Skip to main content
Escrito por

Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 tiene una columna de opinión en La Vanguardia. 

Blogs de autor

Política de ?black friday?

Pablo, Albert, Pedro y, más recientemente, Mariano se han colado por el desagüe de nuestras vidas. Comen y cenan con nosotros, sin importarles que el mantel sea de hule; nos cuentan dónde compran la ropa, cómo se enamoraron de sus mujeres o qué les preguntaron sus hijos el día después de los atentados de París. ?Los políticos son personas iguales que las otras; que lloran, que ríen, que??. Les ahorro el resto de lugares comunes a los que recurrió Rafael Hernando en el canal 24 Horas para justificar la gira promocional de su candidato (y del resto). La coartada pone en juego un verbo que tiene su côté perverso: humanizar. Ahora sabemos que sudan, si beben cerveza o gin-tonic, que les gusta el picante, si son futboleros o cinéfilos, que no concilian vida laboral y familiar? aunque, aun y así, paseen a sus hijos bajo los focos e incluso les dan un par de collejas, como Rajoy, cuando el chaval dice la verdad. No conocemos en cambio cuál será su posición exacta, si gobiernan, frente a la amenaza yihadista, ni tampoco han aclarado qué harán con respecto a las millonarias y controvertidas ventas de armas a países como Arabia Saudí, Egipto, Israel, Venezuela o Ucrania, pese a la auténtica psicosis en la que anda sumido el mundo. ¿Y con los refugiados sirios? Es como si emularan el black friday en versión política y prenavideña; no en vano votaremos con el árbol puesto. Una de las posibles explicaciones al término anglosajón, inevitable estos días, no tiene nada de oscuro, sino más bien de luminoso: gracias a ese magnífico día de ventas, las cuentas de los comercios norteamericanos pasaban de números rojos a negros. Y en un momento en el que la mayoría de nuestros líderes ?salvo Albert Rivera? están en números rojos en lo que a confianza ciudadana se refiere, sus directores de campaña y asesores han comprendido que la táctica comercial del viernes negro funciona a la perfección de cara a las elecciones: tremendos descuentos (en su caso en lo que al discurso político se refiere) y la felicidad prometida a cada elector de que, con tanta oferta, encontrará su producto a medida. Y, así, la política española se ha exhibido hasta en la sopa, igual que cuando los artistas promocionan su nueva película o disco y aceptan hacer todas las payasadas que exigen los formatos televisivos de éxito. No basta con responder a preguntas, sino que tienen que ejecutar una coreografía, comerse un insecto o cocinar una fabada. Estos días los candidatos se turnan entre el mullido sofá de Bertín ?con sus chascarrillos de ligón maduro?, que incluso arrancó anécdotas de la mili a un Pedro Sánchez casi jerezano, y el potro de tortura de Ana Pastor. Ahí están, a cualquier hora, como los anuncios de turrón que vuelven a casa por Navidad, con la salvedad que ellos llegan para quedarse cuatro años. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
30 de noviembre de 2015
Blogs de autor

