
Eder. Óleo de Irene Gracia
Basilio Baltasar
Oriente Medio es el tablero de un juego peligroso, sin reglas y con demasiados jugadores. La dificultad de interpretar el sentido de los acontecimientos que estallan en este escenario bíblico da pie a maniobras fallidas, coléricas o ridículas (como la de Sarkozy anunciando la semana pasada en Egipto una tregua bilateral que no tuvo lugar).
Israel asalta la franja de Gaza y muchos se preguntan: ¿por qué ahora, en este preciso momento? Una primera respuesta: para entrometerse abruptamente en la agenda política de Barack Obama.
La toma de posesión del nuevo inquilino de la Casa Blanca (¡formidable epíteto para el presidente de un imperio!) tendrá lugar mientras los edificios civiles de Gaza se desploman bajo las bombas de fuego líquido, los habitantes corren despavoridos hacia ninguna parte y las fronteras siguen cerradas a cal y canto. La fuerza de los hechos brutales cercena la elocuencia de lo que Obama podría decir sobre Palestina, la paz, la concordia, el consenso de las mutuas concesiones, etc.
Los halcones de Israel han enviado a la Casa Blanca un mensaje: que a la señora Clinton ni se le ocurra restaurar la política de su marido. De aquella famosa foto de tres hombres dándose la mano no queda nadie: Rabin murió asesinado, Arafat murió calcinado por sus achaques, y Clinton debe seguir siendo un cadáver político. El nombramiento de Obama -Hillary como secretaria de estado de asuntos exteriores- encendió las alarmas en Tel Aviv -como si se avecinara uno de aquellos cacharros volantes de Saddam Hussein.
La atrevida iniciativa impulsada por Clinton durante su segundo mandato para sentar las bases de una paz definitiva consolidó el insólito acercamiento entre sionistas intransigentes y cristianos renacidos, la trama de una guerra redentora (Iraq) y la ilusión de un supremacismo mundial definitivo. Los dos sueños -el de la paz y el del dominio absoluto- han sido efímeros.
Es motivo de expectación la destreza que tendrá Obama para manejar a sus inevitables aliados en Oriente Medio.