Clara Sánchez
Siempre estoy oyendo eso de me opero los pechos y me opero esto y lo otro para estar mejor conmigo misma o conmigo mismo, para gustarme más. ¡Ja! Somos capaces de cualquier cosa para ser aceptados por los demás, para tener más éxito social, para ser queridos, admirados, incluso a riesgo de perder algo de nuestra identidad personal. Últimamente pongo la televisión y de pronto reconozco una voz, pero no la cara. Resulta que ese alguien parece otro, sus facciones han cambiado. Y no es un hecho puntual, aislado, el fenómeno es apabullante. De algunas personas sólo va quedando la voz y su manera de expresarse, algo que a no tardar también trataremos de corregir. ¿Estas metamorfosis suponen un acto de amor hacia sí mismo, hacia otra persona a la que deseamos gustarle más? Porque ya no se trata de eliminar arrugas o papadas o descolgamientos de la piel que nos van haciendo cambiar a lo largo del tiempo (y con los llamados retoques o estiramientos seguir siendo nosotros), sino de convertirnos directamente en otro.