Francisco Ferrer Lerín
Ante la reciente confirmación de la presencia en España, como en buena parte de Europa, de una nueva especie de mamífero, el chacal dorado (Canis aureus), es bueno recordar lo que se dice en El Bestiario de Ferrer Lerín, en la introducción del capítulo “Fieras” y en la entrada ADIVA, acerca de dicho cánido.
La presencia de ADIVAS en el interior peninsular, concretamente en la meseta sur, ha sido objeto de esporádicas polémicas, a menudo poco rigurosas. La misma indefinición de la palabra –y de su variante más extendida, ADIVE- en lo que a adscripción a una especie se refiere, complica las cosas. Aceptado el origen arábigo del término y su utilización en el Magreb para designar el chacal, todo lo demás son conjeturas. Desde el lobo al zorro, pasando por el podenco, cualquier aplicación es posible si se trata de un mamífero carnívoro de tamaño medio. Y parece ser que en tiempos pasados los nobles ¿europeos? gustaban de la compañía de chacales, entonces abundantes no sólo en el norte de África sino en el este de nuestro continente. Una población relicta, procedente de ejemplares escapados –o liberados- de aquellas cortes, vagabundeando discretos por los enclaves manchegos más solitarios, parece argumento de ficción pero, en la novela Níquel (2005), de evidente estilo documental, se describe el cruento ataque de varios chacales dorados –Canis aureus– a tres intelectuales barceloneses comedores de tierra la noche del viernes 17 de septiembre de 1964.
ADIVA, O ALIVE. Cierta especie de animál mui comun en Africa, y mui parecido al perro, que en Castellano llamamos Podenco, solo que la cola es como la de la zorra. Mantiénese de la caza, y de noche continuamente aúlla, imitando el llanto de un niño. [Diccionario de Autoridades, 1726]
“Le coman adívas, y le piquen avispas, y le hollen puercos.”
Miguél de Cervantes: Historia de Don Quixóte de la Mancha.
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El Bestiario de Ferrer Lerín. Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2007.
Níquel, Zaragoza, Mira Editores, 2005 (1ª ed.)
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