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Escrito por

Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 tiene una columna de opinión en La Vanguardia. 

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Iker

He pasado adelante y atrás el vídeo de la rueda de prensa de Iker Casillas en el papel más difícil de su vida. Solo, con la única compañía de sus lágrimas y un photocall ebrio de logos ?Emirates, Adidas, Bwin, Mahou, Audi?, dispuesto a demostrar quién manda hoy en el fútbol, porque incluso en su sentimental despedida tenía que respetar el protagonismo del espónsor. Cómo le costó a Iker arrancar el folio. La voz se le aguaba, igual que una mayonesa que no liga y se queda en yema aceitosa. Bebió agua un par de veces para deshacer la piedra que le cerraba la garganta. Y dejó claro que se había propuesto despedirse como quería: cumplir con los suyos, a pesar de la cerrada solitud que ejemplifica algo desdichadamente frecuente en esta España cainita: la patada a sus mitos. Deberían pasar este vídeo en las escuelas. Explicar a los estudiantes que incluso llegando a semidiós puedes acabar despreciado y deshecho, como un villano. Porque durante mucho tiempo Casillas fue un talismán. Era el santo, el que decidía solo un partido cuando su equipo flojeaba. En la España que se precipitaba al abismo de la crisis de dineros y valores, en la que los deportistas eran los únicos que daban alguna alegría, Iker brillaba como una superestrella. Un castizo made in Spain, guapete, solidario, que al igual que Xavi o Puyol representaba la sencillez del campeón en un jardín en ruinas. Hasta que se rompió su baraka. Dicen que Florentino le cogió manía. Y Mourinho se sintió capaz de humillarlo. Desde que lo sentó en el banquillo se agrandó su leyenda negra. Si en la vida te topas con individuos tan metódicos como egocéntricos, que penalizan el talento y que no creen en las segundas oportunidades, ojalá que, al menos, las musas amortigüen tu caída. No fue el caso. Los envidiosos que se complacen ante las desgracias ajenas se adueñaron del terreno mientras se agrandaba su melancolía. El calvario de Iker incluía mofas ?incluso a su hijo recién nacido?, rumores e insultos de vago, interesado o pesetero. ¿Cuánto dinero habrá hecho ganar al Real? Si alguien quiere saber del sufrimiento del otrora emblema del madridismo, que vea el vídeo. No es un dolor narcisista, de quien tocó el cielo con victorias y copas y ahora ingresa en el club de los has been. Es el dolor de un hombre a quien han herido y dañado. Se han destacado, y con razón, las diferencias entre su salida y la de Xavi en el Barça. El Madrid reaccionó tarde y mal, tratando de resucitar a una alma en pena. Pero la pena no se va con quitamanchas: precisa de un duelo y de un punto final. Iker terminó de forma limpia, como una parada seca, corta y perfecta: ?C?est fini?. (La Vanguardia)

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15 de julio de 2015
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La bolsa hormonada

Con la mandíbula apretada y el alma encogida en el auricular del teléfono, los brókers que estos días deben soportar como tiembla el mercado después del caos griego corren un severo peligro: ser víctimas del cortisol, una hormona que aumenta cuando el estrés asfixia. Y también de la testosterona que tanto envalentona. La neurociencia siempre ha secundado la tesis defendida por la literatura desde aquella novela de Rona Jaffe, Lo mejor de la vida, que inspiró Mad men, en la cual las primeras mujeres que se incorporaban a la vida profesional tenían que sobreponerse no tanto a su inexperiencia como al combate con una masculinidad agitada y temeraria que por un lado quería alcanzar el cielo y por otro las trataba como ceniceros. El hombre del traje gris, de Sloan Wilson, relata la experiencia de aquellos norteamericanos que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial, confundidos por el materialismo del progreso, los dry martinis y, de nuevo, el cortisol, que les hacía ganar mucho dinero y perder a la familia. El mito de los valores masculinos frente a los femeninos ?competitividad contra empatía, sueños napoleónicos frente al aprovechamiento de recursos, riesgo ante prudencia? ha dado mucho de sí. No son pocos los gurús empresariales que apuestan por la horizontalidad de sus organizaciones, los horarios racionales y la transformación de viejas estructuras por nuevas (y flexibles) fórmulas. Pero este no es, de ningún modo, el ánimo que late en Wall Street. El año en que estalló la crisis, el 2008, un profesor de neurociencia de Cambridge demostró que los brókers con niveles más altos de testosterona eran también los más aguerridos ante el riesgo, y quienes provocaban una mayor inestabilidad en las bolsas. Endocrinólogos y economistas se han puesto de acuerdo ahora para examinar las causas de la volatilidad de esa abstracción llamada mercado de valores, que rige el orden económico mundial, a menudo mediante decisiones irracionales engendradas por un subidón de ?hombría?. Carlos Cuevas, profesor en la Universidad de Alicante, que convirtió su laboratorio en un simulacro de la City londinense, acaba de publicar su estudio en Scientific Reports: los voluntarios que se pusieron el traje del bróker, tomaron cortisol y se aplicaron gel de testosterona ganaban en optimismo y temeridad, asumiendo mayores riesgos y desafiando incluso a dudosos activos. El economista Cuevas ha sugerido una solución para que el baile de cotizaciones y precios no dependa de las subidas hormonales de los varones: contar con más mujeres brókers, a quienes el estrés les afecta de otra manera, afinando su prudencia. Puede que la atenta mirada de Merkel y Lagarde sea después de todo una medida profiláctica. Ahí está el repetidísimo chiste hembrista de Lehman Sisters. ¡Ay, la crisis, sí! La de la hormona. (La Vanguardia)

