Skip to main content
Blogs de autor

Poniéndose ya el abrigo

Javier Fernández de Castro

 

Hace ya unos años cayó en mis manos de forma totalmente fortuita una novela titulada El monumento en la que se narraba una apasionada y trágica historia de amor entre Justin, un chico de dieciséis años perteneciente a una acomodada familia londinense, y Úrsula, una aristocrática  dama de origen húngaro, casada y diez años mayor que su fogoso amante. Aunque la novela se leía con gran facilidad porque enganchaba al lector desde las primeras líneas, estructuralmente era muy compleja debido a factores estrictamente literarios, pero también a diversas circunstancias que no tenían relación con la literatura. La primera y más llamativa de tales circunstancias extra literarias era que se trataba de una historia real, con el añadido de que Justin, el adolescente apasionado, era el hermano menor del narrador, once años más joven que éste. Por lo tanto, muchos de los personajes del relato eran asimismo reales  (Anthony Blunt, Bruce Chatwin, Patrick Leigh Fermor y un largo etcétera) y a ellos se unían  otros protagonistas despreocupadamente ocultos tras nombres ficticios. Ello daba motivo a un juego constante entre realidad y ficción, a lo cual se añadía el hecho (este puramente literario) de que de la narración se encargaban tres voces consecutivas, las tres plenamente autorizadas  pero no siempre coincidentes: una, la principal, era la del narrador, que contaba hechos en principio históricos pero condicionados por sus propias opiniones, a las cuales se unían las experiencias  de otros personajes asimismo históricos y que conocieron a los protagonistas, aunque sus recuerdos muchas veces diferían de los testimonios de los demás.  La segunda voz narradora era la de Justin, que dejó un texto autobiográfico titulado Estilo en el que trataba de explicarse a sí mismo y a los demás su experiencia con Úrsula, la mujer que lo dejó todo (esposo, seguridad económica, posición social, nacionalidad)  por vivir una apasionada historia de amor devorada hasta sus más profundas raíces por su miedo obsesivo al paso del tiempo (destructor de la belleza física) y el  inevitable recurso a la muerte como escapatoria a la degradante humillación que entraña la decadencia física. Ella era la tercera de las voces narradoras gracias a las extensas citas de un texto titulado El monumento y que escribió  antes de infligirse una muerte horrorosa.

Aquel relato trasmitía una fascinación mezclada de misterio porque su autor, Tim Behrens, parecía haber llevado a cabo una operación de borrado de huellas tan eficaz que ni siquiera el sabelotodo  Google sabía apenas nada de él: que era un pintor inglés de nacimiento, que de joven había pertenecido a la Escuela de Londres (Francis Bacon, Lucien Freud, etc) y que tras expatriarse  y deambular por varios países durante bastantes años, había terminado por recalar en  Galicia. Tampoco la editorial, pese a un par de intentos al respecto, ofrecía mucha más información.

Ahora acaba de aparecer su segunda incursión en el campo de la narrativa, Poniéndose ya el abrigo, y en esta ocasión Behrens ha optado por contar su propia experiencia vital-profesional-matrimonial en la forma de una búsqueda de sí mismo simbolizada en la continua (y por lo general desgarradora) tensión entre su voluntad de expatriarse y su necesidad de dar con un lugar donde le resulte verosímil aceptar que podrá esperar con dignidad la llegada de lo inevitable. A ratos es una autobiografía. Durante muchas páginas es un libro de viajes, y en este sentido su buen ojo para combinar colores le permite llevar a cabo unas magníficas descripciones de paisajes, ambientes y personajes. Lógicamente, no puede dejar de juzgar y muchas veces consigue transmitir la curiosa sensación de extrañeza que produce el verte juzgado por un forastero que encima sabe de lo que habla. Y también es una reflexión sobre ese curioso espécimen humano que es el expatriado, un animal aficionado a formar colonias mucho más duraderas de lo que cabría esperar de su pintoresquismo. Pero sobre todo, y el autor lo dice claramente desde el principio por más que lo califique de "libro de relleno", es un extenso y doloroso ejercicio de reflexión moral.  El monumento era un relato tensionado por la muerte más trágica que les cabe a dos amantes (la que ellos mismos se infligen ante la evidencia del fin de su amor). En esta ocasión la tensión surge de un dolor imposible incluso de objetivar, siquiera sea simbólicamente: si ya de por sí es un escándalo que los hijos mueran antes que los padres, que encima se vayan por su propia voluntad resulta devastador porque pone en cuestión la existencia entera de una persona, pues qué era eso tan importante que le ocupaba y le impidió estar allí cuando él ( en este caso ella, una hija llamada Soph) decidió quitarse la vida. No se vuelve a mencionar el hecho y ni siquiera se da cuenta del nacimiento o las circunstancias de esa desgraciada criatura. Pero su presencia impregna todas y cada una de las páginas del relato y confiere una dimensión insondable a los amores, las borracheras, las búsquedas y los innumerables paisajes que atraviesa quien habla sin parar, yendo de aquí para allá como quien huye. Y todo, curiosamente, para acabar anclado cerca de La Coruña.

 

Poniéndose ya el abrigo

T. Behrens

Ediciones del viento   

profile avatar

Javier Fernández de Castro

Javier Fernández de Castro (Aranda de Duero, Burgos, 1942- Fontrubí, Barcelona, 2020) ejerció entre otros los oficios de corresponsal de prensa (Londres) y profesor universitario (San Sebastián), aunque mayoritariamente su actividad laboral estuvo vinculada al mundo editorial.  En paralelo a sus trabajos para unos y otros, se dedicó asiduamente a la escritura, contando en su haber con una decena de libros, en especial novelas.

Entre sus novelas se podrían destacar Laberinto de fango (1981), La novia del capitán (1986), La guerra de los trofeos (1986), Tiempo de Beleño ( 1995) y La tierra prometida (Premio Ciudad de Barcelona 1999). En el año 2000 publicó El cuento de la mucha muerte, rebautizado como Crónica por el editor, y que es la continuación de La tierra prometida. En 2008 apareció en Editorial  Bruguera,  Tres cuentos de otoño, su primera pero no última incursión en el relato corto. Póstumamente se ha publicado Una casa en el desierto (Alfaguara 2021).

Obras asociadas
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.