
Eder. Óleo de Irene Gracia
Clara Sánchez
Me pregunto si hacemos bien en alimentar el mundo fantástico de nuestros hijos con Reyes Magos, hadas, brujos buenos, muebles que parecen los hongos de un bosque encantado, dulces de diseño, para que luego se den de bruces con el llamado mundo real que para qué vamos a hablar de él. La historia de los Reyes Magos es muy bonita y a mí me gusta. De pequeña me lo creía a pies juntillas y esperaba en la calle a la caída de la tarde del día 5 para ver si veía asomar a sus majestades balanceándose en los camellos. ¿Cómo se va a adaptar uno bien a la realidad si ha creído en cosas tan increíbles? Esa creencia debe de quedar en algún lugar del cerebro, y seguramente por eso hoy en día soy capaz de tragarme cosas que me cuentan que no se creería nadie.