Clara Sánchez
En el fondo admiramos el deporte porque es la otra cara de la comodidad. Vivimos en la era de los comodones. La publicidad siempre va por ahí. El coche más cómodo, el sillón más cómodo, el suelo más cómodo, bañeras con hidromasaje, casas domóticas, la compra de billetes de avión y entradas de cine por Internet. No sé, agradezco no tener que lavar la ropa en el río más cercano, ni tener que acarrear cántaros de agua desde la fuente, ni tener que escribir estas líneas a la luz de un candil, pero tampoco nos pasaría nada por no derrochar tanta energía. Nos esforzamos tan poco, físicamente hablando, que luego tenemos que sacar tiempo para andar una hora diaria si no queremos que se nos dispare el azúcar y el colesterol.
Esperemos que según van las cosas no tengamos que recuperar el brasero con picón de nuestros abuelos, el fresco botijo y la administración de los claroscuros y de las corrientes de aire en el interior de las casas en el ardor veraniego, que por otra parte tan buenas sensaciones me traen.