Iván Thays
Charles Simic
Charles Simic es un gran poeta, quizá el mejor de lengua inglesa de la actualidad. Pertenece (como Nabokov o Conrad) a la estirpe de los emigrados, los que adoptan un idioma. Nació en Belgrado y sus memorias, al parecer escritas con sentido del humor y precisión poética como toda su obra, tituladas Como una mosca en la sopa, han sido editadas en España por Vaso Roto ediciones.
Dice la reseña de Luis Muñoz en Babelia:
Su poesía establece relaciones directas entre las cosas y lo que podríamos llamar su representación imaginativa. Los poemas son recuerdos construidos con materiales de la imaginación, ideas confeccionadas con retales de recuerdos o estados de conciencia ilustrados con imágenes. Pero son, sobre todo, el laboratorio en el que cristalizan algunas certezas y en el que las sensaciones y las experiencias de la fantasía se convierten en formas primordiales de conocimiento. Su acercamiento a la realidad es abierto, expectante, poroso, el de alguien que, como Simic escribe a propósito de una serie de poetas de su preferencia, no ha decidido aún qué es la realidad.
El primer acierto de Una mosca reside en su tono. Los avatares familiares, la distante relación entre los padres, los juegos a la guerra en plena guerra, los intentos de escapar del país, el paso por distintas cárceles, las largas colas en París para obtener un permiso de residencia, la aventura americana, la recuperación de la figura del padre, los ejemplos de relación directa entre la alegría y una buena comida, el descubrimiento del amor, el jazz, el cine y la poesía, están contados como una charla tranquila con lectores en una sala pequeña. Parece echar a rodar a su memoria y a sus pensamientos delante de nosotros y la voz que escuchamos es la de un confidente brillante y sereno que elige, gracias a la perspectiva de los años vividos, con qué se queda.
Si ponemos frente a frente Una mosca y sus poemas, la operación resulta fascinante: encontramos observaciones, imágenes, fraseos, misterios comunes y, en unas pocas ocasiones excepcionales, dos versiones de los hechos, que darían para un enjundioso estudio sobre las fronteras entre los géneros literarios. Pero lo que sobresale es el poder de propulsión vital y la coherencia de un mundo poético que no ha dejado de explorar en los estímulos secretos, en la energía palpitante de lo que le rodea.