Clara Sánchez
Siento decir que después de haber sido arrastrada al cine por los comentarios que hablan maravillas de El caballero oscuro (secuela de Batman begins) y de gastarme mi buen dinero en una butaca VIP me he aburrido como una ostra. Película de acción que pretende tener trasfondo ideológico de corte democrático y poco más. Los primeros planos, impactantes aunque corrientes. Pero como no quiero ser una amargada no perdí la ilusión, esperaba ver la gloriosa actuación de Heath Ledger haciendo de Joker. He de decir que nunca me ha vuelto loca este personaje, es un malo demasiado amargo, y de entrada las caras de payaso y las caretas me resultan antipáticas, no las entiendo. Pero bueno, la actuación del malogrado Heath Ledger es la actuación del malogrado Heath Ledger. Buena actuación sin duda, pero que me ha dejado fría. Toda esa desesperada energía podría haberla utilizado Ledger en un papel con más chicha en cuanto a guión. Todo el arte, la enloquecida desenvoltura que emplea al pasarse la mano por el pelo grasiento y coger el arma inesperadamente, de perfil, y apretar el gatillo al mismo tiempo que la empuña podría haber dado más de sí en una peli de Tarantino.
Se la compara a Titanic en recaudación de taquilla. Pero por haber hecho la misma taquilla que Titanic no es Titanic. Titanic es una película bonita, tierna, emocionante que tiene a un Leonardo DiCaprio enamorado y agarrado a la balsa mientras su cuerpo metido en el mar se va helando poco a poco capaz de arrancarte las mejores lágrimas. El Caballero oscuro, como mucho, puede arrancar algún bostezo.