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13 de julio de 2015
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Jarrones chinos

El uno pasó de oficiar de seductor a convertirse en un aguafiestas, mientras el otro hizo el camino inverso: de insulsa sombra a maraton man. Uno de los teóricos de la condición de expresidente, predecesor de ambos, Felipe González, desenfundó aquella teoría de los incómodos ?jarrones chinos? en casas pequeñas. ¡Cuánta gracia nos hizo aquello! En los comideros aún gusta bambolear con lo de reina madre o el jarrón de la dinastía Ming al que hay que buscarle un sitio adecuado, para que, una vez colocado, sólo tenga que lucir. Todo lo contrario que los ex presidentes españoles, llámense González, Aznar o Zapatero, que padecen de incontinencia oral y se resisten a pasar a la hemeroteca. Cómo les gusta que en Casa Lucio les pongan la servilleta en las rodillas y les llamen ?presidente? mientras cenan con el Rey emérito, que difundieron la foto ellos mismos. ?Con cariño?. Los mismos que tanta energía emplearon en clavarse palillos en los ojos compartiendo huevos estrellados y complicidades, acicalando la soledad real. Aznar, castellano iron man, lleva años criticando al delfín Rajoy y su PP, y abogando por el cambio. Cada vez se parece más a un trainer de élite: aparece y reaparece haciendo valer su caché, cobra caras las conferencias y enfoca su metalenguaje al votante de derechas trémulo y abatido como si le diera una palmada en la espalda: ?Chaval, tienes razón. Hay que sacar a Rajoy?. Con qué énfasis riñó al partido por portarse mal con su doña, y esquinarla. Ahí sí se puso en plan Frank Underwood, de House of cards, aunque con prosa débil: ?Querida alcaldesa, querida Ana, enhorabuena y gracias?. Zapatero, tras unos años de admirable y a la vez recomendado silencio, está en campaña, rememorando la ley del Matrimonio Homosexual o la de Memoria Histórica, rescatada por Carmena en Madrid. Zapatero es un jarrón, sí, pero no chino sino de Lladró. Al igual que Felipe ?que en su día lo despreciaba, como hoy a Pedro Sánchez?, se ha rebelado contra la candidata madrileña del secretario general del PSOE. Ambos siguen moviendo los hilos de la opción Madina, que no cuajó en primarias a fin de conseguir no sé sabe qué. Cuando eran líderes, no aceptaron disensiones y exigían cuadrarse a la coreana ante ellos. Hoy demuestran hasta que punto los establishment de los partidos se mantienen. Si no, la ejecutiva de Ferraz no recuperaría a Jordi Sevilla y otros vestigios de Zapatero de cara a las generales, y Rajoy podría reírse de las puyas de Aznar en vez de tener que hacerle la pelota. Algo funciona mal cuando estos exlíderes siguen repitiendo estilo mantra ?¡qué bien lo hicimos!? en lugar de ayudar a remendar las costuras abiertas de nuestra democracia: de la unidad de España a la desigualdad social, de la corrupción al inmovilismo constitucional, del envejecimiento del sistema político al despiadado desempleo. ¿Porcelana china? No, agua y arcilla. Y Tania dijo «Sí» / Tania Sánchez

Hay mujeres que colocan las piernas de forma impecable cuando salen en la tele: simétricas e inclinadas. Tania Sánchez, en cambio, lo hace con las manos: las junta, aladas, estirando los brazos, y así dulcifica su piercing. Cuando saltó a la arena político-mediática nos pareció muy lista, muy rubia y muy prometedora, distinta a la ancienne politique. Hasta que empezó a hablar como por walkie-talkie: ?No, punto. No vamos a entrar en Podemos, punto?. Su mayor problema ha sido su exnovio, del que se separó o la separaron, ese hombre de mirada helada y aura de predicador, cuyo afán de protagonismo le hace incluso bailar la conga en el Orgullo Gay. Ahora, limpia de mácula judicial, anuncia lo todos sabíamos: que se integra en las filas moradas como una superheroína de Marvel. En mayúsculas / Leopoldo Rodés

