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Escrito por

Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 tiene una columna de opinión en La Vanguardia. 

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Cricket con ?piquis?

No vayas a pedir una coca cola aquí, que te dirán ?I?m sorry?, que no sirven bebidas infantiles, pero con la flema en bandeja de plata te ofrecerán gentilmente una agua con gas, soda y lima, si no quieres alcohol. Es mediodía, los jugadores de cricket que participan en el torneo benéfico Flannels for Heroes, patrocinado por Dockers, remueven la hierba del Burton Court ?enfrente del Royal Hospital Chelsea? que huele a vela de Dyptique. Los bateadores se marcan un twist de cintura agarrando el palo que ya quisieran las chicas del Crazy Horse. Londres con sol es un cuadro de Hockney, y este probablemente sea el barrio del mundo donde los hombres mejor visten los pantalones blancos. Hay variaciones: los nuevos gentlemen han anunciando la muerte del calcetín. Bienvenido sea el reinado de los piquis ?o salvamedias?. Los más heladoramente modernos le dan una coqueta vuelta mal hecha al bajo del pantalón y lucen tobillo al aire. No les parece mal que se vea el borde, a diferencia de las generaciones de señoras de pies hinchados que tanto lucharon para que el piqui color carne no asomara. Los que medio enseña el diseñador de Dockers, Doug Conklyn ?uno de los impulsores de esta tendencia?, hasta parecen de Hermès, blancos y béis como un vendaje pijo. Conklyn tiene uno de esos atractivos que tanto hacen sufrir a mujeres: viril, de mirada achinada, inasible. Vive en San Francisco, donde va al trabajo en skate ?espero que los nuevos alcaldes españoles no lean esto?, y, tras su paso por Ralph Lauren, practica en Dockers unas estupendas colecciones para buenos chicos malos, inspirada tanto en los uniformes militares como en los ricos viajeros del Queen Mary. El sol de Hockney refulge sobre el wicket (un armazón formado por varios palos que defiende un bateador). La gente no le hace demasiado caso al partido. Me dicen que una señora rubia con rostro de telefilm de sobremesa es Twiggy: ¡cuán insidioso es el paso del tiempo! Pasea junto a Vera Day ?apodada la Marilyn británica? y Peggy Cummings, que ejercen de líderes entre asombrosas nonagerias que aún conservan los tacones y la picardía. Los jóvenes royals, Lady Amelia y Lady Marina Windsor, y los nietos del Duque de Kent conversan con el Ben Elliot, el sobrino de Camilla Parker Bowles; sonrojados, pecosos, millonarios. El partido benéfico cuenta con el apoyo de Levi´s y Dockers, además del de la familia real británica, y muy especialmente del príncipe Harry, a quien puede verse a menudo enfundado en un Alpha Khaki de la marca. Este evento responde a su compromiso con los veteranos de guerra heridos, que han venido aquí enfundados en sus uniformes de gala. ?Estamos aquí las 24 horas, 365 días al año. Si padeces ansiedad, flashbacks o pesadillas nocturnas, llama ahora? proclama Combat Stress, una de las asociaciones benéficas organizadoras. En mi mesa se sientan los dos actores con más conversación del evento: Paul Blackthorne ?se le ha visto en la serie 24 o películas como Dos tontos todavía más tontos? y nuestro Álex González. Con el primero ??creen que juego bien a cricket, pero sólo es la pose?? hablo sobre la indolencia a determinada edad. Qué delicioso es entrar en profundidades con desconocidos. Blackthorne, que participa en diversas causas solidarias, rueda una serie en Vancouver y demuestra que la elegancia es un todo y un nada. Con Álex hablo de la prisa entre dientes, y de su nariz esculpida por un gancho de boxeo. Ríete de Brando. Ahora ha vuelto a boxear, pero sin contacto físico. Una especie de onanismo sobre el ring. Un zapato sin calcetín. Un Londres con sol. (Icon)

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7 de julio de 2015
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El turista interior

