
Eder. Óleo de Irene Gracia
Iván Thays
Hans Joachim Schädlich
El escritor alemán Hans Joachim Schädlich ha sido traducido al castellano gracias a Adriana Hidalgo. Su libro El viaje de Kokoshkin, cuyo protagonista es un botánico de 95 años, ha sido reseñado, para el blog de Eterna Cadencia, por Florencia Parodi.
Dice la reseña:
El escritor es alemán, Hans Joachim Schädlich. El protagonista, ruso, Fiódor Kokoshkin, un botánico que en el presente de la novela tiene noventa y cinco años. El viaje de Kokoshkin tiene una especie de epílogo de una página, un diálogo entre él y su amigo Hlavácek, que lo acaba de acompañar durante un recorrido por Rusia y Europa. Pero la novela empieza con el embarque en un crucero en Southampton, camino de vuelta luego de ese recorrido, a Estados Unidos, donde Kokoshkin reside desde 1934.
El viaje en crucero dura tres días y tres noches, y dentro de ese período se extiende la novela evocando también otros viajes. En la contratapa del libro se indica la superposición de tres tiempos: ?el presente de su regreso en crucero, el pasado reciente del viaje que ha hecho y la evocación de los recuerdos de infancia que ese viaje ha despertado?. Pero en realidad hay una línea más, que es la que se menciona en ese primer diálogo que funciona como epílogo (??Podríamos ir a pescar lucios (?). Como lo hicimos en Studená, Moravia?): la visita en la que Kokoshkin conoce a Hlavácek, en el 1968, durante los últimos días de la Primavera de Praga. El marco es sin duda el tiempo del crucero: así como empieza con el embarque, la novela termina con la llegada al puerto de Nueva York.
A sus noventa y cinco años, Kokoshkin se define como un emigrante de profesión, pero también seduce como un profesional a una mujer con quien comparte mesa en el barco. Y no es menos experto a la hora de organizar, dosificar y condensar la historia de su vida relatada a distintos interlocutores. Su emigración profesionalizada se nota al principio en los detalles precisos sobre trances entre naves y países. Una vez en el barco: el manual del peligro, las instrucciones en caso de catástrofe. Cuando lleva poco tiempo a bordo conoce a sus compañeros de mesa del restaurant: Olga Noborra, una arquitecta alemana mucho más joven que él con quien le gustará pasar el rato durante el viaje; Oakley, un norteamericano que conoce de Boston; Frank y Lucy, una pareja de británicos, y el fagotista ruso Sajnovski.
(…)
El personaje de ficción que construye Schädlich se cruza constantemente con figuras reales como la de Gorki o Iván Brunin, y los acontecimientos históricos más dramáticos se aluden tangencialmente a través de las idas y venidas de Kokoshkin. El único suceso que se relata con detalle es la Batalla de Kahlenberg, que relata el único pasajero norteamericano de la mesa, Oakley, y define como el cumpleaños de Europa. Oakley le cuenta a los demás cómo los otomanos sitiaron Viena en 1683 y los ejércitos cristianos resistieron (?Juan Sobieski envió el estandarte del profeta al Papa con el mensaje: ?Vinimos, vimos, Dios venció??). Al final de su discurso se ocupa de los países islámicos: ?Tienen la bomba atómica, y la bomba atómica es su verga. Y todo esto lo justifican idiotas políticamente correctos, que también entre nosotros tienen la sartén por el mango. Ahora a los enanos hay que llamarlos personas con capacidades de altura diferentes?. Cuando termina, Kokoshkin le adjudica el mérito de llamar las cosas por su nombre. Esto no desentona con el final: la llegada al puerto de Nueva York con la visión al amanecer de la Estatua de la Libertad se parece más al final de una película norteamericana que a la conclusión de una historia sobre un personaje de origen ruso que atravesó entero un continente y un siglo, como si todavía fuera posible sostener la utopía de encontrar en Estados Unidos la calma política.