Skip to main content
Blogs de autor

Historia del rey de Bohemia y de sus siete castillos

Javier Fernández de Castro

 

En el momento de su aparición, 1830, esta novela recibió calificativos tales como “delirio narrativo”, “extravagancia ortográfica y tipográfica” o “disparate esotérico”.  Años más tarde surrealistas  como André Breton y Tristan Tzara  la idolatraron y rupturistas como Apollinaire incluso imitaron sus filigranas tipográficas.  Cuando Nodier publicó Disertación sobre el uso de las antenas en los insectos, el primero del centenar largo de obras que después firmaría,  nadie supo ver que estaba iniciando su carrera un hombre que llegó a ser un prolífico autor de literatura fantástica, aparte de novelista, dramaturgo, ensayista, autor de odas panfletarias contra Napoleón y un reputado lexicógrafo, como lo prueban sus todavía vigentes Dictionnaire universel de la langue française (Diccionario universal de la lengua francesa, 1824), y su estudio filológico Bibliothèque sacrée grecque-latine de Moïse à Saint Thomas d’Aquin (Biblioteca sacra greco-latina, desde Moisés hasta Santo Tomás de Aquino, 1826).

            Nodier todavía tuvo tiempo de alentar una tertulia a la que durante años asistieron  gente como Alfred de Vigny, Balzac, Delacroix, Nerval, Sante-Beuve, Gautier, Dumas y Víctor Hugo, que más adelante le robaría con su propia tertulia a muchos de esos  contertulios. Aunque la competencia distanció a los anfitriones, Hugo siempre mantuvo que el Romanticismo europeo tenía una deuda impagable con el magisterio ejercido por Nodier.

            Vaya por delante que si alguien está interesado en conocer qué les pasó de verdad al rey de Bohemia y a sus siete castillos más le vale ir a buscar en otras fuentes porque no se la van a contar ni Nodier, ni ninguno de los tres narradores que irrumpen arbitrariamente en la acción y llevan ésta de aquí para allá sin orden ni lógica alguna. Por ejemplo Thédore, el narrador que abre el libro, clama desesperado por un caballo para trasladarse a Bohemia y alude a Bucéfalo y al caballo de César (como diciendo que si ellos tuvieron montura a ver por qué razón no puede disponer él de una). Y termina aludiendo al famoso y muy trágico “¡Un caballo!¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”. Sin embargo, a pesar de tanta urgencia y desespero, el capítulo siguiente, titulado Retractación, empieza así:”Por lo demás, ¿qué haría yo con un caballo?”.

            El argumento es que ese animal no tiene nada que hacer frente al mejor carruaje jamás inventado, la cama, “un coche que me pertenece a mí, donde duerno apaciblemente en cada una de sus cuatro esquinas, algunas veces solo, a menudo acompañado, y que dirijo a mi antojo hacia todos los lugares del universo”. Y si encima masticas hojas de adormidera que despiertan en la mente a la adorable familia de los ensueños para qué, en efecto, se necesita un caballo. Además el bueno de Théodore no está dispuesto a partir hacia Bohemia (estamos ya en el tercer capítulo) si no es en compañía de sus dos buenos amigos Pic de Fanferluchio y el fiel Breloque.Gracias a la técnica del grabado en madera, un invento revolucionario que permitía intercalar imágenes en el texto, el lector tiene ocasión de conocer en efigie a tan estrafalarios personajes mientras se saludan desde una página a la opuesta. La cosa sigue así todo el rato, de un narrador a otro, y como en la novela de K., nos quedamos para siempre a las puertas del castillo.

            Si es maravilloso que un autor de mediados del siglo XIX arriesgue su prestigio y sus caudales (al parecer se arruinaron él y los editores) en escribir, ilustrar y poner a la venta un libro que ya entonces se consideraba invendible, bien se puede hablar de milagro si un pequeño editor del siglo XXI tiene la osadía de poner a la venta por vez primera en castellano una edición que prácticamente es una reproducción casi idéntica a la original, respetando el tamaño, la tipografía, los grabados y encima en un papel que enciende los sentidos con solo pasar las páginas. Todo ello se le debe a Francisco González Fernández, que además de traductor es el autor de un prólogo yo creo que definitivo sobre Charles Nodier, el Romanticismo y este libro tan singular llamado Historia del rey de Bohemia y de sus siete castillos. Cualquiera que ame los libros se felicitará si acepta mi consejo y sale corriendo a conseguirse ahora mismo un ejemplar de esta joya.

 

Historia del rey de Bohemia y de sus siete castillos
Charles Nodier

Edición de Francisco González Fernández

KRK    

 

profile avatar

Javier Fernández de Castro

Javier Fernández de Castro (Aranda de Duero, Burgos, 1942- Fontrubí, Barcelona, 2020) ejerció entre otros los oficios de corresponsal de prensa (Londres) y profesor universitario (San Sebastián), aunque mayoritariamente su actividad laboral estuvo vinculada al mundo editorial.  En paralelo a sus trabajos para unos y otros, se dedicó asiduamente a la escritura, contando en su haber con una decena de libros, en especial novelas.

Entre sus novelas se podrían destacar Laberinto de fango (1981), La novia del capitán (1986), La guerra de los trofeos (1986), Tiempo de Beleño ( 1995) y La tierra prometida (Premio Ciudad de Barcelona 1999). En el año 2000 publicó El cuento de la mucha muerte, rebautizado como Crónica por el editor, y que es la continuación de La tierra prometida. En 2008 apareció en Editorial  Bruguera,  Tres cuentos de otoño, su primera pero no última incursión en el relato corto. Póstumamente se ha publicado Una casa en el desierto (Alfaguara 2021).

Obras asociadas
Close Menu