Iván Thays
No solo el jardín sino el mar, Jorge Volpi se diversifica. Fuente: casamerica Rompiendo con su ciclo de novelas extensas, la nueva novela de Jorge Volpi, Jardín devastado (Alfaguara) es una pequeña música de cámara. Espero que la vendan en Bogotá para poder leerla. Aunque en cierto modo ya la leí, porque la novela fue apareciendo en fragmentos (100 microcapítulos) en un blog que Jorge administraba en El Boomerang. Dijo Volpi:»Ha sido un proceso doloroso porque desde el principio me plantee explorar el dolor. Creo que la novela es una exploración del narrador, un proceso de liberación, en busca de un libro sobre la indiferencia, sobre el egoísmo como algo circunstancial del ser humano», dice Volpi. A la tarea de analizarse, añadió el cansancio que produce escribir cada capítulo a mano antes de volcarlo en su bitácora. «Escribir a mano cambia bastante el ritmo de la prosa por lo que se cansa la propia mano o por la velocidad que es menor, me gustaba esa combinación entre lo más primario y lo más tecnológico», explica. Capítulos de dos líneas, que más parecen aforismos, intercalados con imágenes narradas en dos páginas, en una prosa que destila poesía. En El jardín devastado, Volpi juega con el halo de ventana a la intimidad que le ofrece la herramienta del blog.