En aquel mundo antiguo, asombrado y analógico en el que vivimos, los abuelos a veces nos decían como piropo: ?¡Mira qué turista!?. Coincidía con que llevábamos algo ?moderno? encima, o con que mostrábamos una actitud más resolutiva que de costumbre. Porque entonces los turistas no vestían uniforme con gorra y chándal, sino faldas estilo Courrèges y pantalones de lino con cordel en la cintura. Qué poca idea teníamos entonces de que esa palabra que aún palpitaba entre cuerdas exóticas se convertiría en estigma. Con las lecturas de exploradores como Bruce Chatwin o Peter Beard, empezamos a subirnos en trenes con mochilas y pocos mapas, con el fin de confundirnos entre los habitantes del lugar y llegar a ser viajeros en lugar de turistas. Interiorizar el viaje en vez de fotografiarlo. Siempre nos cazaban. Espantábamos las ofertas de alfombras, magias negras y paseos en canoa como podíamos: ?¿spanish, english, italian…? ?No, ET, the extra-terrestrial?, respondimos alguna vez, exhaustos de ser turistas. Hoy, la devaluación de la palabra turista es radical. Los capitalinos, y en especial los barceloneses, se sienten invadidos por la horda que ha tomado las calles, los monumentos y las tiendas de lujo. Los hay obedientes, ensimismados en su propósito de certificar que han estado allí, en uno de los lugares del mundo que creen que deben pisar al menos una vez antes de morirse. También los hay molestos, incívicos, altivos, vocingleros, como esas concentraciones de chinos que parecen andar en manifestación y hablan a grito limpio; o esos anglosajones en huelga de lavado de camiseta. Por supuesto, también están los turistas con palo de selfie que le da en la espalda al paisaje, aunque rocen el precipicio. Tengo un amigo que se niega a participar en visitas con guía. No es sólo por estética, sino por fobia. Hace poco fue a Perú con su mujer y él, en vez de visitar Machu Picchu, se quedó en el hotel. Ella hizo el recorrido con un guía y se lo aprendió. Al día siguiente se plantaron los dos en la Puerta del Inca, vestidos de ciudad, para que nadie les confundiera con dos turistas. Y hay más como ellos, como usted: visitantes que, al llegar a destino, lo primero que hacen es buscar un restaurante que no sea ?para turistas?. La primera medida de la nueva alcaldesa de Barcelona respecto al turismo ha cerrado un grifo de muchos millones de euros. Asegura que el objetivo final es ?hacer una foto fija? del sector en la ciudad y para ello paraliza las licencias de unos cuantos hoteles de lujo como el Hyatt, el Four Seasons, el Marriott o el Hilton. No estamos hablando del turismo que arranca papeleras, sino del que se deja querer por comerciantes, chefs y conserjes, y que equivale a un 14% del PIB de la ciudad. Acaso me pierda la paradoja: ¿por qué una foto fija del turismo barcelonés se empieza con una pose, penalizando a las cadenas hoteleras de lujo? (La Vanguardia)

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6 de julio de 2015
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Zeus en el corralito

