
Eder. Óleo de Irene Gracia
Clara Sánchez
Tenía un nombre tan corriente como los personajes que interpretaba. Corrientes por fuera, complejos, contradictorios y desasosegados por dentro. Hizo películas de ocasión y películas maravillosas, pero él siempre fue genial. A través de su tierna y desolada mirada muchos aprendimos a ver el mundo. No sé por qué en los últimos tiempos me acordaba bastante de él y me llamaba la atención el poco caso que se le hacía, el poco reconocimiento que se le daba desde las instituciones y los medios culturales. Pero no importa porque lo que ha hecho, hecho está. Parece que Chaplin dijo que era uno de los grandes. A la vista estaba. Era capaz de conmovernos mientras nos hacía reír. Le doy las gracias desde aquí por todo lo que me ha dado sin saberlo. En mi mente lo pongo junto a Pepe Isbert y Jack Lemmon. Pertenece a ese lugar de seres excepcionales donde le espera Rafael Azcona.