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Kodama demanda penalmente a autor argentino

Por 12 de abril de 2012 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Iván Thays

Pablo Katchadjian, engordó “El Aleph” y ahora está enjuiciado penalmente.
Esto ya parece una broma de mal gusto, el colmo de la ironía, lo que ud. quiera decir. Ya saben que María Kodama no es santo de la devoción del Moleskine Literario, pero lo que ha ocurrido ahora más que indignación causa risa: la viuda del escritor que mejor entendió la intertextualidad, los juegos con otros textos, que construyó sus obras con referencias a obras de otras, y que hizo de la cita literaria un arte superior, ahora demanda penalmente (6 años de cárcel) a un joven escritor por hacer lo mismo que le enseñó Borges.
Aquí la nota de Gabriela Cabezón:

Los procedimientos son herramientas propias de cada arte. Por ejemplo, el del par dispar. Un personaje muy gordo y otro muy flaco, como Laurel and Hardy y Olmedo y Porcel, por ejemplo, son una fórmula de éxito en la comedia. Otra, también muy exitosa, es la del enfrentamiento del gigante con el pequeño. Sí, como David y Goliat o el Cíclope y Odiseo. De eso, de procedimientos y de fuerzas muy diferentes, se trata esta nota.El escenario de este duelo es la Secretaría 110 del Juzgado Número 3. El título, ?Demanda por infracción de los artículos 72 y 73 de la Ley 12,723?, ?la de propiedad intelectual. Es un delito de la familia de las defraudaciones. La pena, hasta seis años de cárcel. Los contendientes, María Kodama ?no hace falta aclarar de quién se trata?, y Pablo Katchadjian, un escritor argentino nacido en 1977 y apreciado sobre todo por otros escritores, por su diestro manejo de diversos procedimientos literarios y el cultivo de una poética del absurdo.La cosa es así: el escritor joven tiene una muy pero muy pequeña editorial que se llama Imprenta Argentina de Poesía (IAP). En ese sello sacó un librito donde hizo uso de uno de esos procedimientos de los que hablábamos al principio: intervino El Aleph, el famosísimo cuento de Borges. ¿Qué hizo? Lo engordó. Literalmente, le agregó palabras, hasta que las 4 mil originales llegaron a 9.600. Y así se llama el librito: El Aleph Engordado. Termina con una aclaración del autor, que, por si hiciera falta, explica que ?el texto de Borges está intacto pero totalmente cruzado por el mío?. La tirada fue de 200 ejemplares. Este procedimiento, intervenir las obras ajenas, tiene una larga tradición en la literatura y el arte. Para empezar, podemos recordar una obra de Duchamp, LHOOQ (ver recuadro). El título es complicado, pero la obra no: agarró una reproducción de la Gioconda, le pintó bigote y barbita, le puso un título y lista la obra de arte. A ese tipo de intervenciones, Duchamp las llamó ready made. En literatura, a procedimientos semejantes se los llama intertextualidad. Hay de varias clases. Por ejemplo, se toma un personaje de otro autor y se escribe sobre él. Ultimamente lo hizo el francés Michel Lafon, en su novela Un día en la vida de Pierre Menard. El personaje sale de otro cuento muy famoso de Borges, ?Pierre Menard, autor del Quijote?: un escritor francés que se propone escribir el Quijote en el siglo XX. Y lo hace: escribe tres capítulos de la obra de Cervantes. Copiados letra por letra. Pero es otro libro. Incluso el crítico que aparece en el cuento juzga que ?el fragmentario Quijote de Menard es más sutil e infinitamente más rico que el de Cervantes?.Otro caso de intertextualidad que lo tiene de protagonista a Borges: un escritor salvadoreño, Alvaro Menen Desleal, escribió un libro que tituló Cuentos breves y maravillosos. El primer cuento se llamaba ?Prólogo de Borges?: el centroamericano tomó frases encomiosas de, efectivamente, distintos prólogos de Borges, las mezcló, cambió los apellidos de los autores encomiados por el propio y listo. Borges terminó enterándose. Y parece que le resultó divertido, a juzgar por la carta que le escribió a quien lo había puesto al tanto:?No recuerdo haber escrito la generosa y acaso justa epístola que me atribuye el señor Álvaro Menen Desleal, a quien no conozco; sospecho que se trata de un ingenioso mosaico de frases mías, tomadas de diversos textos y amplificadas por el mismo señor A.M.D. Ya que el volumen consta de una serie de juegos sobre la vigilia y los sueños, queda la posibilidad de que mi carta sea uno de tales juegos y travesuras.?
Otra pareja despareja la forman la lógica del mercado y las tradiciones de la literatura. Para explicarlas, fuentes que prefirieron guardar el anonimato contaron a Clarín que la defensa de Katchadjian ?un abogado que además es un escritor y un crítico de culto, Ricardo Strafacce? propone como testigos expertos a Beatriz Sarlo, César Aira, Jorge Panessi y Leonor Acuña. Gente de Letras, claro. En esta instancia, está en manos del juzgado sobreseer a Katchadjian, o citarlo a indagatoria, imputarlo y elevar la causa a juicio oral y público. La estrategia de la defensa, según las fuentes citadas, es demostrar que no hay delito porque no hubo ni hay beneficio ecónomico en la operación de Katchadjian.
Consultada por Clarín, María Kodama fue muy breve y contundente: ?Toma todo el cuento sin pedir autorización. Hemos perdido el respeto a nosotros mismos, por eso no respetamos a los otros. Si uno usa algo que no es propio, lo mínimo que puede hacer es pedir permiso?.