Leopoldo Rodés, entre otras muchas y descomunales cosas, fue un hombre de sonrisa giocondana. Bastaba con un minúsculo rictus para sonreír estando serio. Mucho se ha glosado el empaque de su figura. Pero acaso lo más asombroso era esa cordialidad con la que lograba alejar la exquisitez de la intimidación. Ayudó a mucha gente, sin atajos, sostenidamente. Empleó sus dotes conciliadoras y tendió puentes con el mismo encanto con qué regó las 69 cenas que le valieron a Barcelona los Juegos Olímpicos. De lo que más se jactaba últimamente era de cómo preparaba los dry martini: lo hacía con un cuidado exquisito, como una forma más de querer a los amigos y alcoholizar atinadamente la conversación. Para él, vivir no era una condición sino un arte, junto a la mujer que amaba. Caleidoscopio / Carlos Puig Fotografiar lugares por donde caminas y multiplicar su belleza: ese es el punto de partida del proyecto Being Psicoldelic de Carlos Puig, diletante y multitasking, anfitrión durante años en París de fashionistas presto a conseguirles la mejor mesa. Hasta finales de agosto, en los ventanales del hotel Majestic, cuelgan sus fotos, que se empeñan en reinventar lugares alterando la percepción del tiempo. El placer de la repetición, magnético como las teclas del piano de Glenn Gould o los versos de Perec, atrapa en estas visiones de París, Lisboa, Barcelona o Bahia. ?Un ejercicio de papiroflexia virtual?, dice Outumuro. ?Imágenes que beben indistintamente del constructivismo ruso como de las psicodelias de los sesenta?, asegura Juan Gatti. La vida es una alterada composición de fragmentos.

La Vanguardia

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11 de julio de 2015
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Los días arden

Calor de tontuna, que adormece las manos y expande su hormigueo hasta la planta de los pies. Calor que arrebata la mañana blanca, el día por estrenar al privarlo de brisa: más de treinta y cinco grados a la hora del primer café. Cómo echamos de menos las corrientes: el cruce de aires que produce una especie de frescor mentolado parecido al dentífrico. Calor de derrota, de hastío; calor resignado, hacedor de un sentimiento de prórroga que no quiere entender nada de urgencias, ni siquiera urgencias de amor. Yacer, desmayarse, contar las horas que faltan para que regrese el movimiento que ha paralizado el paisaje y bailen de nuevo las ramas de los árboles, y vuelvan a correr gatos, perros y runners. ?¡Qué calor!?, decimos en el ascensor, en la oficina, en el tren… Desconocidos pero solidarios ante este clima que rigoriza el guión para azotarnos. El calor insiste en descomponer al viandante que, sin saber cómo, avanza con los bolsillos del pantalón vueltos hacia fuera, la camiseta empapada, y las sandalias ennegrecidas por el asfalto que se funde. Sofocado, con el reverso de la mano intentando secar la frente, el paseante musita que la atmósfera es irrespirable, ardiente. ?Mejor no moverse?, aconsejan las viejas del barrio de Santa Cruz cuando Sevilla arde a más de cuarenta y cinco grados a la sombra. La lucha frente al calor es un arte: cubos de agua para mojar el piso de buena mañana, corrientes cruzadas que baten repetidamente los porticones, trapos húmedos por toda la casa. En los lugares de clima de contraste saben bien cuántos estragos causa la calima, sobre todo si llega antes de hora. Granjas de pollos convertidas en cementerios porque se averió el aire. La sed de los animales produce desazón, mientras que la humana es pura rendición y derrota. Calles sin un alma, tiendas cerradas, viviendas que invitan a todos sus fantasmas, reales e imaginados, a vagar entre sombras. El calor altera, enloquece. Tennessee Williams y Elia Kazan, que empaparon aquella camiseta de Brando que aún enciende pasiones en Un tranvía llamado Deseo, podrían corroborarlo. Y es imborrable también la búsqueda bigger than life de aquel marido que atraviesa desiertos a los acordes de Ry Cooder en Paris, Texas. O el ?Riégueme, riégueme más?? ardoroso de Carmen Maura en La ley del deseo. Camus mostró en El extranjero el calor catalizador de lo peor del ser humano. Y Bulgákov eligió un día de bochorno para que el diablo se corporizase en Moscú. Porque los seres humanos edificamos sueños y rascacielos, pero cuando el termómetro se dispara nos convertimos en unos malhumorados sonámbulos que pierden el sentido de la vida. (La Vanguardia)

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8 de julio de 2015
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Cricket con ?piquis?