Vocación salvaje

Javier Gomá tiene dos escritorios. Uno en el despacho del director de la Fundación Juan March, en madrid: la proa del arquitecto Picardo, una curva domada por tres ventanales que se asoman a las embajadas de Luxemburgo e Irlanda y se cruzan con la verticalidad de la columna. La mesa tiene el mismo largo que su dueño cuando se reclina en la silla: ciento ochenta y tres centímetros. El otro ocupa un rincón del dormitorio conyugal, y a él no accederemos por mandato de su sensata esposa. Cuenta que es tan simple como una tabla con dos caballetes. Porque Javier Gomá, el pensador de la ejemplaridad; el que defiende la filosofía ?como literatura conceptual?, un género literario más; el filósofo mundano decididamente dialéctico; el estilista que junta palabras con finura, se concentra en cualquier lugar. ?Escribo con la tele puesta, con los niños jugando… y me bloqueo cuando estoy solo. La vez que mi mujer ha dicho: ?Salimos y te dejamos trabajar tranquilo?, me he sentido triste y miserable, abandonado. Necesito el roce de la oveja?. Antes de casarse no fue capaz de publicar una sola línea. No estaba orgánicamente maduro. Hasta que le fue creciendo un apetito voluptuoso por la normalidad: ?Por la doble especialización del oficio y del corazón. Encontrar a una persona para fundar una casa, y un oficio con el que ganarme la vida?. Estudió Clásicas para aclararse. Fue número uno de su promoción para el cuerpo de Letrados del Consejo de Estado. Teresa era su vecina en El Escorial. ?Qué alboroto cuando llegaron: eran cuatro hermanas guapísimas, parecían sacadas de una novela de Jane Austen. Nos conocimos hablando a través de la valla?. Su tetralogía se inicia así: ?Dedicado a Teresa Arsuaga, mi buena suerte?. Utiliza un modelo de teléfono anticuado, un ordenador HP y rotuladores Pilot; bebe coca-cola ??el camarero se empeña en traérmela light, sin preguntarme?. En la March aún hay clases: ujier, secretaria impecable, camarero y cocina. Lleva un cuaderno con palabras que legustan, no utiliza emoticones, y le tiene manía a estos términos: incidir, reto, aval, hoja de ruta, línea roja o poner en valor. Hasta le tiembla el labio superior al pronunciarlos. Piensa que el verdadero literato tiene que sentir finura por las palabras,los sonidos, los aromas y las atmósferas. Su infancia fue dichosa, pero pasó sin relieve. La literatura lo electrocutó en la adolescencia. ¡Y de qué manera! Le costó años domesticarla. ?Era otoño de 1980. Me lo expliqué como el origen de una violenta vocación?. ¿Violenta? ?Sí, cuando notas que todos los rasgos de tu personalidad ?emocionales, intelectuales, incluso te diría que somáticos? se movilizan en una dirección, y te sientes absolutamente secuestrado por una intuición. La vocación es algo elástico que ocupa todo el espacio disponible?. Mucho se ha preguntado por qué ha dedicado las mejores horas del día, los mejores días del año, a hacer lo que nadie le había pedido: ?por vocación literaria?, ratifica. ?La única manera de perdurar en este mundo es la perfección. Todo mi anhelo es hacer una obra digna de perdurar para resistir el efecto de lo etéreo, no por la gloria personal?. Un párrafo al día, uno solo, esa es la medida que se exige cuando está escribiendo. Vive con la tranquilidad de haber terminado su Tetralogía de la ejemplaridad antes de los cincuenta. A veces llora, como cuando ve en televisión carreras de relevos; en ese justo momento en que los atletas se pasan el testigo, ejemplarmente, el estómago en la boca. (Cultura|s / La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
29 de noviembre de 2015
Blogs de autor

