Basilio Baltasar
El gobierno de Zapatero ha enviado a su vicepresidenta al Vaticano para celebrar el nombramiento de tres cardenales españoles. En la cena de gala organizada por la Embajada de España en Roma, De la Vega deja constancia de la alegría que siente el gobierno y de cómo comparte el sentimiento de regocijo de la sociedad española.
Uno de los tres nuevos cardenales, el arzobispo de Valencia, García-Gasco, quiere responder al gesto amable del gobierno socialista y procede a leer un discurso dedicado a considerar los males de nuestro tiempo.
El rechazo de Dios, dice en su amonestación a una sorprendida De la Vega, supone grandes peligros para España. Y sin la cercanía del Señor, añade, no hay futuro, ni para España ni para Europa. Los purpurados españoles, constata finalmente García-Gasco para evitar la confusión de las ceremonias diplomáticas, en modo alguno estamos satisfechos con el gobierno.
Momentos antes de la cena, el Papa había entregado a los veintitrés nuevos cardenales reunidos en Roma "el anillo de San Pedro" y les había invitado "a recordar a qué Rey servís".