No vayas a pedir una coca cola aquí, que te dirán ?I?m sorry?, que no sirven bebidas infantiles, pero con la flema en bandeja de plata te ofrecerán gentilmente una agua con gas, soda y lima, si no quieres alcohol. Es mediodía, los jugadores de cricket que participan en el torneo benéfico Flannels for Heroes, patrocinado por Dockers, remueven la hierba del Burton Court ?enfrente del Royal Hospital Chelsea? que huele a vela de Dyptique. Los bateadores se marcan un twist de cintura agarrando el palo que ya quisieran las chicas del Crazy Horse. Londres con sol es un cuadro de Hockney, y este probablemente sea el barrio del mundo donde los hombres mejor visten los pantalones blancos. Hay variaciones: los nuevos gentlemen han anunciando la muerte del calcetín. Bienvenido sea el reinado de los piquis ?o salvamedias?. Los más heladoramente modernos le dan una coqueta vuelta mal hecha al bajo del pantalón y lucen tobillo al aire. No les parece mal que se vea el borde, a diferencia de las generaciones de señoras de pies hinchados que tanto lucharon para que el piqui color carne no asomara. Los que medio enseña el diseñador de Dockers, Doug Conklyn ?uno de los impulsores de esta tendencia?, hasta parecen de Hermès, blancos y béis como un vendaje pijo. Conklyn tiene uno de esos atractivos que tanto hacen sufrir a mujeres: viril, de mirada achinada, inasible. Vive en San Francisco, donde va al trabajo en skate ?espero que los nuevos alcaldes españoles no lean esto?, y, tras su paso por Ralph Lauren, practica en Dockers unas estupendas colecciones para buenos chicos malos, inspirada tanto en los uniformes militares como en los ricos viajeros del Queen Mary. El sol de Hockney refulge sobre el wicket (un armazón formado por varios palos que defiende un bateador). La gente no le hace demasiado caso al partido. Me dicen que una señora rubia con rostro de telefilm de sobremesa es Twiggy: ¡cuán insidioso es el paso del tiempo! Pasea junto a Vera Day ?apodada la Marilyn británica? y Peggy Cummings, que ejercen de líderes entre asombrosas nonagerias que aún conservan los tacones y la picardía. Los jóvenes royals, Lady Amelia y Lady Marina Windsor, y los nietos del Duque de Kent conversan con el Ben Elliot, el sobrino de Camilla Parker Bowles; sonrojados, pecosos, millonarios. El partido benéfico cuenta con el apoyo de Levi´s y Dockers, además del de la familia real británica, y muy especialmente del príncipe Harry, a quien puede verse a menudo enfundado en un Alpha Khaki de la marca. Este evento responde a su compromiso con los veteranos de guerra heridos, que han venido aquí enfundados en sus uniformes de gala. ?Estamos aquí las 24 horas, 365 días al año. Si padeces ansiedad, flashbacks o pesadillas nocturnas, llama ahora? proclama Combat Stress, una de las asociaciones benéficas organizadoras. En mi mesa se sientan los dos actores con más conversación del evento: Paul Blackthorne ?se le ha visto en la serie 24 o películas como Dos tontos todavía más tontos? y nuestro Álex González. Con el primero ??creen que juego bien a cricket, pero sólo es la pose?? hablo sobre la indolencia a determinada edad. Qué delicioso es entrar en profundidades con desconocidos. Blackthorne, que participa en diversas causas solidarias, rueda una serie en Vancouver y demuestra que la elegancia es un todo y un nada. Con Álex hablo de la prisa entre dientes, y de su nariz esculpida por un gancho de boxeo. Ríete de Brando. Ahora ha vuelto a boxear, pero sin contacto físico. Una especie de onanismo sobre el ring. Un zapato sin calcetín. Un Londres con sol. (Icon)

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7 de julio de 2015
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El turista interior

