
Eder. Óleo de Irene Gracia
Basilio Baltasar
Las grúas que se levantaban sobre el páramo español como signo de la rapacidad urbanística permanecen inmóviles en el horizonte mientras el rocío oxida sus pernos y poleas.
Sería prematura una confesión cuya franqueza corroyera nuestros simulacros pero los parados deambulando por la ciudad con las manos en los bolsillos y la ira contenida en su mirada ofendida anuncian el fiasco de nuestras ilusiones.
No sabremos aprovechar la crisis económica para sustituir el viejo modelo de desarrollo depredador y después de esperar con espasmos de impaciencia un nuevo ciclo de expansión, volveremos a las andadas.
La fiesta del consumo hará sonar de nuevo sus cornetas de alocada fogosidad y todos celebraremos haber ganado un poco más de tiempo: la ecuación prosperidad-despilfarro-miseria es la única fórmula de economía social que el mundo ha sabido construir. Eso o nada.