Basilio Baltasar
Se encienden los focos, se conectan los micrófonos y desde su podio el Presidente anuncia las medidas que deben paliar los efectos de la crisis financiera internacional en la economía española.
Un fondo de 50.000 millones de euros para inyectar liquidez al sector y una garantía pública de 100.000 euros a los ahorros bancarios.
¿Eso es todo?
La izquierda tartamuda vuelve a hacer de las suyas.
Además de padecer su tradicional parálisis de ideas ante el espectáculo organizado por los insensatos avariciosos de Wall Street, la izquierda imita las ocurrencias del capitalismo salvaje. Acepta sin rechistar que la única salida al expolio de los grandes directivos sin escrúpulos es… reponer con el dinero de los contribuyentes lo que aquellos han perdido en su última jugada.
La codicia infatigable de los especuladores ha llevado al mundo al borde del colapso y la izquierda se limita a compartir la preocupación con gestos compungidos. La misma liturgia en todos los países.
He aquí lo que ayer estaba obligado a decir Zapatero a los ciudadanos españoles:
"Además de las medidas monetarias de urgencia que acabo de anunciar, he ordenado al Banco de España y al Ministro de Economía la realización de una amplia auditoría que nos permita conocer el diámetro del agujero al que estamos siendo arrastrados y el alcance de la crisis que afecta a nuestro país. La investigación identificará a los agentes económicos que hayan burlado las reglas del sistema financiero y provocado la situación que hoy padecemos.
Además, he convocado una comisión gubernamental que elaborará las nuevas normas de control a las que, de ahora en adelante, estarán sometidos los operadores bancarios y bursátiles, especialmente aquellos que hagan uso de los fondos públicos puestos en circulación.
La era de la impunidad ha acabado. A partir de ahora el libre mercado será un instrumento de crecimiento y prosperidad regulado, como el resto de las actividades ciudadanas, por la ley y la justicia".
Esto es lo que debería habernos contado Zapatero.