Basilio Baltasar
Cuando Piglia habla de Borges, Lowry o Kafka entendemos que los tres han escrito para un tipo particular de lector: el visionario. El lector que sabe leer lo que no está escrito, lo que se omite con vigorosa habilidad artística. Este visionario es el cómplice supremo. El compinche que el escritor está esperando.
El lector común, que desconoce la noción y el sentido de la dificultad, tropieza con un obstáculo insalvable. Desiste y descarta lo que no entiende. Lo repudia. Se jacta de ello. Para confirmar hasta qué punto yerra debería considerar lo que dice violentamente Piglia sobre la impenetrable paradoja de los libros: «Todos los escritores son ciegos. No pueden ver sus manuscritos. No hay forma de leer los propios textos si no es bajo los ojos de otro».