Jacqueline de Ribes, fin de época

Altísima, de nariz aguileña, hombros rotundos, cuello de cisne, dedos largos y cabello azabache recogido con rabia; su perfil podría escrutarse como el de una esfinge egipcia, el de una prima donna de la ópera o una modelo de alta costura, pero, en realidad, Jacqueline de Ribes representa un auténtico fin de raza: la mezcla perfecta entre aristócrata, musa y mecenas de creadores. Unicornio de marfil la llamaba el poeta couturier Yves Saint Laurent; ?giraffina?, en alusión a su esbelto cuello, la apodó Emilio Pucci. La última reina de París certifica uno de sus primeros pupilos, Valentino, a quien conoció cuando el diseñador era un joven de 16 años que trabajaba en el atelier de Jean Dessès y adoraba la expresión dramática ?y humorística? de la condesa de Ribes cuando se apeaba de su Rolls-Royce y empezaba la fiesta en el taller. Luchino Visconti la soñó en el papel de Oriane de Guermantes para su adaptación cinematográfica (nunca filmada) de En busca del tiempo perdido, y a Truman Capote le enfadaba que no quisiera contarse, con Marella Agnelli o Lee Radziwill ?hermana de Jackie Kennedy?, entre los cisnes de su corte. Durante décadas, no faltó a ni una de las fiestas de la alta sociedad que infusionaban arte, poder, glamour, frivolidad e influencia, igual en París que en Nueva York; fueran los anfitriones los Rothschild o el extravagante Carlos de Beistegui y de Yturbe. Su nombre, una contraseña para iniciados, es sinónimo puro de la elegancia à la française. Ahora se la reconoce ?y celebra? en el Metropolitan Museum de Nueva York, que le dedica una exposición pionera inaugurada este mes: si pocos son los couturiers que han merecido tal honor (Saint Laurent, Hubert de Givenchy, Miuccia Prada), Jacqueline de Ribes es, a sus impresionantes 86 años, el primer icono de la moda en traspasar las puertas del templo de esa nueva religión laica que es la moda. Su vida podría dar cuerpo a una novela de Balzac: Jacqueline de Beaumont nació un 14 de julio ?una fecha señalada para la futura embajadora del chic francés? en una familia absolument Faubourg Saint-Germain. El crac de 1929 estaba a punto de estallar, pero su abuelo materno, el banquero Olivier Rivaud de la Raffinière, capeó la crisis, y su padre, el conde Jean de Beaumont, se dedicó a multiplicar los ceros del abultado capital familiar apostando por el comercio exótico (de la banana al caucho). Su infancia discurrió entre el castillo de la abuela, las nannies y los días de sol en Saint-Jean-de-Luz. De joven debutó con brillo en los grandes bailes venecianos de Beistegui o el Black & White de Capote. Una educación impecable y la herencia de un padre (ausente, para variar) que amaba el esquí y una madre que traducía a Hemingway harían el resto. En 1849 se casó, jovencísima, con el vizconde de Ribes: se convertiría en lo que hoy se denomina socialité, y haría de la haute couture una seña de identidad personal tan reconocible como su porte de estatua (que Horst, Avedon, Bailey, Beaton o Doisneau inmortalizarían). En su fabulosa colección destacan los modelos de Saint Laurent, Valentino, Dior, Ralph Lauren, Armani, Emanuel Ungaro, Galliano o Jean-Paul Gaultier, que le dedicó una colección en 1999 titulada Divina Jacqueline. De Ribes es el último ejemplar de una especie casi extinta: una mujer culta que encarna, además, la quintaesencia de la elegancia. Y una virtuosa del arte social, heredera de una visión del mundo que reunía a artistas y aristócratas para descorchar la vida bajo las lámparas de araña. Autorretrato / Mariano Rajoy A algunos nos enseñaron en el colegio que hacer campaña por uno mismo queda feo. A Rajoy, en cambio, no le preocupa desoír aquello de que ?obras son amores, y no buenas razones?. ?Me voy a votar a mí mismo porque confío en mí, me conozco bien y hago justicia? confesaba esta semana en la Cope. Un hombre de gustos sencillos que desayuna con el Marca, un señor de provincias que toma distancia ante lo hipermoderno. Esperemos que Bertín no lo siente en su tresillo ni lo pasee por la dehesa. Mirada al pasado / John-John Kennedy Nunca hubo un nombre con tal aliteración: John al cuadrado. Se convirtió en los mismos Estados Unidos de América cuando saludó al féretro de su padre como un niño hombre. Habría cumplido 55 años el pasado miércoles de no haber sido por aquella avioneta. Fue abogado y editor de George, aunque se quedó en promesa. La política había sido puntualmente sexy antes de él, pero la maldición de los Kennedy enterró una de las mejores genéticas de la historia. Imparable / Adele Cuando Spotify parece haber vencido definitivamente a las tiendas de discos, Adele vende casi dos millones y medio de copias en la primera semana de 25, su tercer álbum. Fuera del canon, desde su cuerpo hasta su voz, Adele conquista nuevas metas. Incluso los que somos alérgicos a su chorro de voz, debemos de aceptar que puede con todo, ya sea versionear Hello con instrumentos infantiles y su pose de matrona inglesa o arrinconar los dispositivos 3.0. Toda una heroicidad. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
28 de noviembre de 2015
Blogs de autor

Qué fantástica esta fiesta

No sabes quién es. Enroscas vigorosamente los tornillos de la memoria pero ningún recuerdo acude a socorrerte, ni tan siquiera un lejano perfume. Te ha llamado por tu nombre, te ha sonreído, te ha besado como si en alguna ocasión hubierais intercambiado confidencias de las gordas e incluso, al despedirse, te palmea la espalda con una familiaridad que te espanta porque ni has podido pronunciar su nombre de pila. Buscas un salvavidas en la conversación de al lado, aunque al instante te das cuenta de que no podrás presentar a tu amiga-desconocida ano ser que recurras al truco del almendruco: ?Mira, Pepito, esta es?? , y en ese justo momento te lanzas sobre el teléfono como si tu casa estuviera ardiendo. Lo más formidable es que, tras autopresentarse, y ya conociendo su nombre, sigues careciendo de los ecos de un pasado común. Los códigos de la convención social permiten soportar tácitamente la mentira. ¿Qué costaría decir sin atajos: ?Sabes, ahora mismo no caigo en quién eres?? Pero los excesos de narcisismo y de empatía nos lo impiden: cómo vamos a reconocer que nuestro almacén neuronal padece necrosis ante alguien que nos profesa tanto cariño. Hay grandes especialistas en sobrevivir a las fiestas que empiezan a encadenarse en esta época, igual que un tapis roulant que atraviesa la recta final del año. Las alfombras rojas marcan territorio: en las fiestas públicas presiden los logos comerciales ?que en verdad son quienes pagan las croquetas y el jamón?. Es el llamado photocall, un plató rudimentario a fin de que cualquier invitado, famoso o no, viva su momento de gloria. Aunque no se sufra de agorafobia, acostumbra a invadirte el aturdimiento al entrar en el ruedo y suspender tu mirada en una bruma social tras la que, al principio, no identificas a nadie. Es en ese justo momento cuando eres más vulnerable y puedes caer en las redes de una conversación absurda que te atrapa con su arpón. A veces es tan mala que olvidas tus reparos y prefieres pasar por estúpida interrumpiendo a tu interlocutor con asuntos dispersos. Algunos invitados están tan desconectados de sí mismos que te hablan encima de la cara, sin darse cuenta de que la mezcla de cava y salmón produce un aliento repulsivo. Por supuesto, abundan los pedigüeños parapetados en la fiebre del networking, quienes no asisten a las fiestas para divertirse, ni siquiera para pasear como esfinges a fin de ser admirados, sino para conseguir algo, desde un trabajo hasta una foto. Incluso la fiesta más amena puede resultar fatigosa, tanto que, al llegar a casa con dolor de pies, te invade un soplo de nostalgia ante la noche quieta, el libro en la mesilla, la niebla en la pantalla. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
25 de noviembre de 2015
Blogs de autor