En aquel mundo antiguo, asombrado y analógico en el que vivimos, los abuelos a veces nos decían como piropo: ?¡Mira qué turista!?. Coincidía con que llevábamos algo ?moderno? encima, o con que mostrábamos una actitud más resolutiva que de costumbre. Porque entonces los turistas no vestían uniforme con gorra y chándal, sino faldas estilo Courrèges y pantalones de lino con cordel en la cintura. Qué poca idea teníamos entonces de que esa palabra que aún palpitaba entre cuerdas exóticas se convertiría en estigma. Con las lecturas de exploradores como Bruce Chatwin o Peter Beard, empezamos a subirnos en trenes con mochilas y pocos mapas, con el fin de confundirnos entre los habitantes del lugar y llegar a ser viajeros en lugar de turistas. Interiorizar el viaje en vez de fotografiarlo. Siempre nos cazaban. Espantábamos las ofertas de alfombras, magias negras y paseos en canoa como podíamos: ?¿spanish, english, italian…? ?No, ET, the extra-terrestrial?, respondimos alguna vez, exhaustos de ser turistas. Hoy, la devaluación de la palabra turista es radical. Los capitalinos, y en especial los barceloneses, se sienten invadidos por la horda que ha tomado las calles, los monumentos y las tiendas de lujo. Los hay obedientes, ensimismados en su propósito de certificar que han estado allí, en uno de los lugares del mundo que creen que deben pisar al menos una vez antes de morirse. También los hay molestos, incívicos, altivos, vocingleros, como esas concentraciones de chinos que parecen andar en manifestación y hablan a grito limpio; o esos anglosajones en huelga de lavado de camiseta. Por supuesto, también están los turistas con palo de selfie que le da en la espalda al paisaje, aunque rocen el precipicio. Tengo un amigo que se niega a participar en visitas con guía. No es sólo por estética, sino por fobia. Hace poco fue a Perú con su mujer y él, en vez de visitar Machu Picchu, se quedó en el hotel. Ella hizo el recorrido con un guía y se lo aprendió. Al día siguiente se plantaron los dos en la Puerta del Inca, vestidos de ciudad, para que nadie les confundiera con dos turistas. Y hay más como ellos, como usted: visitantes que, al llegar a destino, lo primero que hacen es buscar un restaurante que no sea ?para turistas?. La primera medida de la nueva alcaldesa de Barcelona respecto al turismo ha cerrado un grifo de muchos millones de euros. Asegura que el objetivo final es ?hacer una foto fija? del sector en la ciudad y para ello paraliza las licencias de unos cuantos hoteles de lujo como el Hyatt, el Four Seasons, el Marriott o el Hilton. No estamos hablando del turismo que arranca papeleras, sino del que se deja querer por comerciantes, chefs y conserjes, y que equivale a un 14% del PIB de la ciudad. Acaso me pierda la paradoja: ¿por qué una foto fija del turismo barcelonés se empieza con una pose, penalizando a las cadenas hoteleras de lujo? (La Vanguardia)

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6 de julio de 2015
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Zeus en el corralito