Me pregunto: señora Kodama ¿a cuántas personas debió pedir permiso Borges, entonces, para hacer sus jugos intertextuales? Ni me imagino. El escritor argentino Damián Tabarovsky escribió una columna muy buena al respecto, en el diario Perfil, donde no solo celebra la idea de Katchadjian (a quien considera uno de los escritores argentinos más interesantes de su generación) sino que aclara el punto: ¿quién es el que se aprovecha y beneficia económicamente del legado de Borges? ¿Un escritor experimental con un libro de 200 ejemplares o la Maquinaría Kodama y sus ediciones póstumas, que incluyen libros que el autor desdeñó y que no incluyen, porque lo que importa es vender mucho, libros con un aparato crítico serio que solo comprarían los especialistas? 

(…) a causa de este pequeño texto inofensivo, experimental y de circulación limitadísima, que María Kodama y su ejército de abogados entablaron una demanda en nombre de la sacrosanta ley de propiedad intelectual. Defendido Katchadjian por el abogado Ricardo Strafacce (escritor él también, autor de la notable biografía de Osvaldo Lamborghini) por estos días, con la feria judicial terminada, el juez debe determinar si hace o no lugar a la demanda penal ?¡sí, penal!? que la heredera de los colosales derechos de autor de Borges interpuso. Desechar la demanda sería lo más sensato, razonable y justo que podría ocurrir.Como es sabido, María Kodama ha entablado también, en el pasado, demandas contra otros por calumnias e injurias. Pues nada inoportuno contra ella saldrá de mí. Al contrario, no tengo más que bellas palabras. Esta es mi catarata de elogios: en este caso, como de costumbre, Kodama vuelve a demostrar su inteligencia superior y su don de gente; vuelve a poner en escena la exquisita sensibilidad estética y literaria que la caracteriza; no hay en ella ninguna actitud protofascista ni brutal; es falso que no le interese en absoluto la calidad de las ediciones de las Obras completas de Borges ?en Emecé y Mondadori? ni la ausencia de aparato crítico ni la fealdad de esos libros; doblemente falso entonces es que sólo le interese la plata y nada más. Jamás me haré eco yo de esas patrañas.

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Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

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