?Don?t stop?

En las aulas de bachillerato se reflexiona sobre la amenaza mundial del yihadismo. Los profesores más comprometidos en transmitir conocimiento y valores procuran crear debate para que los chavales opinen y arriesguen, laven prejuicios, vistan miedos, se equivoquen. En un colegio de élite de Madrid, una mayoría exclamaba ?¡qué pena!? , e inmediatamente regresaba a sus chats y sus notas de corte, a sus urgencias hormonadas, a sus ?mola mazo?. Y a levantar la mano preguntando si era seguro ir a ver el Real Madrid-Barça al Bernabeu. En los institutos de Lavapiés o el Raval la expresión de la pena es un mínimo esbozo: allí la realidad golpea de otra manera a una edad en que la muerte debería ser un lejano horizonte. En París, estos días, algunos jóvenes musulmanes han tenido que reafirmarse, como esa chica francesa con velo que fue increpada en el metro hasta el punto de tener que repetir: ?Soy francesa, soy francesa?. Tras el ataque a Charlie Hebdo, nuestros vecinos aceleraron el proyecto de una asignatura que educara a los jóvenes en los ?valores morales y cívicos? tanto en primaria como en secundaria; ríanse de nuestra ?educación para la ciudadanía? pero, se llame como sea, parece más urgente que nunca. Que una religión pueda perseguir a otra, incluso a toda una civilización, pone de manifiesto la necesidad de acogerse a principios superiores y comunes: una ética común, laica, más allá de la familia o de un dios. Los nuevos ataques y la psicosis que hace temblar a Europa reavivan el reclamo de la educación para combatir la barbarie. Régis Debray lo resumía nítidamente: ?El desierto de valores en que vivimos saca a relucir los cuchillos?. No hay dimisión más cómoda que la indiferencia: desde las alturas y a pequeña escala. Pero afortunadamente hay gente que no dimite y vuelca su compromiso con el cambio social, como esas organizaciones de jóvenes que trabajan con los estudiantes más desfavorecidos para que no tiren la toalla. Pedagogía necesaria para visibilizar una realidad velada y cargada de clichés. Es el caso del documental No t?aturis / Don?t stop, financiado mediante crowdfunding (www.vkm.is/notaturis) y dirigido por Aïda Torrent. Durante un curso, sigue a cuatro chavales del Institut Milà i Fontanals del Raval ?de origen catalán, bengalí, colombiano y filipino?, que desde su realidad cotidiana van abocando sus ideas, sus temores, sus deseos y sus dimisiones en pleno rito de pasaje: el final de la adolescencia. ?Damos el testimonio de que aquí hay muchos jóvenes que se lo curran, pero que no tienen las mismas oportunidades que los otros. Queremos que frene el abandono escolar, que sea útil y motivador?, cuenta Albert Baquero, productor del filme. No hay otra artillería más eficaz que la formación para asegurar el futuro y combatir el fanatismo. Cuando un joven se detiene, deja los libros y cree que ya lo sabe todo, la sociedad entera retrocede. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
23 de noviembre de 2015
Blogs de autor

