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Escrito por

Yoani Sánchez

Yoani Sánchez es licenciada en Filología. Reside en La Habana y combina su pasión por la informática con su trabajo en el Portal Desde Cuba. Fue premiada con el premio Ortega y Gasset de Periodismo por su blog Generación Y, que más tarde ha ganado el Premio BOBs al Mejor Blogs del Mundo de 2008 y el Premio del Jurado en Bitácoras.com 2008.

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Meneo en el Olimpo

  Ayer, con el almuerzo a medio tragar, un amigo me llamó para preguntar si había visto el noticiero de la una de la tarde. No; nunca mastico mientras miro ese tipo de programas, es fatal para la digestión. Mezclar los frijoles colorados con el anuncio de sustituciones en el Consejo de Estado y de Ministros, habría resultado en una argamasa de consecuencias incalculables. Aún así, me molesta haberme perdido la noticia y enterarme -a pedazos- de los cambios ocurridos por allá arriba. La ?nota oficial?, publicada en Granma, es larga y llena de un lenguaje que me produce sueño. Se resume en que varios ministros y miembros del Consejo de Estado han sido sustituidos, aunque en las calles ?desde hace algunos meses? se rumoraba ya de su caída en desgracia. Ni siquiera me sorprende que a uno de los reemplazados, Carlos Valenciaga, no se le mencione o que los uniformes militares ganen mayor presencia en el máximo órgano de administración. La gente trata de buscarle a esta movida la profundidad y la sabiduría de una partida de ajedrez, pero a mí me parece puro juego de ?gallinita ciega?. No creo que las tan deseadas y necesarias reformas estuvieran esperando a tener nuevos ministros para ser aplicadas. Si la voluntad fuera impulsar medidas aperturistas, ningún funcionario a cargo de un ministerio la hubiera podido frenar. La intención ha sido, sin embargo, demorar los cambios, adormecerlos, comprar tiempo en el juego de la política, mientras nosotros perdemos meses y meses del tiempo de nuestras vidas. Quién convencerá a Marquitos, que ya tiene el GPS para cruzar el estrecho de La Florida, que los nuevos ministros allanarán el camino para que pueda cumplir sus sueños en su propio país. Lo anunciado ayer no va a disminuir las largas colas frente a la embajada española para lograr una nueva nacionalidad; ni el número de muchachas que entregan sus cuerpos para que las saquen de aquí. Que se llame Bruno en lugar de Felipe el nuevo canciller, poco influye en el grado de la desesperanza. Cambiar los instrumentos no significa mucho, si la sinfonía interpretada y el viejo director de orquesta siguen siendo los mismos.



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3 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Lista para el Everest

Ya van a cumplirse cuatro meses desde que estoy sin ascensor. Catorce pisos para abajo, catorce pisos para arriba y no hay una fecha clara de cuándo estará listo el dichoso artefacto. El montaje va a ritmo cubano, que se parece al de esos galápagos que necesitan horas y horas para avanzar unos pocos metros. Siempre surge algo que prolonga el plazo para inaugurar los nuevos ascensores rusos, mientras mis piernas emulan con las de cualquier alpinista. Si ven que por momentos  el blog tiene el ritmo de los ocho peldaños que forman cada tramo de mi escalera, no se preocupen, también a eso sobrevivirá Generación Y.



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3 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Un discurso bien macho

Todavía conservo el olor de la máscara antigás con la que corríamos al refugio en las prácticas militares, durante la escuela primaria. Mis colegas y yo llegamos a temer que un día nos resguardaríamos en el sótano de algún edificio, mientras afuera caían las bombas. La ciudad muestra hoy las huellas de un constante ataque, pero sólo han sido los proyectiles de la mala administración y las balas del centralismo económico las que han moldeado este paisaje. De tanto prepararnos para una batalla que nunca llegó, pasamos por alto que el principal enfrentamiento ocurría entre nosotros mismos. Un combate prolongado entre los que estamos hartos del lenguaje belicista y, al otro lado, los que necesitan de ?una plaza sitiada, donde disentir es traicionar?. Rodeados de vallas que nos advierten de una posible invasión del norte, hemos crecido varias generaciones de cubanos. Enérgicos llamados a resistir, ya nadie sabe muy bien a quién o a qué, conforman la cantaleta de fondo. Como un soldado que duerme con un ojo abierto para levantarse de un salto cuando suene la diana, así de expectantes deberíamos de ser. En cambio, la indiferencia ganó la batalla principal y la mayoría de mis amiguitos de la infancia terminaron por ir al exilio, en lugar de a la trinchera. Después de varias décadas de escuchar lo mismo, estoy cansada del macho enfundado en su uniforme verde olivo; del adjetivo ?viril? asociado al valor; de los pelos en el pecho determinando más que las manos en la espumadera. Todas mis progesteronas aguardan porque esa parafernalia tan robusta, se cambie a frases como ?prosperidad?, ?reconciliación?, ?armonía? y ?convivencia?.