Según cuenta el mito, Atenea pasó a ser la protectora de la hoy capital griega tras su disputa con Poseidón. La realpolitik hace hoy que Tsipras esté a punto de perderla en su guerra contra la austeridad, que ha situado al país al borde del precipicio, como los monasterios de Meteora. En juego está el divorcio con Europa en el mismísimo ombligo de la civilización occidental. No en vano, el país heleno ha sido desde su independencia uno de los terrenos de juego de la política europea, y sino que se lo pregunten a Merkel, Juncker y compañía. La tragedia clásica, tal y como la desarrollaron Esquilo, Sófocles y Eurípides, tiene un argumento tan adictivo como universal: la caída de los poderosos, que entretiene y alecciona igual hoy que hace más de veinte siglos. Pero la tragedia del corralito con la que se han despertado esta semana los griegos parece desafiar esta fórmula de éxito. Ojerosos, cabizbajos, con la virilidad amarilleando, los de Syriza se han marchitado como flor de un día. Ese gobierno de machos alfa sin corbata que emergió como un anuncio de Cortefiel, aunque su propósito, ha quedado demostrado, se acercase más a los desafiantes tipos de Tarantino que juegan a la ruleta rusa: si sale el sí, adiós al populismo de nuevo cuño. El primer ministro griego parece amortizado, mientras que el fenómeno Varoufakis busca su lugar entre la intelligentsia pop. El griego que más papel ha ocupado desde Onassis y Demis Roussos incluso ha aprovechado para publicar nuevo libro, rebajando el tono: Economía sin corbata. Conversaciones con mi hija (Destino). La debacle afecta muy distintamente a los royals griegos, ya sean el patriarca Constantino y su mujer, Ana María, o los herederos Nicolás y Tatiana Blatnik. Hace un par de años, la familia real (de origen escandinavo), en busca de acabar de una vez por todas con el resentimiento popular hacía ellos, se deshizo de la mayoría de sus propiedades en Reino Unido. Volvieron a casa, con épica de Oscar de la Renta, para instalarse en la balnearia Porto Jeli. Nicolás y Tatiana, jóvenes y activos, él tan gentleman con alpargatas, ella chica Telva, tienen como ocupación la beneficencia: asistir a cenas y galas para recaudar fondos para la Desmos Foundation o la Fundación Elpida, apadrinar Babyfeat ?para ayudar a madres desfavorecidas?, e incluso han promocionado los tejidos de las artesanas de Epiro. Pero, a día de hoy, se mantienen silenciosos y cautos, dos condiciones muy aristócratas. Ni los más expuestos en redes sociales, como Marie-Chantal Miller, esposa de Pablo, han encontrado tiempo para acusar el golpe sufrido por el país. El corralito no va con ellos. ?La existencia, proclama la visión griega, es un tormento, un enemigo, una aventura y una broma en la que todos participamos por igual?, dejó escrito Patrick Leigh Fermor, viajero y escritor, amante combatiente de Grecia. Tormento y broma, los dos polos opuestos de la tragedia. Amor y focos / Jon Kortakarena Coinciden en el tiempo dos rupturas fashion que tienen como protagonistas a muy distintos embajadores de la moda española: la del top model Jon Kortajarena, que estos días desfila en el 080, con el actor galés Luke Evans ( El hobbit, Fast and furious) y la del polifacético Pelayo Díaz ?que igual diseña o protagoniza realities televisivos? con Nicolas Ghesquière, director creativo de Louis Vuitton. Aquellos sonados idilios ?y rupturas? que protagonizaban en los 90 Linda Evangelista o Stephanie Seymour con los dueños de sus agencias, son reemplazados hoy por los de estos jóvenes tatuados y cosmopolitas. Kortajarena, uno de los mejores modelos internacionales que ha hecho mucho en una de las escasas profesiones en que los hombres cobran menos que las mujeres. Carácter y destino / Magüi Mira Pasó del rizo rojo al platino sin perder la sonrisa de carmín ni la mirada azul. Es una gata sobre las tablas y una diosa detrás de ellos. Esta semana ha desembarcado en el Poliorama con El discurso del Rey, en la que dirige a Roberto Álvarez y Adrián Lastra en una soberbia interpretación de la tartamudez de Jorge VI, el rey que no podía pronunciar la K de king. Mira, que siempre ha sido pionera en abanderar la libertad de las mujeres, tiene ya un abultado curriculum, como actriz literaria ?que ha colaborado con Millás o Mario Vargas Llosa, entre otros? y directora exquisita. Siempre vehemente, apasionada y luchadora, ha inspirado a las nuevas generaciones de mujeres que dudan y crecen delante del público. Musa en Instagram / Marie Ulmer Cumplirá 98 años en agosto y acaba de convertirse en la nueva sensación de Instagram.No es extraño, la vejez paradójicamente es tendencia en estos tiempos tan juventilizados, como demuestran los casos de Iris Apfel o Joan Didion, nonagenarias elevadas a la categoría de iconos fashion para Chanel o Céline. Ulmer vive en un geriátrico de Filadelfia pero ha dedicado toda su vida al arte. Dibujante, profesora de Arte de la prestigiosa Philadelphia Free Library y, actualmente musa de la fotógrafa Candance Karch. Sus instantáneas, entre cándidas y surrealistas (con un frutero decorando su cabeza a lo Carmen Miranda o celebrando Fin de año en la residencia), la han convertido en todo un referente. Quien nos iba a decir que la frescura, en la moda, saldría de un geriátrico. ¿O es la ternura? (La Vanguardia)

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4 de julio de 2015
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La caspa del deporte

El asunto de Gala León, más que un ?show mediático?, como lo definió el dios Nadal en Wimbledon, se ha convertido en un episodio tan inmaduro como bochornoso. Empezó demasiado abrupto, en boca de un patoso Toni Nadal que puso en duda, y de qué manera, la idoneidad de la entrenadora cual damisela victoriana: ¡oh, dios, una mujer en un vestuario! Desde entonces se han sucedido cruces de recados a través de la prensa, desplantes, lágrimas y ahora el ridículo internacional, sin comprenderse muy bien por qué el icono de Marca España ha preferido airear los trapos sucios fuera de casa, concretamente en el luminoso césped del All England Lawn Tennis and Croquet Club. Parece peregrino que la verdadera razón por la que no se le ha concedido ni un minuto de gracia a León guarde relación con su condición de mujer: pondría en duda la ética de la que tantas veces han hecho gala los héroes contemporáneos. La de esos deportistas que luchan contra su propio récord, sufren, pelean y transmiten una suerte de euforia con sus victorias, capaces de engrandecer los sueños de sus seguidores. Pero que también incluyen en sus perfiles egos inflamados y cuentas millonarias. ?Nosotros voleamos, nosotros decidimos?, parecen reclamar. Y si las razones de la crucifixión a León son puramente deportivas, deberían explicarse mejor. No todo es machismo: ¿por qué no hubo diálogo desde un primer momento, cuando los tenistas no están obligados a jugar la Copa Davis, ni en nómina? ¿No fue una designación arbitraria y cosmética de cara a la galería para lucimiento del presidente, que se opuso a la candidatura preferida por los jugadores, la del extremista de élite Juan Carlos Ferrero? Pervive una dudosa ética en los sillones de las federaciones deportivas. Me refiero a actitudes caciquiles perpetuadas por intereses espurios que se mueven en la misma dirección que el dinero. Las jugadoras de la selección nacional de fútbol ?recientemente eliminadas del Mundial? tuvieron que soportar las grimosas órdenes de su seleccionador, que igual les explicaba una jugada que les decía: ?A ver quién hace de mujer y me pone el café?. Pesos pesados del fútbol español, como Del Bosque, minimizan el asunto, con complicidad, y Villar calla. Pero ¿cómo pueden tratar con ese desprecio a una profesional ?a diferencia de muchos de ellos que no lo son? que ha luchado y se ha sacrificado por representar a su país? Ni buena fe ni paternalismos. El deporte español aún necesita champú anticaspa: la del machismo, sí, pero también la de los cargos vitalicios que se sientan en una silla durante más de treinta años, porque lejos de ella serían unos auténticos desconocidos, incluso para ellos mismos. (La Vanguardia)

