Clara Sánchez
En la iglesia católica ni siquiera se habla de lo que ya supone un problema en la anglicana: que las mujeres puedan ser obispos. En un artículo de El País sobre el tema se puede leer: "El código de conducta permitirá que quienes rechazan a las mujeres y están en una diócesis en la que una mujer es el obispo puedan solicitar a la obispo que no vaya a determinado acto y que envíe a un hombre en su lugar".
"Rechazar" a las mujeres para ser obispos o para cualquier otro cometido que desempeñen los hombres es un una actitud completamente rechazable por irracional, fruto de un impulso primario y cerril, que no produce ningún tipo de reflexión, sólo irritación. Alguien puede "rechazar" a las mujeres, a los negros, a los japoneses, el color lila y las amapolas del campo ¿y qué? ¿Hay que ser condescendientes con las manías y las neurosis? De verdad creo que el rechazo a las mujeres es una patología tan fuera de lugar en los tiempos que corren como la viruela. No sé por qué hay que seguir comulgando con el embrutecimiento.
Y además estoy harta de tener que pensar en estas cosas, me aburren soberanamente. Las mujeres, los hombres. También hay mujeres que rechazan a los hombres y que los miran con recelo. Y aquí me paro. Personalmente lamento que existan bastantes mujeres a las que no soporto y bastantes hombres a los que tampoco. Y me aguanto, no pretendo que los borren del mundo.