Quítame las orejas

Tarde de primavera, Barcelona, 1992, oficinas del Eixample. Acabo de firmar un contrato como directora de una revista femenina de nuevo cuño, ?Woman?, junto a Yolanda Martínez, como subdirectora. Con el gerente formalizamos el trámite, la seguridad social y esas cosas. Al darnos la mano como gesto final, aquel hombre dice con solemnidad y alegría: ?esta será una revista de categoría, una revista sin chuminos?. Con veintiséis años recién cumplidos mi única respuesta es una risa imparable, compulsiva, como cuando al cura se le escapaba un pedo. También murmuro: ?¡Qué asco!?. No tanto por lo que describe sino por la palabra que acaba de utilizar ante dos personas que han recibido el encargo de dirigir una ambiciosa inversión económica. Las risas lo oscurecen todo, pero apenas puedo acabar de darle la mano después de su eufórica descripción de la línea editorial. Pienso que por fin ha podido demostrar su incomodidad ante las revistas pornográficas que se cuecen en su casa. Pero el mensaje está dado: existen las revistas de mujeres con chuminos y las revistas ?de categoría?. En las de categoría (lujo, alta gama, moda, femenina…como guste) también salen mujeres sexies, con transparencias, tacones altísimos y morritos apiñonados pero, ojo, se trata de una invitación estética, de un artificio que sirve para soñar y nada tiene que ver con la autoayuda genital. Otoño en Madrid, 2015. En un puente aéreo abro el periódico: Playboy dejará de publicar mujeres desnudas. Un noticia en pelotas nada más empezar el día. Una espera toda la vida una noticia así: qué Bloomberg deje de dar noticias económicas o que Disney le cancele el contrato a Mickey Mouse. Hay que ir dejando cosas en la vida. Y Playboy quiere remontarse a más de 60 años de historia, para defender que los desnudos empezaron como excusa para vender más ejemplares con entrevistas a Malcolm X y relatos de Updike. Que su poderosa marca no se ciñe al desnudo vulgar que inunda la red y no merece una impresión a cinco tintas. Que Playboy quiere ser una revista ?de categoría? que no avergüence ni a lectores ni a anunciantes. De adolescente, aquellas mujeres de revista erótica me intimidaban. ¿De qué pasta estarán hechas para posar tan desinhibidas mientras abren su sexo, jugando a ser traviesas, con esas ridículas orejas de peluche que tanto daño han hecho a la infantilización del sexo femenino? Pero lo que es peor: cómo irían a comer el domingo a casa de sus padres. Pronto vino la compasión, cuando los filtros no lograban corregir sus cardenales y morados. A bien seguro que una parte de aquellas chicas, y algunas lo consiguieron, se morían por salir huyendo de los caprichitos de Heffner en la Mansion Playboy y posar con un Dior, bien recatadas, en revistas ?de categoría?. El estereotipo de la chica Playboy fue descendiendo hacia a caverna, un anacronismo frente a la interactividad de internet. Hoy, el perfil del consumidor de pornografía en papel pertenece enteramente al siglo XX. Las revistas para hombres ensayan un erotismo más intelectual y sutil, como el que abandera el libidinoso Frédéric Beigbeder en la resucitada Lui, o el de la Odiseo de Albert Folch: buenos fotógrafos, chicas sin siliconas ni clases de ginecología, sujetadores de Agent Provocateur y un ligero balanceo de curvas en blanco y negro. Se trata de desnudos más inmateriales. Un intento de desvestir la fotografía de moda, que forma parte idealización del papel conforma el nuevo mantra: lo banal a internet. En cuanto a las chicas Playboy, más urgente que vestirlas es quitarles las orejas y el pompón, por Dios. (Icon)