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1 de julio de 2015
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La tecla arrepentida

En una ocasión, una amiga recibió una invitación a una cena benéfica, razón por la cual se sentía doblemente obligada a asistir, aunque aquellos días andaba desganada. Se sentó frente al ordenador y empezó a idear una buena excusa para justificar su ausencia: ?Querida amiga. Lo siento, no podré ir a tu cena porque tengo un viaje a Londres este fin de semana??. Pero al rato pensó que alguien podía toparse con ella, y que era mejor buscar otra razón ?de peso?. Clicó y escribió: ?Siento mucho no poder acompañarte pues este fin de semana vienen mis suegros a casa?. Qué poco inspirada se sentía aquel atardecer, echarle la culpa a los suegros era tan poco creíble como chusco. Al final decidió ahorrarse la molestia que siempre comporta una mentira y optó por una versión más profesional: ?Lo siento, no podré ir a tu cena benéfica porque debo entregar un trabajo el lunes?. Y envió el correo. Cuando se dio cuenta de que no había borrado la cola de las excusas, ya era demasiado tarde. A la mañana siguiente en su buzón de entrada recibió la respuesta: ?Querida amiga, que te vayan muy bien el fin de semana en Londres, la visita de tus suegros y el trabajo que tienes que entregar?. Sólo podía responder de un modo: mandando urgentemente un donativo tan solidario como expiatorio. Gmail, conocedor de los sonrojos y malos ratos que padecen sus usuarios cuando aprietan el botón de enviar sin haber respirado profundamente ni revisado el texto, ha decidido ofrecer la posibilidad de eliminar un e-mail justo después de haber salido. Se acabó flagelarse por el error, esa tortura instalada como un pensamiento parásito difícil de atemperar. ¿Cuántas veces no hemos borrado las colas de e-mails en los que, por ejemplo, llegaba a dudarse de la idoneidad del destinatario? Otras, tan sólo por un errático clic hemos tenido que leer lo que nunca hubiéramos querido saber de lo que piensan de nosotros. Para algunos, la iniciativa de Gmail significará una bendición: tener a alguien que cuenta hasta diez por ti. Pero otros se preguntarán si la ya menguada naturalidad en la comunicación no se verá afectada. La tecla del arrepentimiento no es un filtro opaco, sino una especie de ?mecanismo antipánico? denominado de-send (deshacer el envío), una opción que existe desde hace un tiempo en los laboratorios experimentales de Google y que ahora universalizan a todos sus usuarios. Se dispondrá de hasta 30 segundos para abortar un mensaje que puede traer problemas, malentendidos o sobresaltos. El alivio de la tecnología capaz de deshacer un entuerto choca contra el vuelo del subconsciente, entre las capas más impenetrables de nuestro ser. Porque a menudo en nuestros propios errores podemos encontrar explicaciones de lo que en verdad queremos, pero no nos atrevemos a expresar. (La Vanguardia)

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29 de junio de 2015
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Fantasmas con versos

