
Eder. Óleo de Irene Gracia
Clara Sánchez
Una tecnología tan avanzada como la de Star Trek, que permita desintegrase físicamente y volver a recomponerse en otro sitio, exigiría unas condiciones por lo menos como las de Matrix, una dimensión más virtual. Llegados al punto de vencer la antigravedad y de pode desplazase ente las estrellas disfrutando de vistas panorámicas y de todas las comodidades terrestres, parecería normal no necesitar móvil ni ningún tipo de aparato para comunicarse con la nave desde cualquier otro planeta como muchas veces se ven obligados a hacer los protagonistas de la serie, sino que sería suficiente la implantación de microchips o nanorrobots en el cuerpo, conectados por un lado con nuestras neuronas y por otro con la red, por lo que estaríamos comunicados con conocimientos de todo tipo desde una realidad virtual, que nos haría replantearnos la vida en todos los órdenes. Más o menos esto es lo que propone uno de los grandes padres de la cibernética, Raymond Kurzweil.