Leer más
profile avatar
22 de noviembre de 2015
Blogs de autor

Eileen Gray y la justicia poética

Asistimos a la plena recuperación de un nombre y una obra colosal, la de Eileen Gray, pionera en el uso de la laca en el mobiliario sofisticado y revolucionaria capaz de difuminar la frontera entre la arquitectura y el diseño. Transitó del constructivismo al art déco para acabar siendo uno de los pilares del estilo internacional. Gray fue la autora de una vivienda colgada en el acantilado de Roquebrune-Cap-Martin, que por fin se ha abierto al público: la casa E-1027. Concebida como una obra total que integra y armoniza todas las disciplinas, en la que proyectó desde su estructura racionalista ?y a la vez sensual? hasta su icónico mobiliario, bebe tanto de la reformulación de tradiciones como de golpes de ingenio. También fue una casa construida para perder la cabeza por amor. Pero el 2015 ha sido también el año del desenmascaramiento de uno de sus coetáneos ?y mentor?, un genio que la admiró y a la vez odió: Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier. Con motivo del 50.º aniversario de su muerte se han sucedido homenajes y exposiciones, como la retrospectiva que le dedicó el centro Pompidou de París. Pero en la consagración del Dios de la arquitectura como un organismo vivo se había acallado hasta ahora una faceta que las últimas biografías publicadas en Francia documentan: Le Corbusier era un fascista convencido, profundamente antisemita y admirador del Führer, hasta el punto de afirmar: ?Hitler puede coronar su vida con una obra grandiosa: la reorganización de Europa?. Su apoyo al régimen colaboracionista de Vichy no se quedó ni mucho menos en palabras: Pétain le nombró consejero de urbanismo del Gobierno. Sin embargo sus proyectos no pasaron del papel: eran demasiado rompedores para los gustos tradicionalistas de Pétain. Concluida la Segunda Guerra Mundial, Le Corbusier se esforzó por borrar las huellas de su ignominioso apoyo. Y celebrado por buena parte de la intelectualidad y la izquierda francesas, logró esconder su pasado, que se empequeñeció frente a su genialidad. Mientras, en una vivienda burguesa de París, se aislaba la fuerza de la alumna a quien acabaría arrebatando la autoría de alguna de sus obras. A Kathleen Eileen Moray, aristócrata irlandesa y educada en colegios alemanes e ingleses, su madre le cambió el apellido al heredar un título de nobleza. Fue una joven pudorosa a la que no le gustaba alternar en los ambientes creativos, pero viajaba por todo el mundo buscando el latido del arte, fuera entre artesanas marroquíes del tejido o maestros japoneses de la laca. Sus muebles triunfaban entre una reducidísima elite parisina ?tenía una exclusiva galería en París; Jean Désert, la bautizó?. Dicen que el arquitecto rumano Jean Badovici la engatusó y juntos construyeron su nido de pasión en la Costa Azul, donde Le Corbusier los visitaba a menudo. Pero, igual que no sería hasta años después de su muerte, en 1976, cuando sus diseños empezaran a ser reconocidos, la autoría de su magnum opus, la casa E-1027, le fue atribuida a Le Corbusier (sin desmentido alguno por su parte). Cuando la pareja Gray-Badovici se rompió, abandonaron sus muros, Le Corbusier campó a sus anchas en la envidiada vivienda donde, completamente desnudo, empezó a pintar unos murales eróticos en las vidrieras que repugnarían a Grey y los consideraría como un acto vandálico. Sus creaciones se siguen editando con éxito y forman parte de las colecciones del Victoria & Albert o el MoMA. Y la fascinante casa E-1027 ha reabierto sus puertas con el alma desplegada de Gray y la patada de Le Corbusier. Subasta pop / Miguel Bosé A comienzos del próximo mes de diciembre Christie?s subastará en París dos cuadros que Andy Warhol regaló a su amigo Miguel Bosé por un cumpleaños, en aquellos años 80 donde todo era posible. Puede que aquellas palabras de Oscar Wilde que afirman que ?los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores?, se conviertan en dogma liberal. O tal vez es que además de quemar etapas haya que ir soltando lastres, aunque sean Warhols. Los tiempos cambian / Bob Dylan

El hombre que compuso Knockin? on heaven?s door con su ?Mamá, deja mis pistolas en el suelo, ya no puedo dispararlas más?, un icono de la paz, ha solicitado vigilantes armados de incógnito entre el público en sus dos conciertos esta semana en Bolonia. La acústica de la sala Bataclan amplifica la barbarie de las balas. El miedo es libre, pero Dylan, uno de los más grandes poetas de la música, puede cantar no tanto que los tiempos cambian sino cómo nos cambian. Nueva identidad / Rania de Jordania El yihadismo, o el islamofascismo, como ya le denominan algunos teóricos, y sus repercusiones en Europa centrará la visita de Abdalah de Jordania y Rania, una de las monarcas mediáticas que más ha alterado su guión en los últimos años. De las alfombras rojas a las manifestaciones contra el radicalismo, de los desfiles a las visitas como la que realizará al centro de biología molecular Miguel Servet. Aunque es probable que lo que más interese sea el modelo elegido. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
21 de noviembre de 2015
Blogs de autor