El pasado vuelve. O, mejor dicho, nunca se fue: ?Cuando pronuncio la palabra Futuro la primera sílaba ya pertenece al pasado?. Lo escribió la enorme Wislawa Szymborska, autora de versos sutiles que ilustran de qué manera la naturaleza humana vive en frases cortas. El heroico optimista Albert Espinosa, en una entrevista en televisión, recomendaba leer un poema suyo cada noche, antes de acostarse. Podrían fichar a Espinosa como asesor ministerial para devolver la palabra a los dormitorios y las plazas. Leer poemas en lugar de enredar con pantallas a fin de extremar la sensibilidad y cobijarse de la mugre de tanto tuit afanoso de convertirse en titular. ¿Por qué tantos personajes públicos desean que conozcamos su opinión, sin venir a cuento, y se empeñan en resucitar el fantasma del nazismo, banalizándolo? Es difícil comprenderlo, cuando el exabrupto procede de profesores cultos que han bregado con los fantasmas de la historia. ?El terrorismo financiero causa más dolor que el nazismo?, tuiteó Monedero, el primer emigrante de Podemos, una vez Hacienda dio con su sociedad unipersonal. No creo que hiciera ninguna falta establecer una simetría tan ociosa como insensible: cámaras de gas y corruptos que cuentan en billetes. Del fantasma del nazismo al del paroxismo persecutorio, en este caso un fantasma doliente, bulímico, devorado por la insidia de los flashes que regresa de forma inesperada: lady Di. Cuentan las crónicas que su hijo, el príncipe Guillermo, sufrió un colapso ante su tumba, en el parque de Althorp. Los tabloides británicos describen los síntomas de un ataque más de dolor que de estrés, e incluso hallan una sentida justificación: la real realidad de que ella nunca podrá saber nada de sus nietos. En cambio, cuando la vida te sienta bien ?por el contrario al redondo título de un libro que acaba de publicarse, La vida me sienta mal, del poeta y filósofo Alberto Santamaría?, te remiendas y remedas una y otra vez. El pasado te devuelve de repente. Ahí está, saliendo de la boca del túnel, la gran Cher, multipremiada y multioperada. La intérprete de hits que se siguen bailando y actriz de sobrada calidad, vuelve por todo lo alto a punto de cumplir los 70, teñida de rubio Marilyn en la portada de Closer to the truth, su primer trabajo de estudio en 12 años. Aupada por Marc Jacobs, que la ha convertido en su icono fashion, ha dejado muy claro que antes de Madonna y Lady Gaga ella mandó en el pop. Versos en vena y con receta, que falta nos hacen. Como los de Manuel Vilas, puñales de acero y seda. Él también se despide de la madre, sin temblor; 974310439 se titula el poema. Es tan bueno que tienes ganas de llamar al número: ?Mira que fuimos pobres y desgraciados tú y yo/ ma mère, en esta España de grandes hijos de puta / enriquecidos / hasta la abominación. / Y aun así, pobres como ratas tú y yo, / mantuvimos el tipo, / como dos enamorados?. La tinta bella / James Salter

Qué hombre tan bello fue el nonagenario James Salter, que triunfó como escritor bien pasados los 70 años. Con menos de una docena de libros se convirtió en leyenda. ?Salter está entre los pocos autores norteamericanos de quienes quiero leerlo todo?, dijo Susan Sontag. Si aún no han leído su cuento La última noche (Salamandra/L?Altra Editorial) corran a comprarlo. Sutileza, hondura, personajes que se difuminan con el paso del tiempo anclados en el principio humano de la contradicción. Murió la pasada semana. Abandonó los laureles de West Point y la adrenalina de las patrullas al amanecer por la literatura. Elijo una frase de su novela Años luz: ?Aquella vida era como una prenda de vestir. Su belleza estaba fuera, su calor dentro?. Como la suya. Infiel freudiano / Seann Penn Fleur van Eeden debe de ser una mujer de siete cabezas que no conoce el miedo. Además de doblar a talentosas actrices ?como Helen Mirren? en escenas que su virtuosa anatomía puede resolver, escribe poesías románticas y tiene pensamientos profundos como este: ?Sean Penn es muy atractivo a pesar de su edad?. La ruptura de Penn y Charlize Theron ha coincidido con el rodaje de su nueva película, The last face (de la que ella es, junto a Javier Bardem, protagonista), que en lugar de acercarlos, los ha alejado. El shooting no sólo fue intenso, además Penn se lió con la doble de su novia ?también rubia, alta y sudafricana?. Freud ahondó en la figura del doble como ?anunciador de la muerte?, en este caso diez años más joven que la versión original. Todo tan freudiano. Tiempo de ‘flâneurs’ / Daniel Córdoba-Mendiola

El paseante urbano ?mítico flâneur? resurge en tiempos de yuccies (young urban creative) y alcaldes sin coche oficial. Pero los paseos que propone el coolhunter Daniel Córdoba-Mendiola en El mundo en 25 miradas (Libros de Vanguardia) incluyen un sibaritismo artístico propio de viajeros exquisitos. En lugar de seguir a su equipo de futbol, él sigue a sus cuadros: como el de las dos chicas asomadas en la ventan de Murillo que descansan en la National Gallery de Washington. Desde los mercados de Manila o los cocineros de saltamontes de Shanghai, a los food truck de Austin, hasta Le Laboratoire de París ?un espacio que combina gastronomía y diseño?, El mundo en? es una invitación al viaje de autor con mirada poliédrica, vibrante, cómplice y provocadora. (La Vanguardia)