Según cuenta el mito, Atenea pasó a ser la protectora de la hoy capital griega tras su disputa con Poseidón. La realpolitik hace hoy que Tsipras esté a punto de perderla en su guerra contra la austeridad, que ha situado al país al borde del precipicio, como los monasterios de Meteora. En juego está el divorcio con Europa en el mismísimo ombligo de la civilización occidental. No en vano, el país heleno ha sido desde su independencia uno de los terrenos de juego de la política europea, y sino que se lo pregunten a Merkel, Juncker y compañía. La tragedia clásica, tal y como la desarrollaron Esquilo, Sófocles y Eurípides, tiene un argumento tan adictivo como universal: la caída de los poderosos, que entretiene y alecciona igual hoy que hace más de veinte siglos. Pero la tragedia del corralito con la que se han despertado esta semana los griegos parece desafiar esta fórmula de éxito. Ojerosos, cabizbajos, con la virilidad amarilleando, los de Syriza se han marchitado como flor de un día. Ese gobierno de machos alfa sin corbata que emergió como un anuncio de Cortefiel, aunque su propósito, ha quedado demostrado, se acercase más a los desafiantes tipos de Tarantino que juegan a la ruleta rusa: si sale el sí, adiós al populismo de nuevo cuño. El primer ministro griego parece amortizado, mientras que el fenómeno Varoufakis busca su lugar entre la intelligentsia pop. El griego que más papel ha ocupado desde Onassis y Demis Roussos incluso ha aprovechado para publicar nuevo libro, rebajando el tono: Economía sin corbata. Conversaciones con mi hija (Destino). La debacle afecta muy distintamente a los royals griegos, ya sean el patriarca Constantino y su mujer, Ana María, o los herederos Nicolás y Tatiana Blatnik. Hace un par de años, la familia real (de origen escandinavo), en busca de acabar de una vez por todas con el resentimiento popular hacía ellos, se deshizo de la mayoría de sus propiedades en Reino Unido. Volvieron a casa, con épica de Oscar de la Renta, para instalarse en la balnearia Porto Jeli. Nicolás y Tatiana, jóvenes y activos, él tan gentleman con alpargatas, ella chica Telva, tienen como ocupación la beneficencia: asistir a cenas y galas para recaudar fondos para la Desmos Foundation o la Fundación Elpida, apadrinar Babyfeat ?para ayudar a madres desfavorecidas?, e incluso han promocionado los tejidos de las artesanas de Epiro. Pero, a día de hoy, se mantienen silenciosos y cautos, dos condiciones muy aristócratas. Ni los más expuestos en redes sociales, como Marie-Chantal Miller, esposa de Pablo, han encontrado tiempo para acusar el golpe sufrido por el país. El corralito no va con ellos. ?La existencia, proclama la visión griega, es un tormento, un enemigo, una aventura y una broma en la que todos participamos por igual?, dejó escrito Patrick Leigh Fermor, viajero y escritor, amante combatiente de Grecia. Tormento y broma, los dos polos opuestos de la tragedia. Amor y focos / Jon Kortakarena Coinciden en el tiempo dos rupturas fashion que tienen como protagonistas a muy distintos embajadores de la moda española: la del top model Jon Kortajarena, que estos días desfila en el 080, con el actor galés Luke Evans ( El hobbit, Fast and furious) y la del polifacético Pelayo Díaz ?que igual diseña o protagoniza realities televisivos? con Nicolas Ghesquière, director creativo de Louis Vuitton. Aquellos sonados idilios ?y rupturas? que protagonizaban en los 90 Linda Evangelista o Stephanie Seymour con los dueños de sus agencias, son reemplazados hoy por los de estos jóvenes tatuados y cosmopolitas. Kortajarena, uno de los mejores modelos internacionales que ha hecho mucho en una de las escasas profesiones en que los hombres cobran menos que las mujeres. Carácter y destino / Magüi Mira Pasó del rizo rojo al platino sin perder la sonrisa de carmín ni la mirada azul. Es una gata sobre las tablas y una diosa detrás de ellos. Esta semana ha desembarcado en el Poliorama con El discurso del Rey, en la que dirige a Roberto Álvarez y Adrián Lastra en una soberbia interpretación de la tartamudez de Jorge VI, el rey que no podía pronunciar la K de king. Mira, que siempre ha sido pionera en abanderar la libertad de las mujeres, tiene ya un abultado curriculum, como actriz literaria ?que ha colaborado con Millás o Mario Vargas Llosa, entre otros? y directora exquisita. Siempre vehemente, apasionada y luchadora, ha inspirado a las nuevas generaciones de mujeres que dudan y crecen delante del público. Musa en Instagram / Marie Ulmer Cumplirá 98 años en agosto y acaba de convertirse en la nueva sensación de Instagram.No es extraño, la vejez paradójicamente es tendencia en estos tiempos tan juventilizados, como demuestran los casos de Iris Apfel o Joan Didion, nonagenarias elevadas a la categoría de iconos fashion para Chanel o Céline. Ulmer vive en un geriátrico de Filadelfia pero ha dedicado toda su vida al arte. Dibujante, profesora de Arte de la prestigiosa Philadelphia Free Library y, actualmente musa de la fotógrafa Candance Karch. Sus instantáneas, entre cándidas y surrealistas (con un frutero decorando su cabeza a lo Carmen Miranda o celebrando Fin de año en la residencia), la han convertido en todo un referente. Quien nos iba a decir que la frescura, en la moda, saldría de un geriátrico. ¿O es la ternura? (La Vanguardia)

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4 de julio de 2015
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La caspa del deporte

El asunto de Gala León, más que un ?show mediático?, como lo definió el dios Nadal en Wimbledon, se ha convertido en un episodio tan inmaduro como bochornoso. Empezó demasiado abrupto, en boca de un patoso Toni Nadal que puso en duda, y de qué manera, la idoneidad de la entrenadora cual damisela victoriana: ¡oh, dios, una mujer en un vestuario! Desde entonces se han sucedido cruces de recados a través de la prensa, desplantes, lágrimas y ahora el ridículo internacional, sin comprenderse muy bien por qué el icono de Marca España ha preferido airear los trapos sucios fuera de casa, concretamente en el luminoso césped del All England Lawn Tennis and Croquet Club. Parece peregrino que la verdadera razón por la que no se le ha concedido ni un minuto de gracia a León guarde relación con su condición de mujer: pondría en duda la ética de la que tantas veces han hecho gala los héroes contemporáneos. La de esos deportistas que luchan contra su propio récord, sufren, pelean y transmiten una suerte de euforia con sus victorias, capaces de engrandecer los sueños de sus seguidores. Pero que también incluyen en sus perfiles egos inflamados y cuentas millonarias. ?Nosotros voleamos, nosotros decidimos?, parecen reclamar. Y si las razones de la crucifixión a León son puramente deportivas, deberían explicarse mejor. No todo es machismo: ¿por qué no hubo diálogo desde un primer momento, cuando los tenistas no están obligados a jugar la Copa Davis, ni en nómina? ¿No fue una designación arbitraria y cosmética de cara a la galería para lucimiento del presidente, que se opuso a la candidatura preferida por los jugadores, la del extremista de élite Juan Carlos Ferrero? Pervive una dudosa ética en los sillones de las federaciones deportivas. Me refiero a actitudes caciquiles perpetuadas por intereses espurios que se mueven en la misma dirección que el dinero. Las jugadoras de la selección nacional de fútbol ?recientemente eliminadas del Mundial? tuvieron que soportar las grimosas órdenes de su seleccionador, que igual les explicaba una jugada que les decía: ?A ver quién hace de mujer y me pone el café?. Pesos pesados del fútbol español, como Del Bosque, minimizan el asunto, con complicidad, y Villar calla. Pero ¿cómo pueden tratar con ese desprecio a una profesional ?a diferencia de muchos de ellos que no lo son? que ha luchado y se ha sacrificado por representar a su país? Ni buena fe ni paternalismos. El deporte español aún necesita champú anticaspa: la del machismo, sí, pero también la de los cargos vitalicios que se sientan en una silla durante más de treinta años, porque lejos de ella serían unos auténticos desconocidos, incluso para ellos mismos. (La Vanguardia)