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1 de marzo de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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A seis pasos de Sullivan

En la lista redactada por la revista TIME y la CNN con los mejores 25 blogs del 2009, hay varios elementos que me han dejado henchida de orgullo. Generación Y es la única bitácora de esa enumeración hecha en lengua española, el mismo idioma que algunos creen incapaz de adaptarse al ritmo de la tecnología y la modernidad. Soy, de entre los otros veinticuatro bloggers, la que menos horas de acceso a Internet tiene ?de eso no me quedan dudas?. Para colmo, ostento la peculiar condición de manejar una bitácora que no puedo ver, por culpa de los traviesos filtros que la censura le ha impuesto. El gurú en que se ha convertido Andrew Sullivan para los que hacemos el Itinerario blogger, está en el puesto cinco con su The Daily Dish. No imagina él que cada semana un grupo de cubanos evocan su texto ¿Por qué bloggeo? y toman su labor como una brújula. Después de casi dos meses con estos encuentros semanales, sabemos, al menos, que el camino de comenzar a opinar no se transita hacia atrás, que el muro del control se puede tumbar de un tirón o socavar byte a byte, post a post.



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27 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Preguntas incómodas

Bordeo mi edificio, evitando pasar por debajo de los balcones, pues los niños lanzan preservativos llenos de orine para matar el aburrimiento. Un hombre con su hija lleva una bolsa que gotea una mezcla de grasa, agua y sangre. Vienen de la carnicería, donde la larga cola anuncia que algún producto racionado llegó en la mañana. Los dos suben felices las escaleras llevando el trofeo cárnico. Es probable que la madre ya esté cortando las cebollas, mientras suspira aliviada de que la proteína reaparezca, después de varios días de ausencia. Voy detrás de ellos y alcanzo a oír como la niña pregunta: ?Papi ¿Cuántos pollos tú te has comido en la vida?? Percibo la cara desconcertada del padre, que ha llegado al piso seis sudando por todos los poros. Su respuesta es un tanto brusca: ?¿Cómo voy a saber eso? Yo no saco cuentas con la comida.? Pero la niña insiste. Evidentemente está aprendiendo a multiplicar y dividir, de ahí que quiera desmontar el mundo y explicarlo ?totalmente? con puros números. ?Papi, si tú tienes 53 años y cada mes recibes una libra de pollo por la carnicería, sólo tienes que saber cuántos meses has vivido. Cuando tengas ese número lo divides entre cuatro libras, que es más o menos lo que pesa un pollo normal?. Me descubro siguiendo la fórmula matemática desarrollada por la chica y calculo que he devorado unos 99 pollos en estos 33 años. El hombre interrumpe  mi cuenta y le dice ?Mi´ja, cuando yo nací los pollos no eran por la libreta?. Caigo en cuenta de que yo sí crecí con el grillete del racionamiento ajustado a ambos tobillos, pero gracias al mercado negro, el desvío de recursos, las tiendas en pesos convertibles, el canje de ropa por comida y un montón de caminos paralelos, no sé la suma exacta de lo que he digerido. Apuro el paso y escucho la frase recelosa de la pequeña Pitágoras: ?Ay Papi, tú me quieres hacer creer que antes, en las carnicerías, te vendían todo el pollo que quisieras??.



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25 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Cuba performance

