Clara Sánchez
Después de ver la película catalana y un poco asturiana de Woody Allen, donde acaso con ironía saca a relucir unos cuantos tópicos españoles, me como un pincho de tortilla de patatas, que no comprendo por qué no le gusta a nuestro Woody. Si bien es cierto que este tipo de tortilla (sin ser fuerte) no es para estómagos que estén a jamón de york y yogur, y sobre todo, ha de estar jugosa, ligera, sin la patata deshecha, frita en aceite de oliva virgen extra. Y tiene razón el director de Vicky, Cristina, Barcelona a veces en bares y restaurantes llaman tortilla a unos mazacotes insípidos que se te hacen una bola en la garganta.
Woody, eso no es tortilla española, eso es una estafa. Cuando vuelvas por aquí pide que te lleven a Galicia, otra Comunidad Autónoma que te encantará por sus paisajes melancólicos y sus tonos verdes y ocres que tanto te gustan, y una vez allí haz una parada en Betanzos, donde podrás comer una auténtica y deliciosa tortilla de patata.