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1 de julio de 2015
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La tecla arrepentida

En una ocasión, una amiga recibió una invitación a una cena benéfica, razón por la cual se sentía doblemente obligada a asistir, aunque aquellos días andaba desganada. Se sentó frente al ordenador y empezó a idear una buena excusa para justificar su ausencia: ?Querida amiga. Lo siento, no podré ir a tu cena porque tengo un viaje a Londres este fin de semana??. Pero al rato pensó que alguien podía toparse con ella, y que era mejor buscar otra razón ?de peso?. Clicó y escribió: ?Siento mucho no poder acompañarte pues este fin de semana vienen mis suegros a casa?. Qué poco inspirada se sentía aquel atardecer, echarle la culpa a los suegros era tan poco creíble como chusco. Al final decidió ahorrarse la molestia que siempre comporta una mentira y optó por una versión más profesional: ?Lo siento, no podré ir a tu cena benéfica porque debo entregar un trabajo el lunes?. Y envió el correo. Cuando se dio cuenta de que no había borrado la cola de las excusas, ya era demasiado tarde. A la mañana siguiente en su buzón de entrada recibió la respuesta: ?Querida amiga, que te vayan muy bien el fin de semana en Londres, la visita de tus suegros y el trabajo que tienes que entregar?. Sólo podía responder de un modo: mandando urgentemente un donativo tan solidario como expiatorio. Gmail, conocedor de los sonrojos y malos ratos que padecen sus usuarios cuando aprietan el botón de enviar sin haber respirado profundamente ni revisado el texto, ha decidido ofrecer la posibilidad de eliminar un e-mail justo después de haber salido. Se acabó flagelarse por el error, esa tortura instalada como un pensamiento parásito difícil de atemperar. ¿Cuántas veces no hemos borrado las colas de e-mails en los que, por ejemplo, llegaba a dudarse de la idoneidad del destinatario? Otras, tan sólo por un errático clic hemos tenido que leer lo que nunca hubiéramos querido saber de lo que piensan de nosotros. Para algunos, la iniciativa de Gmail significará una bendición: tener a alguien que cuenta hasta diez por ti. Pero otros se preguntarán si la ya menguada naturalidad en la comunicación no se verá afectada. La tecla del arrepentimiento no es un filtro opaco, sino una especie de ?mecanismo antipánico? denominado de-send (deshacer el envío), una opción que existe desde hace un tiempo en los laboratorios experimentales de Google y que ahora universalizan a todos sus usuarios. Se dispondrá de hasta 30 segundos para abortar un mensaje que puede traer problemas, malentendidos o sobresaltos. El alivio de la tecnología capaz de deshacer un entuerto choca contra el vuelo del subconsciente, entre las capas más impenetrables de nuestro ser. Porque a menudo en nuestros propios errores podemos encontrar explicaciones de lo que en verdad queremos, pero no nos atrevemos a expresar. (La Vanguardia)

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29 de junio de 2015
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Fantasmas con versos

