Clara Sánchez
Estos días estamos envueltos en polémicas caducas, rancias, que parecen haber salido de una habitación que llevara cerrada un siglo o más. No tendría que haber discusión posible en cuanto a si se retiran o no los crucifijos de las aulas y centros públicos, porque al ser el nuestro un estado laico los símbolos religiosos de cualquier tipo ya tendrían que haber sido retirados hace tiempo. Y no me parece que sea una buena idea dar opción al centro de enseñanza para que decida si dejarlos o quitarlos porque siempre habrá opiniones encontradas según creencias, y en este asunto no se trata de creencias, pues cada uno es muy dueño de tener las que quiera, sino de que gozamos de una Constitución que impide que ninguna religión se imponga sobre las demás, incluso sobre la no creencia.
Así que ya está bien de tonterías. En los centros e instituciones públicos no tiene por qué haber signos religiosos. No hay debate posible.