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El impostor inverosímil Rodrigo Fresán

Por 27 de diciembre de 2005 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Rodrigo Fresán, escritor argentino radicado en Barcelona, ha sido elegido por el Financial Times como uno de los cinco mejores autores traducidos al inglés durante el 2005, por su novela Kensington Gardens. Ya que a Fresán no le hace la más mínima falta que yo lo elogie, dedicaré este artículo a contar historias que le he robado.
Fresán está lleno de relatos surrealistas sobre sus encuentros con otros escritores. Según dice, una vez en Buenos Aires peleó con su novia y ella salió corriendo. Como siempre ocurre en estos casos, él salió corriendo detrás. Al doblar la esquina, afirma haber chocado contra “algo blandito” (sic), que como consecuencia se cayó al suelo. Fresán ya iba a continuar su carrera cuando alguien le dijo: “¡Che, es Borges!”.
En efecto, la cosa blandita que se retorcía en el suelo era el autor de El Aleph. Fresán asegura que en ese momento, lo primero que pensó fue: “voy a pasar a la historia como el escritor que mató a Borges.” Pero no lo mató.
En otra ocasión, siempre según él, almorzó con Susan Sontag, que comía gigantescos filetes de carne casi cruda. Fresán comentó: “Oiga, Susan, come usted como Pedro Picapiedra”.
Susan Sontag no estaba acostumbrada a que nadie le hiciese chistecitos, y menos a que la comparasen con Pedro Picapiedra. Pero quizá por eso, le hizo gracia. La siguiente vez que lo vio, lo recordaba bien, y aún se reía de sus filetes Flinstone.
Pero la más alucinante de las historias es la de Roman Polanski.
Sostiene Fresán que un día, mientras desayunaba en un hotel de París, se le acercó Polanski, le dio un abrazo y se sentó a conversarle como si lo conociera de toda la vida. Fresán se sintió obligado a decirle: “Perdone, creo que se confunde usted. No nos conocemos.” Polanski repondió. “¿No? Bueno, de todos modos me quedaré aquí, que ya tenemos conversación”.
Pasaron un rato conversando, hasta que Polanski le sugirió que fuesen a un bar sadomasoquista que conocía, no lejos de ahí. Fresán afirma haberse negado. Según su relato, Polansky insistió sin éxito.
Esas son sólo tres de las miles de historias inverosímiles que tiene Fresán sobre sus encuentros con hombres y mujeres notables. Yo sólo quería decir en este artículo que estoy seguro de que todas son falsas.
Pero son muy divertidas.

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