El hueco de la identidad

En situaciones límite decimos que ?nos agarramos a un clavo ardiendo?. Es una imagen terrible: hierro que bulle, y aun así es el único resorte capaz de contener nuestra desesperación. Igual de terrible que colgarse de una cornisa, embarazada, para escapar de los kaláshnikov, como la joven parisina que consiguió, gracias a otro héroe sin nombre, salvarse de la matanza de Estado Islámico en el Bataclan, cuyo onomatopéyico nombre es más difícil de pronunciar una vez arrasado por la tragedia. ¿Qué podríamos sentir usted o yo en esa situación, con las manos agrietadas, aguantando todo el peso del cuerpo que en cualquier momento puede caer a plomo en el asfalto? ¿De dónde sacaríamos fuerzas de flaqueza? ¿Pensaríamos en los que queremos o en la manera de saltar sin despedazarnos? ¿Rezaríamos? ¿Nos convenceríamos de que podemos salir de esa apelando al pensamiento positivo cuando han volado ya los zapatos? En la congoja, azuzada por la halitosis del peligro, la escapatoria es lugar remoto. A menudo no hay salida, pero el conmovedor instinto de supervivencia olfatea una rendija de vida. En el fatal atentado fascista-islamista de París sólo nos reconfortan los ejemplos de hombres y mujeres que se tendieron la mano, incluso que se amaron hasta el último aliento, como Ángela Reina, la española que permaneció junto al cuerpo inerte de su marido, Alberto. ?Nos tumbamos, y yo puse mi cabeza encima de su pecho?. Según una bella idea de María Zambrano: en el interior de la vida hay un hueco que es sólo nuestro, de cada uno. Pero cuando avanzas en el filo de la vida, sientes perderlo. Los de los ?de momento? 129 muertos en París son huecos de vida arrebatada por la barbarie, y exhiben de manera sangrante lo que el filósofo Zizek denomina la grieta insostenible ?entre liberales anémicos y fundamentalistas apasionados? en Islam y modernidad (Herder), una lectura muy recomendable. Nunca el ser humano había estado tan pendiente de su mismidad. Según publicaba The New York Times hace unos días, el año 2015 será el de la identidad. Desde aquella mujer blanca que vive como negra porque se siente espiritualmente como tal, que tanta polémica levantó en EE.UU. este verano, hasta la más famosa de las transexuales, hoy mujer: Caitlyn Jenner, en su vida anterior Bruce. Pero al otro lado, más oculto, están esos jóvenes aburridos que un día deciden arriesgar y chatearse con integristas islámicos por Facebook. Ellas cambian el flequillo y los pendientes por el burka, ellos aprenden a manejar armas y explosivos, bien lejos del abrigo de la cultura. No sé si se interrogaron sobre el clavo ardiendo al que se agarraban, pero lo peor es que nosotros no lo hicimos. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
18 de noviembre de 2015
Blogs de autor

De Rajoy bailando a Village People a Jesús de Zerolo

No hay nada como una boda gay para soltar los demonios. Un paraíso habitado por la alegría de camisa abierta y caderas excitadas. Es asombrosa esa iconografía festiva con la que rinden tributo a lo hortera consiguiendo revertirlo. Porque ante todo prevalece el amor universal que descorchan cuando están en su salsa, borrando siglos de crueles persecuciones, de estigmas, de bullying, de baladas de la cárcel de Reading? De hipocresía y silencio. Por supuesto que persiste un sambenito del gay divertido, igual que les ocurre a los andaluces: como si se levantaran de la cama con la guitarra y los lunares puestos. Homosexuales taciturnos, melancólicos o aburridos los ha habido y los habrá siempre, como sevillanos deprimidos. Pero la gozosa desinhibición gay a menudo rompe muros de contención, y se contagia. Bien lo sabía Miquel Iceta cuando protagonizó el momento más Priscilla, reina del desierto de la campaña catalana haciendo temblar el entarimado con Don´t stop me now, de Queen. Me confesó que le entró el subidón. Que se dejó ir, con la rumba suficiente en el cuerpo para no poder dejar de moverse, sorprendiendo a un Pedro Sánchez cuya transgresión frente a las cámaras incluye algún gin-tonic y poco más. ?El listón está tan bajo que te sacan bailando en un mitin y haces el momento estelar de lacampaña?, comentaban en las redes. Nadie discute que el matrimonio gay, gracias al gobierno de Zapatero, es una realidad consumada, y un modelo de éxito que está siendo copiado en todo el mundo, barriendo un espantoso ridículo que ha confundido el amor con los pantalones y la dignidad humana con la identidad sexual. Hace unos días me encontré con Jesús, el viudo de Pedro Zerolo, y lo recordamos de la manera que se hace con aquellos que pasaron cerca de nosotros como un ángel. Al despedirnos me dio su teléfono: ?Jesús de Zerolo?, me dijo. Así se escribe la historia en minúsculas. Y luego están las escenificaciones. Que a veces resultan imprescindibles para exorcizar fantasmas recalcitrantes. Como el alegato de la historia del movimiento gay que por fin ha hecho suyo el PP, y su presidente, Mariano Rajoy, en la boda de Javier Maroto. Una nueva etapa. Un callar bocas. Un puñado de votos. Muchos hemos sido los ciudadanos que no hemos dejado de lamentar cuántas fatigas nos hubiéramos ahorrado si Javier Maroto y su ya marido se hubieran casado antes. Si hubieran anticipado unos años su fiesta eurovisiva, enfebrecida con el Building bridges, de Conchita Wurst, los clásicos de ABBA, e incluso el La, la, la, de la Masielona; la demostración de una realidad por fin aceptada por la derecha mainstream. Que en los medios sigan apareciendo listados de políticos gays, indica que aún hablamos de excepción. Pero su visibilidad, la tan manida salida del armario, ha conseguido su efecto benefactor. El último es Eric Fanning, homosexual declarado que ha sido nombrado por Obama como jefe del Ejército de Tierra de los EEUU; ahí es nada. La política no debería dimitir de estos compromisos pendientes con la sociedad. Aunque en el caso de las lesbianas los armarios siguen llenos. ?Cada cual debe manifestarse como es. Y si está normalizado que, directa o indirectamente, las mujeres y hombres que se dedican a la política se manifiesten como heterosexuales, igual derecho tenemos los homosexuales, transexuales y bisexuales?, sostenía Zerolo. La ovación cerrada al matrimonio, y a la realidad homosexual, en la España de hoy se debe al activismo de hombres y mujeres resistentes a los prejuicios y a favor de la igualdad en todas sus variantes. Como Pedro Zerolo, pionero en la lucha, que sonreiría con su bondad universal al ver a Rajoy bailando la conga con el YMCA, de Village People. (Icon)

