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Al final de la mañana

Javier Fernández de Castro

Esta novela es lo más parecido a las series que producen la BBC y las restantes cadenas televisivas británicas. Da lo mismo que sea la vida cotidiana en unas pocas calles y pubs del West End londinense, las tribulaciones morales de un cura católico e irlandés en una ciudad obrera inglesa o la irrupción en una localidad turística costera de un policía con problemas físicos y desequilibrios psicológicos. Bien mirado, en casi  todas ellas pasar no pasa nada trepidante,  hasta el extremo de que a veces ni siquiera es necesario recurrir a un asesinato para desencadenar la acción. Pero los capítulos van pasando plácidamente y se espera con gusto e interés el inicio del episodio siguiente y, si se tercia, la continuación de una nueva temporada de la serie.

                En Al final de la mañana el escenario es un viejo periódico londinense de la mañana en el que el director es  un hombre tan tímido y gris, y que ejerce la dirección con tanta discreción, que la mayor parte de sus empleados no le reconoce si se cruzan con él por un pasillo. El día a día lo lleva un redactor-jefe llamado John Dyson, un buen y honrado periodista que vive frustrado porque se ve obligado a ocuparse de una sección repleta de efemérides, insustanciales colaboraciones sobre temas agrícolas y crucigramas cuando su verdadero destino debería ser la televisión y la fama. La secuencia de su primera –y es de temer que última- participación en un debate sobre el racismo es antológica no sólo por su propia intervención sino por la descripción de los demás tertulianos, perfectamente perfilados a partir únicamente de sus opiniones.

                Su hombre de confianza es Bob, un joven que parece dedicar más atención a los caramelos y los azucareros que a su profesión e incluso que a sus ligues, uno de los cuales, Tessa, se escapa del internado y se le presenta en casa inesperadamente. Es estupenda la sutileza del desenlace de la situación porque en realidad es el entorno – desde la felicitación del director por “su compromiso”, hasta las invitaciones formales a cenar “pero tráete a tu novia, ¿eh?,” o la búsqueda de piso por parte de los compañeros- el que va transformando lo que sólo era una simple conquista de soltero en una relación seria y prematrimonial que en principio ninguno de los dos tenía previsto que llegara tan lejos. También andan por ahí el responsable de la ilustración, Reg Mounce, un tipo desagradable y maltratador al que en el periódico están tratando de despedir mientras en casa su propio comportamiento está sembrando las bases de los cuernos que con todo merecimiento le pondrá su mujer en  la secuela de esta novela, si la hay. O el pobre Eddy, cuya muerte a pie de mesa de trabajo da ocasión a sus compañeros a beberse unas cuantas cervezas en su memoria y enlazar unas frases hechas acerca del destino y la poca cosa que somos.

 Todo va más o menos así hasta que hace su aparición el becario, Erskine Morris, un chico educado y fumador empedernido pero formado en los mejores colegios y universidades de Inglaterra y por lo tanto mucho mejor preparado que sus compañeros para entender el periodismo que viene. Su primera intervención no puede ser más premonitoria, pues en lugar de hacerse un hueco en el riguroso turno establecido por los redactores senior para el uso de la única máquina de escribir en activo que hay en la redacción, al volver de la pausa para la comida aparece con una máquina de escribir eléctrica que él mismo ha pagado. Por descontado que, gracias a la tecnología, y las ganas de prosperar, va asumiendo poco a poco las secciones que nadie quiere al tiempo que propone a la dirección otras nuevas y más rentables saltándose a su jefe directo, John Dyson. En ausencia de éste, que se embarca en una aventura de promoción en Oriente Medio tan disparatada como inoportura, el becario presiona a Bob para que ocupe el lugar de Dyson en un nuevo programa televisivo de debate. Ante la indecisión y los escrúpulos del presunto sustituto el becario acaba por presentarse él mismo en el estudio de televisión y usurpar el puesto y la fama destinados a su jefe. La trama, como digo, transcurre a base de pequeñeces y menudencias que el autor se las arregla para que ocurran en un tono menor y como de vodevil, pero dejando al lector la tarea de calibrar las consecuencias reales de lo que pasará, por ejemplo cuando el tímido director del periódico encuentre la manera de poner en la calle a su desagradable jefe de ilustración, o cuando el redactor-jefe descubra que el becario se ha apoderado durante su ausencia incluso de la fama que él consideraba propia. Una lectura veraniega que parece pedir a gritos una hamaca bajo una buena sombra 

Michael Frayn es un novelista, autor teatral y guionista de televisión ya conocido en España por ser autor de Noises Off, una pieza teatral estrenada con gran éxito en Inglaterra en 1982 y representada en numerosos escenario españoles bajo títulos tan expresivos como   Al derecho y al revésPor delante y por detrás¡Qué desastre de función!Esta obra es un desastre¡Qué ruina de función!

 

Al final de la mañana

Michael Frayn

Traducción de Olalla García

IMPEDIMENTA 

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Javier Fernández de Castro

Javier Fernández de Castro (Aranda de Duero, Burgos, 1942- Fontrubí, Barcelona, 2020) ejerció entre otros los oficios de corresponsal de prensa (Londres) y profesor universitario (San Sebastián), aunque mayoritariamente su actividad laboral estuvo vinculada al mundo editorial.  En paralelo a sus trabajos para unos y otros, se dedicó asiduamente a la escritura, contando en su haber con una decena de libros, en especial novelas.

Entre sus novelas se podrían destacar Laberinto de fango (1981), La novia del capitán (1986), La guerra de los trofeos (1986), Tiempo de Beleño ( 1995) y La tierra prometida (Premio Ciudad de Barcelona 1999). En el año 2000 publicó El cuento de la mucha muerte, rebautizado como Crónica por el editor, y que es la continuación de La tierra prometida. En 2008 apareció en Editorial  Bruguera,  Tres cuentos de otoño, su primera pero no última incursión en el relato corto. Póstumamente se ha publicado Una casa en el desierto (Alfaguara 2021).

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