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27 de junio de 2015
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El IVA rosa

Hubo un tiempo en el que cuando a una mujer se le decía ?pareces un hombre? con ánimo de reprobarla u ofenderla, ella se lo tomaba como un halago. Fue el caso de Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa de Dudevant, a quien nunca le gustó el papel que la sociedad tenía reservado a las mujeres, hasta el extremo de rebautizarse como George Sand. Cuando ella y Chopin se conocieron, al sensible pianista le chocó tanto su personalidad que comentó: ?¡Qué antipática, esa Sand! ¿Es verdaderamente una mujer? Lo dudo?. Pocas historias de amor empiezan así. Ahora, un movimiento feminista francés ha hecho un guiño a la audacia de la escritora, modificando su pseudónimo a Georgette Sand, para encabezar un manifiesto cuyo objetivo es denunciar que las mujeres no están dispuestas a seguir siendo una mayoría minimizada: ?¿Es verdaderamente necesario llamarse George para ser tomada en serio??, entonan. Una de sus principales cruzadas consiste en combatir la tasa rosa, así denominada porque grava los productos dirigidos a mujeres, muy especialmente si vienen en un envoltorio rosa, desde maquinillas de afeitar hasta bolígrafos o guantes. Y no sólo eso, un perfume femenino es más caro que uno masculino de la misma marca, igual que una crema hidratante. ¿Por qué las mujeres son más complejas que los hombres y sus productos necesitan más principios activos, materiales más nobles o mayor inversión de I+D? ¿O por qué en el packaging rosa prima la estética y esta se paga? Puede que en realidad se trate de una especie de discriminación positiva, ya que las mujeres encabezan el impulso de compra con el 80% de las decisiones de mercado. Pero ¿qué lógica hay en que cobremos menos y paguemos más? De los diamantes rosas al champagne rosé o las botellitas de agua que donan un porcentaje a la lucha contra el cáncer, el rosa sigue siendo identificador de la feminidad ?y eso que apenas un 3% de las mujeres afirma que le gusta, aunque lo consuma?, y es a la vez el color del encanto y de lo cursi, de Emily Dickinson o Jane Austen, aunque también de Barbie y las princesas Disney. Un color incómodo, sobreutilizado y polémico, que a comienzos del siglo pasado vestía a los bebés varones recién nacidos. Que se lo pregunten al Real Madrid, que la temporada pasada lo eligió para su tercer uniforme como guiño a sus seguidoras. Descartado por el vestuario tras perder el primer partido en que lo llevaron, luego se verían obligados a recuperarlo en Champions, y con él pasaron de ronda. Otra cosa sería averiguar por qué la camiseta rosa ?que costaba igual que las otras dos, la clásica blanca, y la alternativa negra? fue la que más se vendió en sus tiendas oficiales el verano pasado (y no sólo a mujeres). ¿Qué tendrá el rosa, que enciende? (La Vanguardia)

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24 de junio de 2015
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Contra el aburrimiento

De aquella bienintencionada idea de la vida fraccionada en franjas de ocho horas ?ocho para trabajar, ocho para dormir y ocho de asuntos propios?, pasamos al realismo sucio del seven eleven, incapaces de detener nuestra actividad que arranca de buena mañana y no se desmaya hasta bien entrada la noche, sin un minuto para permanecer absortos ante una pared en blanco mirando las musarañas. Ahora, cuando la ideología del bienestar nos reprocha que olvidemos las respiraciones profundas, que no mastiquemos despacio o juguemos con pantallas antes de acostarnos, parece ardua tarea la de escapar del 24/7, que es como se denomina a la no desconexión y a la disponibilidad absoluta. Pesan, por un lado, los imperativos de la autonomía profesional, que a menudo implican trabajar sábados y domingos, y acostumbrarse, como Esperanza Aguirre, a que no te paguen las vacaciones de verano ni de Navidad. Pero la resistencia a los tiempos muertos no sólo se debe al paradigma de trabajar el doble para cobrar la mitad, sino a la evidencia de que la tecnología se ha convertido en un órgano más de nuestra anatomía. Una especie de segundo cerebro, ansioso y voluble, que no le teme al tedio porque tiene línea directa con el infinito, a una velocidad que abruma y aísla. Ahora, el sector del entretenimiento digital se prepara para una nueva batalla en la que el arma de combate serán las gafas de realidad virtual. Las nuevas Oculus Rift llegarán al mercado durante el primer trimestre del 2016 e incluirán un mando de control de Xbox One y un sensor de movimiento. Sus responsables prometen que nos teletransportarán a otro mundo donde es imposible bostezar. Pero los sabios globales reivindican el aburrimiento por higiene mental y acicate para la creatividad. Y animan a perderle el miedo a la palabra tan depauperada, en las antípodas de las tendencias. Nadie quiere ropa, películas, libros, personas o periódicos aburridos. El tedio es una de las prohibiciones de nuestro tiempo: el capitalismo ha censurado esas ?horas oscuras? ?así llamaba Rilke a ese estado que puede ser fértil o llevarte hasta el borde de la desesperación?. El mismo que el filósofo Bernard Stiegler ha denominado ?la proletarización del tiempo libre?, esto es, la expropiación, más allá de nuestra fuerza de trabajo, de nuestro tiempo y de nuestros instrumentos de placer. La intolerancia ante el tiempo improductivo se agudiza en vacaciones, que, si bien para algunos son un lujo prohibitivo, para otros resultan la etapa del año que quisieran eliminar a fin de no tener que enfrentarse con su yo ?y el de su familia? en las tardes mudas del verano. Las agencias de viaje corroboran el aumento de los viajes singles aunque se viva en pareja, a fin de evitar disidencias engorrosas. Porque una cosa es aburrirse solo, y otra, mucho más tremenda, es aburrirse en compañía. (La Vanguardia)