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2015
Blogs de autor

?La vie en noir?

No puedo dejar de mirar la portada de la última novela de Michel Houellebecq, que aún tengo entre los libros de la mesilla de noche, Sumisión, una de las lecturas de verano coincidentes entre nuestros políticos. La torre Eiffel se estampa sobre el azul con un golpe de atardecer, y en él refulgen, recortadas en amarillo, la luna creciente y la estrella, que en el islam significan soberanía, nobleza, victoria y divinidad. Su publicación coincidió con el atentado contra Charlie Hebdo, por lo que el escritor suspendió la promoción y desapareció: todo tan rocambolesco como el personaje y su obra. Regresó para llorar a su amigo Bernard Maris, fallecido a manos de los extremistas islámicos que quisieron quebrar los lápices de la libertad, los mismos con los que sí se dibujan chistes sobre el Papa o el Dalái Lama. ?No tomo partido, no defiendo ningún régimen. Deniego toda responsabilidad. He acelerado la historia, pero no puedo decir que sea una provocación, porque no digo cosas que considere falsas sólo para poner nerviosos a los demás?, anunció el escritor en su reaparición. Su política ficción corta el aire: el laicismo acaba escurriéndose por los desagües del nuevo orden establecido. En la Universidad Islámica de París-Sorbona, los profesores, mejor pagados que nunca, pasean felices su nuevo estatus de polígamos, y las estudiantes, cubiertas con velos blancos avanzan por el claustro en corrillos, de tres en tres, entregadas a las proclamas de sus ayatolás: ?La cumbre de la felicidad humana reside en la sumisión más absoluta?. La noche del pasado viernes, la torre Eiffel lucía a destiempo sus paillettes. París ensangrentado. En el Estadio de Francia, en el barrio bohemio y trendy de la República, iban cayendo los cadáveres al grito de ?Alá es el más grande?. En el Bataclan, en medio de un concierto, mudando risas y acordes en cenizas. Terrorismo real igual que en las series, como un acto de destrucción real y simbólica. Tocan París y nos tocan a cada uno de nosotros. Porque de la ciudad de la luce penden valores que el imaginario colectivo ha relamido en todas sus variantes. La enciclopedia y el chic. El pollo asado del café Flore, con sus mesas existencialistas. Monet, Piaf, Proust, Chanel, Truffaut o Mitterrand. Los salones del XVIII y de los mayos de los estudiantes. El moho de la librería Shakespeare & Co, las maisons de la Avenue Montaigne, los terciopelos rojos del café Coste, los tesoros de Les Puces, los besos enroscados de Rodin, los afiches del Olympia, las pelucas platino de las chicas del Crazy Horse. Son los franceses y las francesas con su baguette, su periódico y sus lilas, acostándose bajo el toque de queda en pleno siglo XXI. Con el grito ahogado de la libertad. Contra la sumisión a la barbarie. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
16 de noviembre de 2015
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.