Basilio Baltasar
No comprendo muy bien la coletilla que usan los políticos para comentar las decisiones judiciales. "Con todo respeto" dicen. Como si la crítica al juez de turno fuera una ofensa inadmisible. La fórmula se ha hecho popular y no hay secretario de organización que no haga tres o cuatro genuflexiones verbales antes de evitar su evanescente respuesta. ¿A qué viene tanta veneración? Se ha ido imponiendo la costumbre de acatar las decisiones judiciales, como si lo contrario no fuera posible. Las apelaciones a instancias superiores forman parte del proceso y suponen un claro desacuerdo con la sentencia. ¿Por qué no declarar esta desavenencia? Si criticamos al poder gubernativo (¡y de qué manera!) y al parlamentario (no te digo), ¿qué nos impide desbrozar la razón judicial? La cultura política española, tan salvaje en ciertos aspectos, está viciada por unos miramientos incomprensibles.