones y maestros". La primera lección de este año venía con las palabras de Héctor Aguilar Camín- al que no conseguí oírle decir nada de su compatriota Monsiváis quizá por estar ocupado en narrar su propia crónica- al que siguieron la cordura juvenil así que pasen los años de Rosa Montero. Una excéntrica que se ordena y controla escribiendo excentricidades tan cercanas. Y cerraba las jornadas Manuel Vicent, con su sagacidad a cuestas- porque no puedo decir por montera- y con la inteligencia suficiente de haber creado "discípulos" como David Trueba.

Tres escritores, tres estilos diferentes, tres maneras de contradecir aquello que decía Albert Camus: "Si escribes claro tendrás lectores; si escribes oscuros tendrás comentaristas y discípulos". Camín, Montero y Vicent, tres claros escritores, convocaron a su alrededor una pequeña corte de comentaristas y discípulos. No pude estar en el encuentro de Vicent, presentado por Trueba, por razones de amistad: quería estar en las Ventas y con Sabina. Era su anunciada última salida al más importante de sus ruedos, al lugar de la gloria y la tragedia en la Plaza de Madrid. No me lo creo, pero no hubiera querido perdérmelo. Y eso que soy un especialista en pérdidas. Gran concierto lo niegue Agamenón o su porquero.

No escuché la lección mañanera de Vicent pero tuve la suerte de disfrutar del amigo y del escritor hasta altas horas de la noche en lugares menos serios, menos televisados, menos visibles y expuestos al ojo que todo lo ve. Escuchar a Vicent en compañía de una buena barra, y otras agradables compañías, compensa los viajes de ida y vuelta a un lugar de campaña.

Felices encuentros cantabros, pasados de halagos, compensados por las "maldades" que se dicen fuera del foro oficial, dónde no hay lugar para la trascendencia, ni la declaración admirativa. Cuando los escritores, periodistas incluidos, se encuentran sin testigos, ni cámaras, ni informadores, dicen cosas muy distintas a sus medidas palabras en los foros públicos. Hay que callar lo que no se puede contar.

Entre partidos de futbol, guerras dialécticas, sucias o legales, entre cánticos y silencios, volvimos a comprobar que Sabina tiene corazón y un chorrito de buena voz en ronquitud permanente. Que sabe ser claro, que tiene seguidores y que no está por la formación de discípulos.

También volvimos a darnos cuenta que, como decía el apasionado por  gatomaquias y otras animaladas de las tribus humanas, los periodistas son "inquilinos de las vanidades de la vida, seres que mezclan el ánimo romántico con el cinismo, que se entusiasman con lo que no se publica y se aburre con lo que sí se imprime". Vanidades, rarezas que también atacan a los escritores. Sean los maestros o sus comentaristas. 

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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