Basilio Baltasar
Sea cual sea el culpable oculto detrás de la crisis económica, sea cual sea el exceso que ahora vamos a pagar, lo cierto es que debemos ir apretándonos el cinturón. Y cumplir la máxima de nuestros abuelos: no gastarás más de lo que ganas.
¿Sabremos hacerlo?
Al parecer hay una modestísima confianza en los beneficios de las medidas restrictivas anunciadas (ya sabes: recortar las pensiones, etc.) Pero nadie se atreve a explicar cómo volverá a crecer la economía basada en el consumo general masivo.
Si ahorramos, si reducimos la cuenta del gasto corriente de las familias exiguas, ¿de qué vivirá el mercado?
Si nadie compra más de lo que puede (pagar), si el ciudadano se limita a resolver sus necesidades inapelables ¿cómo se sostendrá la sociedad de consumo?
Regresar a la economía de subsistencia -ese paisaje de posguerra- y aprender a gozar de los sencillos placeres de la vida -pasearse con las manos en los bolsillos- no será una solución urgente, sino la resignación inteligente.