Francisco Ferrer Lerín
Mi relación con la posibilidad de atravesar muros con la mirada o con todo el cuerpo se inicia, en 1954, con la visión de la película francesa, de 1951, Garou-Garou, le passe-muraille, protagonizada por el inefable Bourvil, y que en España se tituló Garú-Garú (El atraviesa-muros).
El segundo episodio vinculado a esa habilidad tiene lugar en 1968 durante una prospección ornitológica por una zona boscosa cercana a la montaña de Montserrat, en la provincia de Barcelona. Me acompañan los biólogos Álex de Juan y Jorge Muntaner, y los tres quedamos sorprendidos al oír, de golpe, una potente voz masculina que parece proceder del interior de una casa enorme, en estado práctico de ruina, con la que nos topamos tras un recodo del camino. El hombre, misterioso, invisible, con un cerrado acento catalán pero hablando en castellano, dice, a alguien, que los aparatos que llevamos colgados del cuello [prismáticos] permiten ver a través de las paredes, a lo que una voz femenina, quizá murciana, replica preguntando si no seremos maquis.
Y ahora, gracias al boletín, de este 23 de marzo de 2022, del Consulado General Honorario de Israel en Guayaquil (Ecuador), descubro que ya existe tecnología avanzada para ver a través de las paredes; en concreto la «última versión de una cámara de detección a través de la pared, desarrollada por la empresa israelí Camero, que permite al usuario disponer de información en tiempo real, como cuántas personas hay en la habitación y dónde se encuentran, además del diseño del lugar. Camero, conocida, desde 2004, por sus sistemas de imágenes a través de obstáculos, dispone de otros productos en su arsenal, como el XLR80, muy potente, que permite ver a través de paredes a más de 100 pies de distancia, pero no resulta tan manejable como la última versión».