  Hace algunos días, pudimos ver en nuestra casa el documental Cuba  performance, dedicado a la labor artística del grupo Omni Zona Franca.  La sala se llenó de peludos y hasta algunos autores extranjeros,  invitados a la Feria del libro, subieron los catorce pisos por la  escalera. Amaury ?el protagonista del filme? no estuvo presente, porque  hace unos días le nació un hijo que lo tiene ahogado entre pañales y  noches sin dormir. Era viernes trece y había luna llena, pero la  superstición no nos impidió disfrutar de algunas horas de creación,  libertad y descarga. La directora del documental, Elvira Rodríguez Puerto, convivió durante  semanas junto a Eligio, David y los otros artistas de Alamar. Gracias a  esa cercana interacción, logra mostrarnos la mezcla de poesía, pintura,  zen y grafiti con la que estos talentos autodidactas han llenado las  calles de la proyectada ciudad del ?hombre nuevo?. Disfuncional y  estigmatizada, la singular villa del este es hoy un sitio en el que  pocos quieren vivir, lleno de bloques de concreto repetitivamente  idénticos. Allí habita y hace su arte Amaury, un hombre grande, negro,  que se pasea con un casco de minero y con una saya amplia. Él logra  involucrar a los vecinos en sus acciones plásticas, les hace olvidar las  jabas vacías con las que vuelven del mercado y les ayuda a aflojar el  rictus de incredulidad con que lo miran todo. La vida nuestra está llena de performance y de acciones plásticas  cargadas de simbolismo, aunque nos parezcan totalmente lineales y  cotidianas. Esa es la sensación que me ha dejado escuchar la filosofía  de este risueño poeta que camina apoyado en su báculo de madera.  Esperar el ómnibus, hacer la cola para el único pan del racionamiento,  intercambiar productos en el mercado negro, construir una pequeña balsa  para echarse al mar y hasta fingir que se está de acuerdo, son parte de  un guión que hemos interpretado durante décadas. Sólo que añoramos la  soltura del happening y la espontaneidad con que se mueve Amaury, tan  lejos del miedo, las convenciones y los controles.

 



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23 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Llévame a navegar, por el ancho mar*

  En una tierra rodeada de agua, el marinero es un vínculo con el otro lado, el portador de esas imágenes que la insularidad no deja ver. En el caso cubano, quien trabaja en un barco puede, además, comprar en el extranjero muchos productos inexistentes en los mercados locales. Una especie de Ulises, que después de meses navegando, trae su maleta llena de baratijas para la familia. El marino conecta los electrodomésticos trasladados en las barrigas de los buques con el mercado negro; hace que las modas lleguen antes de lo planificado por los burócratas del comercio interior. Durante varias décadas, ser ?marino mercante? era pertenecer a una selecta cofradía que podía ir más allá del horizonte y traer objetos nunca vistos en estas latitudes. Los primeros jeans, grabadoras de cintas y chicles que toqué en mi vida fueron transportados por esos afortunados tripulantes. Lo mismo ocurrió con los relojes digitales, los televisores en colores y algunos autos, que en nada se parecían a los poco atractivos Lada y Moskovich. Para los parientes de un marinero, los largos meses de ausencia se suavizan con el bálsamo económico que producirá la estancia en puertos con precios más baratos y mejores calidades que las tiendas cubanas. Cuando llega la edad de jubilarse y de echar el ancla, entonces a vivir de lo que se ha podido transportar y de las imágenes que han quedado en la memoria. Cuento toda esta historia de barcos, mástiles y mercado informal, porque a Oscar, el esposo de la blogger de Sin Evasión <http://www.desdecuba.com/sin_evasion>, están amenazándolo con expulsarlo de su trabajo como marinero. El motivo: la decisión de Miriam Celaya de quitarse el antifaz y seguir escribiendo sus opiniones a cara descubierta. El castigo: dejar a la familia sin el necesario sustento. Por ella navegar libre en la red, puede él perder la posibilidad de surcar las aguas. ? * De la canción infantil ?Barquito de papel?.



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21 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Reloj de arena

  Cada día me topo con alguien que se ha desilusionado y le ha retirado su apoyo al proceso cubano. Hay quienes entregan el carnet del partido comunista, emigran con sus hijas casadas en Italia o se concentran en la plácida labor de atender a sus nietos y hacer la cola del pan. Pasan de delatar a conspirar, de vigilar a corromperse y hasta cambian sus gustos radiales de Radio Rebelde a Radio Martí. Toda esa conversión ?lenta en unos, vertiginosa en otros- la percibo a mi alrededor, como si bajo el sol isleño, a miles les hubiera dado por mudar la piel. Sin embargo, ese proceso de metamorfosis sólo ocurre en una dirección. No me he topado con nadie ?y mira que conozco gente- que haya pasado del descreimiento a la lealtad, que comenzara a confiar en los discursos después de años de criticarlos. Las matemáticas nos confrontan con ciertas verdades infalibles: el número de los insatisfechos aumenta, pero el grupo de los que aplauden no gana nuevas ?almas?. Como un reloj de arena, cada día cientos de pequeñas partículas de desengañados va a parar justo al sitio contrario donde una vez estuvieron. Caen hacia el montículo que formamos los escépticos, los excluidos y el coro inmenso de los indiferentes. Ya no hay retorno al lado de la confianza, porque ninguna mano podrá darle vuelta al reloj, poner arriba lo que hoy está definitivamente abajo. El tiempo de multiplicar o sumar pasó hace rato, ahora los ábacos operan siempre con restas, marcan la interminable fuga en un solo sentido.