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22 de junio de 2015
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Dior ha muerto

Como mujer y persona que defiende la igualdad y la laicidad, no siento ni de lejos orgullo ?tal y como firman varias señoras en un manifiesto de apoyo? porque la nueva portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, ?reivindique nuestros derechos y libertades ante instituciones que aún deben cambiar para hacer de la igualdad entre hombres y mujeres uno de sus principios?. En verdad, preferiría que Maestre, con sus mohines coquetones y esas miradas intensas que le pone al selfie, se reivindicara a sí misma. Porque, imaginemos el caso de que servidora quisiera rezar en una capilla, como hace años. O quisiera hablar con mis muertos frente a un altar con olor a cera e incienso. ¿A razón de qué iba a censurarme una pandilla de muchachos con su pataleta de mal gusto y enseñándome sus pechos por los que no siento el más mínimo interés? En el episodio que ahora sentará a Maestre en el banquillo por un delito contra la libertad de conciencia ?un escrache en una capilla de la Universidad Complutense en el 2011? gritaban frases tan ridículas como antiguas: ?Menos rosarios y más bolas chinas?, que viene a ser lo mismo que reclamar ?menos mantras y más ejercicios de Kegel?, como si fueran ginecólogos. Deben de ser chicos muy majos, estos parvenus. Pienso también en Guillermo Zapata, a quien muchos colegas han salido a echarle un capote, o mejor dicho, un mantón de Manila. Que si sucedió hace años ?la falta de sensibilidad no prescribe?; que si el humor negro solo es eso, humor; que si ha pedido perdón; que si es muy buena gente… ¡Ay la buena gente! La que va con su verdad por delante y sin desodorante. La que anuncia, sin el cobijo de Nietzsche, la muerte de Dior con atuendos que pisotean el sentido de la estética. La que se permite hacer bromas de niñas mutiladas, violadas, asesinadas, y frivolizar sobre el mayor genocidio de la historia. Los mismos a quienes nunca les gustaron los chistes de mariquitas o gitanos han empezado a borrar sus timelines. A comienzos de los años ochenta, y siendo ya presidente de la Diputación de Pontevedra, Rajoy defendía desde las páginas de El Faro de Vigo ?la falsedad de que todos los hombres son iguales?. Y, en la misma época, Aznar apostaba por que ?de la Constitución puede culminarse un modelo federal de Estado?. Que los nuevos líderes lleguen fogueados a sus futuribles cargos es lógico, y hasta deseable: tomar partido ?hasta mancharse? ?en palabras de Celaya? es sinónimo de creer en lo que uno dice y hace, de actividad y coherencia. Otra cosa es que su pasado esté lleno de insultos y alarmantes vejaciones, aunque sean virtuales. O que solo les mueva la vocación y no su competencia profesional. Dice Carmena que tiene las espaldas anchas: falta le hará. No me digan que ahora que solo hablábamos de los imputados por corrupción? ¿nueva política con el doble rasero de la vieja? Vale para todo / Dakota Johnson