El pasado vuelve. O, mejor dicho, nunca se fue: ?Cuando pronuncio la palabra Futuro la primera sílaba ya pertenece al pasado?. Lo escribió la enorme Wislawa Szymborska, autora de versos sutiles que ilustran de qué manera la naturaleza humana vive en frases cortas. El heroico optimista Albert Espinosa, en una entrevista en televisión, recomendaba leer un poema suyo cada noche, antes de acostarse. Podrían fichar a Espinosa como asesor ministerial para devolver la palabra a los dormitorios y las plazas. Leer poemas en lugar de enredar con pantallas a fin de extremar la sensibilidad y cobijarse de la mugre de tanto tuit afanoso de convertirse en titular. ¿Por qué tantos personajes públicos desean que conozcamos su opinión, sin venir a cuento, y se empeñan en resucitar el fantasma del nazismo, banalizándolo? Es difícil comprenderlo, cuando el exabrupto procede de profesores cultos que han bregado con los fantasmas de la historia. ?El terrorismo financiero causa más dolor que el nazismo?, tuiteó Monedero, el primer emigrante de Podemos, una vez Hacienda dio con su sociedad unipersonal. No creo que hiciera ninguna falta establecer una simetría tan ociosa como insensible: cámaras de gas y corruptos que cuentan en billetes. Del fantasma del nazismo al del paroxismo persecutorio, en este caso un fantasma doliente, bulímico, devorado por la insidia de los flashes que regresa de forma inesperada: lady Di. Cuentan las crónicas que su hijo, el príncipe Guillermo, sufrió un colapso ante su tumba, en el parque de Althorp. Los tabloides británicos describen los síntomas de un ataque más de dolor que de estrés, e incluso hallan una sentida justificación: la real realidad de que ella nunca podrá saber nada de sus nietos. En cambio, cuando la vida te sienta bien ?por el contrario al redondo título de un libro que acaba de publicarse, La vida me sienta mal, del poeta y filósofo Alberto Santamaría?, te remiendas y remedas una y otra vez. El pasado te devuelve de repente. Ahí está, saliendo de la boca del túnel, la gran Cher, multipremiada y multioperada. La intérprete de hits que se siguen bailando y actriz de sobrada calidad, vuelve por todo lo alto a punto de cumplir los 70, teñida de rubio Marilyn en la portada de Closer to the truth, su primer trabajo de estudio en 12 años. Aupada por Marc Jacobs, que la ha convertido en su icono fashion, ha dejado muy claro que antes de Madonna y Lady Gaga ella mandó en el pop. Versos en vena y con receta, que falta nos hacen. Como los de Manuel Vilas, puñales de acero y seda. Él también se despide de la madre, sin temblor; 974310439 se titula el poema. Es tan bueno que tienes ganas de llamar al número: ?Mira que fuimos pobres y desgraciados tú y yo/ ma mère, en esta España de grandes hijos de puta / enriquecidos / hasta la abominación. / Y aun así, pobres como ratas tú y yo, / mantuvimos el tipo, / como dos enamorados?. La tinta bella / James Salter

Qué hombre tan bello fue el nonagenario James Salter, que triunfó como escritor bien pasados los 70 años. Con menos de una docena de libros se convirtió en leyenda. ?Salter está entre los pocos autores norteamericanos de quienes quiero leerlo todo?, dijo Susan Sontag. Si aún no han leído su cuento La última noche (Salamandra/L?Altra Editorial) corran a comprarlo. Sutileza, hondura, personajes que se difuminan con el paso del tiempo anclados en el principio humano de la contradicción. Murió la pasada semana. Abandonó los laureles de West Point y la adrenalina de las patrullas al amanecer por la literatura. Elijo una frase de su novela Años luz: ?Aquella vida era como una prenda de vestir. Su belleza estaba fuera, su calor dentro?. Como la suya. Infiel freudiano / Seann Penn Fleur van Eeden debe de ser una mujer de siete cabezas que no conoce el miedo. Además de doblar a talentosas actrices ?como Helen Mirren? en escenas que su virtuosa anatomía puede resolver, escribe poesías románticas y tiene pensamientos profundos como este: ?Sean Penn es muy atractivo a pesar de su edad?. La ruptura de Penn y Charlize Theron ha coincidido con el rodaje de su nueva película, The last face (de la que ella es, junto a Javier Bardem, protagonista), que en lugar de acercarlos, los ha alejado. El shooting no sólo fue intenso, además Penn se lió con la doble de su novia ?también rubia, alta y sudafricana?. Freud ahondó en la figura del doble como ?anunciador de la muerte?, en este caso diez años más joven que la versión original. Todo tan freudiano. Tiempo de ‘flâneurs’ / Daniel Córdoba-Mendiola

El paseante urbano ?mítico flâneur? resurge en tiempos de yuccies (young urban creative) y alcaldes sin coche oficial. Pero los paseos que propone el coolhunter Daniel Córdoba-Mendiola en El mundo en 25 miradas (Libros de Vanguardia) incluyen un sibaritismo artístico propio de viajeros exquisitos. En lugar de seguir a su equipo de futbol, él sigue a sus cuadros: como el de las dos chicas asomadas en la ventan de Murillo que descansan en la National Gallery de Washington. Desde los mercados de Manila o los cocineros de saltamontes de Shanghai, a los food truck de Austin, hasta Le Laboratoire de París ?un espacio que combina gastronomía y diseño?, El mundo en? es una invitación al viaje de autor con mirada poliédrica, vibrante, cómplice y provocadora. (La Vanguardia)

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27 de junio de 2015
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El Boomeran(g)
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