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19 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Entre los dos muros

Hoy, a las 15 horas, logramos presentar el libro de Orlando Luís Pardo Lazo. Después de meternos por callejones del Cerro para perder a los dos “segurosos” que llevábamos detrás, terminamos por llegar al Capitolio y tomar el ómnibus que pasa el túnel de la bahía. Tensión, temor y duda, nos acompañaron en el breve viaje hacia la fortaleza de La Cabaña. Orlando pensaba en su madre, con la presión alta y atemorizada ante las amenazantes llamadas telefónicas. Mi cabeza estaba con Teo, en su escuela, ajeno al hecho de que quizás nadie estaría en casa cuando él regresara. Por suerte, fueron sólo fantasmas. El operativo policial tenía ?eso lo comprendimos a posteriori- una intención intimidatoria, pero poco pudieron hacer ante las cámaras de la prensa extranjera y de los escritores invitados. Empezamos sentados sobre la hierba, hablando para un grupo de quince personas y terminamos con un aplauso cerrado de más de cuarenta. Nos sorprendió la presencia y la solidaridad de varios jóvenes cuentistas y poetas, con libros publicados en las editoriales oficiales. También la asistencia de algunos novelistas latinoamericanos que nos apoyaron con sus palabras y abrazos. Allí estaban Gorki y Ciro del grupo Porno para Ricardo, Claudia Cadelo del blog Octavo Cerco, Lía Villares, autora de la bitácora Habanemia, Reinaldo Escobar, blogger de Desde aquí, Claudio Madam y otros que no menciono sus nombres, para no perjudicarlos. Al otro lado de la calle, el grupo de los perseguidores, filmaba con un tele foto todo lo que ocurría en la verde explanada. Varias escuelas primarias habían sido invitadas a empinar papalotes en ese mismo lugar y un estridente reggaetón comenzó justo a las tres de la tarde. Sin embargo, logramos aislarnos de todo eso y entrar por la puerta de Boring Home; elevarnos unos centímetros de la polvorosa realidad de vigilados y vigilantes. Desde donde estaba sentada, el muro de La Cabaña me pareció más deteriorado, lleno de pequeñas porosidades que se abrían en la piedra. * para descargar el libro de Orlando Luís, por favor, pinche aquí



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17 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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1971 ? 2009: el milenio gris

  El caso Padilla, su secuela gris sobre la cultura cubana se ha perpetuado más de lo que se cree. Casi cuatro décadas y tal pareciera que no han pasado ni unos minutos. Autores censurados, libros prohibidos y ferias pensadas para escritores confiables. La cultura en mano de las instituciones y unos pocos decidiendo cuáles textos verán la luz. Aquel se llamaba Heberto, este Orlando, pero en la Isla donde nacieron ambos, la diferencia es aún una infracción. Todavía no sabemos qué pasará mañana en La Cabaña con la presentación de *Boring Home*, pero ya los implicados hemos aprendido algo: poco, muy poco ha cambiado desde que fue censurado ?Fuera de juego?. Tristemente, seguimos en las mismas. Les dejo a continuación el texto que escribió Orlando Luís Pardo Lazo con motivo de la presentación -más controvertida- de esta aburrida Feria Internacional del Libro. Los detectives domésticos       Orlando Luis Pardo Lazo Pudo haber sido un título de Roberto Bolaño, el chileno muerto y universal. Un tipo que no encajaría del todo en el staff de la XVIII Feria Internacional del Libro de La Habana, dentro de las murallas “morales” y los reciclados fosos de fusilamiento de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña (del 12 al 22 de febrero, sede principal del evento). Y, en efecto, nuestros detectives domésticos, no menos salvajes que los de Bolaño, me llaman por teléfono a cada hora para aterrorizar a mi madre septuagenaria y con enfisema. Son jóvenes, varones, y se escudan tras un teléfono público para practicar la sintaxis profiláctica del paredón: “si tu hijo viene el lunes a la feria, te lo vamos a despingar“, dicen y le cuelgan. (more…)



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16 de febrero de 2009
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El Boomeran(g)
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