Tiene nombre de condado, cordillera o marca de motos, pero su originalidad radica en su frágil fortaleza. Debutó con 10 añitos de la mano de su padrastro, Antonio Banderas, haciendo de hija de su madre en la vida real, y la primera entrega de 50 sombras de Grey la convirtió en celebrity de piel blanca y escote de Gucci. Es portadora de esa simpatía guiri que siempre sentó tan bien a las mujeres de su familia, empezando por su abuela,Tippie Hedren. Bien la explota Amenábar en el espot para Estrella Damm que, a vueltas con acentos?Quim Gutiérrez incluso se parece a Dani Rovira en los apellidos vascos?, se sirve de Dakota como la chica del verano por la que vale la pena aprender inglés, aunque tengamos que tragarnos la bochornosa pregunta-respuesta digna de un anticoncurso: ¿qué significa vale? Extraña pareja / Sarkozy-Berlusconi Será ficción friki, pero la imagen choca: una serie de manga titulada Genshinken Nidaime proponía en uno de sus capítulos la pareja gay ideal, formada por dos ?caballeros refinados de más de 50 años?, que no eran otros que el ex ?y puede que próximo? presidente blingbling y el eterno Cavaliere. Dicho episodio se emitió en 2013 pero nadie se había hecho eco de semejante fantasía lejos de las fronteras del país del sol naciente hasta que la viralidad lo ha rescatado. La justificación de la ardorosa y fanfarrona fama de ambos, según los guionistas, se debería a su intento ?de ocultar su relación secreta?. Sarkozy ha dicho que si gana, derogará la ley del matrimonio homosexual. Berlusconi, sigue haciendo chistes de bungabungas. Los japoneses, tan sorprendentes. 40 años después / Dolly Onetti

Se han cumplido cuatro décadas de la llegada de Juan Carlos Onetti y su mujer, Dorothea Mur, Dolly, a Madrid, refugiados de una dictadura que empezaba en su país, Uruguay, a otra que terminaba, en Madrid. Onetti, que ya era un escritor reverenciado por La vida breve, El astillero o El juntacadáveres, se ganaba la vida gracias a una beca y a las columnas que Luis María Anson, director de Efe, le encargaba. Le negaron el Nobel, dicen que por depresivo y deprimente, pero le dieron el Cervantes, y con los 10 millones de pesetas de entonces se compró su piso de la avenida de América adonde iban a verle los amigos: él siempre echado de lado en la cama, buscando con la mirada perdida un sentido o varios, los que iba anotando en sus manuscritos que ahora admiraremos en este revival onettiano. (La Vanguardia)

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20 de junio de 2015
Blogs de autor

Llegan los ?yuccies?

Se les reconoce por la agilidad de las yemas de sus dedos, permanentemente insatisfechas, entregadas al gesto tan metafórico como ridículo de pasar página deslizando apenas un centímetro el dedo por la pantalla. Como si tuvieran ojos en el pulgar, incluso en el meñique. La tecnología no es un medio sino una condición natural para ellos, casi anatómica. Aún tienen la edad en que uno cree saber lo que quiere y el desamor sólo duele un par de meses, cuatro días de mal cuerpo, algo parecido a llevar el jersey al revés sin poder remediarlo. Lo que para los viejunos son incómodos trasiegos, como el de enfrentarse a la aplicación AdoptaUnTío o el desesperarse con la de buscar un sofá para dormir de prestado en Boston, para ellos forma parte de su credo. Al igual que su bicicleta, su cartera de marca finlandesa o su Instagram. En lugar de patatas fritas, comen quinoa y donuts artesanos; no leen Vogue sino Hunter o, en España, Vein, una revista-libro que anuncia en portada feminismo, filosofía y moda. Y dicen “amar” los nuevos bares de cereales, los zumos de hierbas o los cafés biodinámicos. Para ellos todo debe ser ecológico, natural o hecho a mano, además de “inteligente”. Nada de todo ello tendría sentido si no les empujara una palabra-mantra: creatividad. Movido por la querencia anglosajona de los acrónimos-etiqueta que mezclan sociología y estilo de vida, el periodista David Infante ha bautizado a una hornada de jóvenes de entre 30 y 35 años como yuccies: Young Urban Creative. Jóvenes que quieren crear su propio negocio en lugar de venderse a empresas por una miseria y tener que soportar a sus jefes. Los yuccies, a diferencia de los hipsters y los yuppies, son de letras, apenas se drogan, saben más de maquetas y poesía que de salidas a bolsa, y aplican todo su potencial labrado gracias a una abultada formación que, si bien no les ha servido para encontrar trabajo, les ha sido útil a la hora de montar su propio plan de negocio para una exposición de videoarte. Según Infante, tienen “la convicción de que no sólo merecemos perseguir nuestros sueños, sino también ganarnos la vida con ello”. De todo ello podríamos arrancar una conclusión esperanzadora: a estos chicos rediseñados que subliman las ciudades de Texas o Marsella como nuevas mecas cool, releen una y otra vez Libertad de Jonathan Franzen o escuchan emisoras por internet como Azur, les importa más “crear” que “creer”. Tan fundamental es el fondo como la forma, la ética como estética -un nuevo debate se abre al respecto en los consistorios españoles-, y por ello rei­vindican el dinero con alma, el trabajo con sentimiento y la autoría por encima de cualquier populismo gregario. Crean, luego existen. (La Vanguardia)

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17 de junio de 2015
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El Boomeran(g)
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