Clara Sánchez
Vengo de Jaén, de celebrar el acto de conmemoración del X Aniversario del Centro Andaluz de las Letras, que se celebró en la Biblioteca Pública Provincial, como debe ser, porque las bibliotecas son los lugares más democráticos del mundo (uno puede leer lo que le dé la gana), y donde el libro tiene un valor y no un precio.
Siento no haber tenido tiempo de ver Jaén ciudad (otra vez será), pero desde el tren he disfrutado de la contemplación de sus campos, de sus verdes olivos con tendencia a platearse bajo la luz del atardecer. Ha sido imposible que no empezase a oír en mi cabeza los versos de Miguel Hernández:
"Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
El poema sigue. Sigue en mi cabeza.